Monday, December 22, 2014

La lista de las listas de lo mejor y lo peor del año


Amamos las listas de resumen del año. Presentan de forma ordenada y concisa todo lo importante que ha ocurrido en los últimos doce meses, funcionan como un recordatorio de los hechos históricos que ya habíamos olvidado y cuando compilan los logros culturales nos recuerdan todo lo que nos hemos perdido y con los que deberíamos habernos puesto al día. Y, sobre todo e imprescindible en el mundo de hoy, pueden disfrutarse sin prestarles del todo nuestra atención.
Odiamos las listas de resumen del año. Aparecen las mismas cosas una y otra vez, nos crean una ansiedad estúpida por no haber  leído/visto/escuchado lo que se supone que es lo mejor del año en vez de escuchar nuestros propios gustos, acentúan en el gregarismo en detrimento de la independencia y están vendidas a las grandes corporaciones editoriales que sólo recomiendan cosas pertenecientes a su misma empresa.
Para los que las detestan y para los que las adoran, traemos un compendio de lo mejor de las listas de 2014. En formato lista, naturalmente.

Emulando el póster de “El Gran Hotel Budapest”, este gráfico tan decorativo como informativo invita a ser estudiado con lupa  para localizar a las personas y acontecimientos que protagonizaron el año, como Matthew McConaughey, Malala, el referendum escocés o la crisis del Ébola.

Ideas tan brillantemente horribles como la camiseta de Zara que recordaba a un uniforme de prisionero de campo de concentración nazi o la iniciativa de prohibir la eyaculación femenina en el porno británico.

Con galardones como el peor final de serie para “True Blood” y el todavía-peor-final para “Cómo conocí a vuestra madre”, y un premio ex aequo a la mejor interpretación llevada a cabo por una mascota.

Por supuesto, aparecen muchas obras representativas del típico feísmo del heavy metal, pero también una portada del muy respetado y esteticista Leonard Cohen. Pero como que sigan existiendo discos con sus portadas nos parece un milagro, bienvenidas sean todas.

Básicamente todos los escándalos que nos hicieron vibrar y apasionarnos  en los últimos meses: Bryan Singer acusado de abusos sexuales, la película “The Interview” desatando los sonyleaks o Solange atacando a Jay Z en un ascensor.

Además de las consabidas listas de películas, series y  libros, incluye otras como la de los mejores hashtags para iniciar una conversación, un top 10 peleas (liderado por Katy Perry contra Taylor Sifwt contra Diplo contra Lorde) y el insólito y adorable top de las mejores nuevas especies del año, donde una nueva seta, un nuevo delfín o una nueva especie de rana nos saludan felices sabiéndose protagonistas de 2014.

Resumimos: lideran los créditos de “The Affair”, y como el fondo musical es de Fiona Apple no tenemos nada que objetar.

Su selección jamás se parece a la de ningún otro, y por eso la amamos. Este año incluye un documental sobre la desaparición de un niño “tan bueno como Capturing the Friedmans”, se regocija en que su escritor favorito sea ahora también una estrella de cine en “El secuestro de Michel Houellebeqc” y sitúa en lo más alto “Maps to the stars” de David Cronenberg, con el impepinable “Amo esta película más que a mi propio bigote”.

Como no existe todavía en España un director cuya opinión sea más relevante, su selección cinematográfica anual sigue figurando en nuestra libreta de cosas a analizar: Esta año aparecen Magical Girl e Ida y aplaudimos que incluya, así a lo bruto, en sus actrices favoritas del año a “todas las de Carmina y Amén”. 

Con categorías como “Momento más Nicolas Cage del año” o “Es como True Detective, pero…” y un listado de “películas con la droga con las que deberías verlas” tenemos que mencionarle obligatoriamente.

Cuesta imaginar una lista más pegada a la realidad de la que El Pueblo habla. ¿Y qué figura en ella? Un batiburrillo de cosas tan heterogéneo como nuestras timelines: el Ice Bucket Challenge, el conflicto de Gaza y multitud de niños a niños de todo el mundo cantando Frozen (y jóvenes cantando Happy). Un nuevo ejemplo de cómo la cotidianeidad más absoluta, montada con una música adecuada, puede conseguir sobrecogerte.

