Wednesday, September 08, 2004

Terenci Moix, Guerra de Iraq, Lisboa

Mujer al volante, peligro constante
Estoy muy triste: se ha muesto Terenci Moix y en verdad me siento afectada. A mí me caía cojonudamente Terenci Moix, su libro "No digas que fue un sueño" me sulfuró en su día y "Chulas y famosas" es uno de esos ejemplares de cabecera que cojo de vez en cuando cuando no sé qué leer pero tengo ganas de hacerlo mientras realizo mis deposiciones sentada cómodamente en el retrete. Además de eso era gran admiradora de su filosofía de vida y me encantaba el toque intrascendente y superficial que tenían sus charlas con Boris Izaguirre en las tertulias de la Ser (esa mierda) Hace relativamente poco ví, además, un reportaje sobre la casa de Terenci en un suplemento dominical de estos, y su casa me dejó pati-difusa, era todo como "hola, soy mitómano" Y tenía colecciones enteras de Don Mikis y kilos de iconografía Disney, lo cual me encanta. Y había unas fotos de él con un gato de angora de esos que dicen "hola, soy decorativo" delante de un par de fotogramas gigantes de Bette Davis (hola, soy la loba) y de Greta Garbo (hola, soy frígida) Jolín. Me da pena de verdad, porque cuando se murió Cela pues mira, aunque la Colmena me encanta y el título lo haya añadido a mi vocabulario para definir situaciones de estas del tipo de "pues Javi sale con Marta que resulta que es la hermana del compañero de piso de la ex del mejor amigo de Javi" digo que aunque me guste la Colmena me dió igual que se muriese el nobel. No me malinterpretéis, me parecía genial que existiese un personaje como Cela (ahora hablo del personaje, no del escritor) porque ese tipo de seres tienen que exisitir, como... no sé... como Luis María Ansón, por ejemplo, tiene que haber uno. Bueno, Luis María Ansón no, pero Cela sí, que era muy divertido tener un nobel que absorviese agua por el culo, pero me dio igual que se muriese por estar casado con esa petarda de Marina Castaño (desconsolada viuda) (hizo muy bien, ¡qué carajo!) y porque me la renfanfinfaba, en resumen. Pero Terenci no. Terenci era cercano, era real, era próximo, y sabía que tenía un cáncer de pulmón de la hostia y que estaba ya en las últimas, pero... vamos, que no me puedo creer que se haya muerto, como me pasó con Lady Di, que no concibo que los seres del papel couché tengan una vida limitada.
Bueno, y la guerra sigue... yo la sigo por
HIPERV
NCULO "http://www.lapaginadefinitiva.com/"
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y así estoy, entretenidísima con su desarrollo y observando cómo ya empiezan a notarse los signos de agotamiento, no de los moros, sino de la gente que está un poco hasta el culo de tanta guerra y quiere más crónica de sucesos.
Esta semana me enteré de que al final de la serie, los gnomos David y Lisa morían. Se convertían en árboles florecidos y el zorro se iba con una zorra. Al parecer estaban muy mayores y les había llegado ya la hora de morir porque el estado gnomil no mantiene a manos inútiles, así que se iban al gran bosque nosequé y allí se convertían en cerezos en flor (ahorrándose de paso el ritual del día de difuntos sus hijos) No puedo creerlo... la serie grabada en cintas "beta" -¿recordáis, nostálgicos de los soportes muertos?- la enciclopedia de los gnomos con todas sus recetas para teñir mis paños de cocina con una infusión de bayas de saúco y... ¡David y Lisa muertos y yo en la inopia!
Ra ha estado en Lisboa
Entre unas muertes y otras me había olvidado de hablar de mi fin de semana lisboeta: no he visto a María de Medeiros, que por momentos me parece la más bella entre las lánguidas o la más fea entre las inquietantes. En Lisboa Lisboa he estado lo justo para que me entren muchísimas ganas de volver, ya con más tiempo y mejor tiempo y más libertad. Pasábamos justo por la zona del puerto y yo me fijé en cómo los paneles estaban todos pintados en plan arco iris y tal, y luego me enteré de que allí justo estaba la primera discoteca gay de Lisboa, abierta hacía poquitos años y que aún generaba muchísima controversia en la conservadora sociedad portuguesa. Pos vale. Lo que sí me ha encantado ha sido Sintra, un pueblecito al norte de la capital que es como preciosísimo, como de cuento pero mucho mejor porque las paredes de muchas de sus villas están desconchadas y eso le hace ser "auténtico" (¡cómo odio este adjetivo!) Está todo colgando en una pendiente y rodeado de naturaleza semi-salvaje, la carretera es casi tan serpenteante como las de mi aldea, y entre la maleza van apareciendo casitas, villas de esas que huelen a nobleza exiliada a leguas (es que fue el patio de recreo de los monarcas portugueses hasta que les dieron una patada en el culo, allá por las primeras décadas del siglo XX) Yo me corrí toda trotando por las callejuelas empinadas pintadas de colores, las escaleras bordeadas de azulejos, bajo las sábanas tendidas que... ugh, que me sale la vena de concurso de redacción coca-cola. Vamos, que era todo muy italiano y yo soy casi tan italianófila (o italófila, o italicófila) como francófila, así que encantada de la vida, como Concha Velasco. Tenemos que ir más a Portugal, el pobre, tan ignorado y relegado a portuguesas bigotudas y Saramago, y vas y cualquier pueblucho de mierda tiene algo hermoso y sorprendente. Como pasa en casi toda Europa, por otra parte.