Por ejemplo, que la película de terror con más capacidad de convertirse en un clásico futuro sea The Babadook, que en realidad no es una película de terror en absoluto, o que sólo nos hayamos dado cuenta de cuán grande es el pene de Ben Affleck al verlo en Perdida.  

Referencias de Beyonce a lo que ocurrió en el ascensor entre lo bueno y hombres presumiendo de su potencia sexual entre lo malo.

Hemos llegado ya a este punto de la cultura popular en el que los tráilers de las películas son mucho más comentados, analizado y alabados que las películas mismas. En 2014 vibramos con los de Mad Max, Jurassic Park o el recién llegado de la esperadísima y ya quemadísima Star Wars. Ay, si las películas estuviesen al nivel de sus presentaciones.




Friday, December 05, 2014

Tributito bloguero

Todo el mundo le ama y no puedo entender por qué: Channing Tatum

Todo el mundo le detesta y puedo entender por qué perfectamente, pero a mí me encanta: Víctor Sandoval

Y ya está, esa es la noticia.

Wednesday, September 24, 2014

Por qué amo Las chicas Gilmore

En estos días el mundo se ha paralizado (el mundo que importa, o sea, Vulture, Hollywood reporter, Buzfeed y menudencias así) con la noticia de que van a colgar Las chicas Gilmore en Netflix. Yo me he paralizado también aunque ni me vaya ni me venga, no por tener acceso a Netflix, sino por la avalancha de artículos sobre los mejores capítulos de Gilmore Girls, encuestas sobre el mejor novio de Rory Gilmore (Jess o Logan siempre empatan, el pobre Dean queda de último), rankings con el mejor pelo de Rory, las mejores citas de Lorelai Gilmore, 88 señales de que estás obsesionada con Las chicas Gilmore... y aquí viene mi humilde granito de arena al ruido y la confusión: los motivos de por qué amo Las Chicas Gilmore y por qué es, sin duda, una de las series de mi vida.
- Porque se habla de libros. Mucho. Pero no sólo hay referencias por todas partes y fotogramas de Rory leyendo a Sylvia Plath mientras espera el autobús. Los laaargos listados de las obras que se mencionan en la serie y el Rory Gilmore book list challenge son sobradamente conocidos, pero también es importante ver que esas referencias son algo más que un name dropping (y claro, lo son): 
- Típico de los tíos, veneran a Kerouac y a Bukowski pero se mueren si tienen que leer a Jane Austen.
- Eh, yo he leído a Jane Austen. Y creo que Bukowski le habría caído bien. 
Bra-vo
- Por esos diálogos endiablados a la velocidad del rayo que recogen la herencia de la mejor screwball comedy. La seña de identidad que todo el mundo menciona al hablar de la serie es uno de sus puntos más enganchantes. La hace ágil, rápida, llena de matices y consigue que puedas ver el mismo capítulo infinitas veces sin cansarte de las escenas. Aunque yo, la verdad, soy como un niño viendo la misma película de Disney una y otra vez ante el desquiciamiento de sus torturados padres, y veo los mismos capítulos de las Gilmore una y otra vez sin notar cansancio ni aburrimiento.
- Porque presenta a una mujer gorda cuyo conflicto, drama, línea argumental, no gira en torno a estar gorda. Y tampoco se recurre a ella como una -puagh- "gordita feliz". Sookie es despistada, desquiciante en ocasiones, divertida y errática, y jamás se menciona como un problema su peso. Simplemente no se menciona, es una circunstancia más en su vida de cocinera fantástica. Además está interpretada por Melissa McCarthy antes de que se cagase encima en Bridesmaids y todo el mundo descubriese lo genial que era. 
- Porque sale comida todo el rato. Sí, la forma de comer de Lorelai y Rory es irreal y roza la bulimia ladydidesca, pero jo. Es ver una escena y morirnos por La casa de las tortitas de Al, las hamburguesas, los tacos, la pizza, las palomitas multisabores, y que nos muramos hasta por estar tan obsesionados por el café como sus protagonistas.