Ya es primavera en la aldea de Ra, y me he pasado la tarde tomando el sol sobre la manta mexicana mientras a mi alrededor los abejorros zumbaban en torno a la flor del repollo. Que el repollo, además de tener ese nombre tan genial, "repollo" es una de mis plantas favoritas últimamente, porque tiene una pequeña flor olorosa y amarilla y porque hay que ver qué curioso efecto producen las gotas de la lluvia sobre sus hojas grandes y arrugadas como penes sin circuncidar. Ahora me ha cogido el frío y se me ha inflamado no se qué en la garganta, lo que sea que se tiene ahí además de anginas y otras cosas. Mientras estaba tirada en la hierba he pensado qué idea podrían formarse de mí arqueólogos del futuro si mi hogar quedase sepultado bajo las cenizas del Vesubio (o, en su defecto, las del monte que tengo delante convertido de pronto en una gigantesca chimenea) Y he llegado a la conclusión de que sí me gustaría lo que pensasen porque hay muchos y muy variados libros, entre ellos mis libros preferidos en el mundo entero no por su contenido sino por su continente, por la edición, vamos: cuatro volúmenes de obras de Shakespeare del año 1880no se qué. Son azules y con las letras en moldes dorados, tremendas, súpergóticas, e ilustrados con unos grabados alemanes que para mí eran el culmen de la elegancia y del estilo cuando tenía trece años y descubrí los susodichos libros. Pero por otra parte creo que no me gustarían sus conclusiones porque mi casa está fatal decorada, excepto el despacho que mola porque parece sacado de una película de Basil Rathbone. Así que cuando se muera mi padre creo que voy a darle una revisión a la decoración, sobre todo a algunos cuadros del salón que son realmente horribles. Bueno, lo que le pasa a todas mis casas (dios, esto suena tremendamente terrateniente) es que no están decoradas siguiendo ningún plan, nada del estilo de "minimalista" o "provenzal" o "dadá" Más bien se reduce a una acumulación de muebles sin ton ni son sacados de otras viviendas anteriores, todo sin orden ni concierto, todo muy desordenado y caótico. Que sí, que el mix está de moda y tal, pero no cuando has vivido los primeros noventa. La verdad es que para mí, que soy una aburguesada, una retrógrada y una inculta, no hay nada que docore mejor una pared que una estantería llena de libros: para mí es el culmen de la funcionalidad y el estilo, oyes. Mi cuarto, por ejemplo, me parece horrible: los muebles de cuando era pequeña, una colección de botellas de whiskey en una esquina, una pared pintada de azul, otra con un trampantojo hecho por mí misma en el 99 y que representa unas puertas que se abren a una especie de salón multicolor y a una ventana a un bosque... todo muy infantil y tremendamente cutre. Pero no tengo ánimo ni ganas para cambiarlo. Hubo un tiempo en el que en mi casa se compraban todos los meses la "Mi casa" (precisamente), la "Nuevo estilo" y "El mueble" y cosas así. Yo entonces era aficionadísima a los planos de viviendas y tenía una verdadera obsesión por dibujar mi casa ideal, mi mansión perfecta, mi entorno soñado. Aún no se me ha ocurrido cuál pude ser ese. Desde luego algo muy lejos de la casa de Calvin Klein.
Se acerca ya la semana santa, con sus procesiones de capirotes, con lo que me encanta toda esa manifestación pagana y brillante, toda esa gigantesca puesta en escana, la teatralidad, la saeta... me lo paso pipa siguiendo las procesiones andaluzas por la tele y asistiendo a las que puedo en directo. Y además estoy contenta porque viene Gabbo; el talentoso, el insidioso, el desquiciante, el querido Billie Delacroix.
Información en pildorillas:
Una de mis compañeritas de piso se trae una cinta pura preadolescencia: "A dos milímetros escasos de tu boca" De, sí señor, littlebab, Jesús Vázquez. A raíz del éxito de "Hablando se entiende la basca" (hoy en día sería "Hablando se entiende la peña") el pupilo de "La 5ª marcha" grabó un disco de canciones originales que contiene temazos como la citada "A dos milímetros escasos de tu boca" (siento que va a suceder) o "Robinsón" (Robinsón, Robinsón, eres el nuevo Robinsón" Jo, recuerdo que en "Hablando se entiende la basca" hicieron un concurso de poemas dedicados a su flamante presentador. Las cinco púberes ganadoras recibían como premio por sus arias una cena con, como no, Jesús Vázquez. Las imágenes de la cena fueron emitidas posteriormente en el programa, y recuerdo que Jesús, siempre tan encantador, tan "voy a hacer que te sientas bien a mi lado", el que se merece una medalla por aguantar a Pocholo y a Paulina Rubio en la misma semana, tuvo el detallazo de llamar por teléfono a una de las ganadoras a la que su padre –horror- no había permitido asistir. Pienso en lo ridículo que debió sentirse tal progenitor al descubrir, años después, que Jesús Vázquez era gay y que no debía temer que el virgo de su niña (una inspirada poetisa) fuese profanado por la estrella mediática. Lo que es la vida, sí señor. "Sí señor, efectos espesiales, yeah yeah yeah..." qué súper-recuerdos.
Medio mundo pendiente de ver cómo tiran "la estatua". Yo en pleno derroche hormonal pegada a tele 5 como una gilipollas siguiendo con el aliento retenido el discurso de un amigo de José Couso, discurso ahogado por los sollozos y apoyado a voces de "¡bravo compañero!"
Conozco en un bar a otro humano que aprecia a Jardiel Poncela: -He leído "7 corazones con freno y marcha atrás" y "¡Espérame en Siberia, vida mía!"- -Son cuatro, en realidad- corrige Ra, en éxtasis ante la posibilidad de volcar su pasión nº1 a alguien que tiene idea de qué está hablando.
Hay que ver qué manos más feas tiene Sarah Jessica Parker. Horribles horribles.

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