- Porque da ganas de estudiar. De saber, de leer, de ser nerdy, chapona, de leer "Por el camino de Swann" y de ir a clases que estimulan tu intelecto y te hacen exclamar "¡Viva el fatalismo!".
- ... pero no demoniza que lo que te apetezca sea pendonear por ahí y no pasarte la vida estudiando. Lo importante es tener claro lo que quieres e ir a por ello. Tu sueño puede ser heredar la cafetería de tu padre y tener un precioso y humilde local, sin ganas de seguir creciendo ni convertirte en un Starbucks. Puedes ser feliz siendo camarero. Puedes ser feliz siendo lo que todo el mundo en Yale consideraría un loser de manual.
- Por el baile de referencias que hace que necesites google al lado para entender la mitad. No te toma por tonto y le da igual si lo entiendes o no: "Ha sido una pelea dura de verdad. No como Nick y Nora, como Sid y Nancy" (vale, esta es fácil de pillar).
- Porque habla de dinero, de ricos y pobres, de status social, y de valores no sujetos a la situación económica en una sociedad eminentemente materialista como la americana. Lorelai consigue una buena posición social, pero es gracias a su trabajo desde cero, no por herencia y contactos familiares (lo cual en realidad es una forma muy americana de ver la vida: esfuérzate, sigue y lo conseguirás), pero pese a ello hay cosas que nunca habría podido conseguir de no ser por la fortuna de sus padres. Que Rory fuese a Chilton y luego a Yale, por ejemplo. Es una visión realista de la importancia de la fortuna y en este sentido es muy reveladora la discusión entre Logan y Rory cuando él le dice a ella: "Tú eres una de nosotros".
- Porque la gran trama de Lorelai, más allá de eso tan etéreo de "encontrar el amor", es conseguir su sueño laboral: abrir su propio hotel. Igual que la de Rory no es decidir entre Dean y Jess o entre Dean y Logan o entre Logan y Jess, es conseguir ir a Harvard (aunque puede cambiarse por el camino) y convertirse en una buena periodista.
- Porque da muchas ganas de beber: se habla siempre elogiosamente del long island iced tea y los margaritas. Se habla del alcohol como fuente de alegría, que lo es.
- Porque las Gilmore hacen un muñeco de nieve que se parece a Björk.
- Porque es una serie feminista, pues claro que sí. Llena de personajes femeninos que buscan encontrar su lugar en el mundo no en base a las parejas que eligen ni a cómo les ven los demás (amigos, familia, amantes). Que (a lo adulto) saben de lo importante de la independencia económica y que (a lo adolescente) no hay que ser esa chica que se queda un viernes por la noche en casa esperando a que su novio la llame.
- Porque la heroína, role model y ejemplo a seguir de Rory Gilmore es Christiane Amanpour.
- Por capítulos (casi todos de la segunda y la tercera temporada) como el del 16 cumpleaños de Rory; "El regreso de Christopher"; en el que Emily va a Stars Hollow y Rory le enseña la cabaña del hotel en el que vivían su madre y ella cuando ella era pequeña; el del viaje a Harvard; "Like mother, like daughter" (tal vez mi favorito); "Nick y Nora/Sid y Nancy"; el de la representación de Romeo y Julieta "Escapa pequeñín", o sea, "Run away, little boy"; "There's the rub", o sea, "Ahí está el problema"; "La graduación de Lorelai" en el que Rory se encuentra con Jess en Nueva York y se toman one (perrito caliente) with all on it; el de la boda de Sookie, último de la segunda temporada; el del maratón de baile -"They shoot the Gilmores, don't they?"; en el que Paris se entera de que no va a ir a Harvard, "The Big one"; el de la graduación de Rory en Chilton, último de la tercera temporada; el de la boda de Liz y Tj por la escena del baile, "Last week fights, this week tights"; el de la pelea postreconciliación con los abuelos -"Friday night's alright for fighting"-. Y paro, que esto empieza a parecer un resumen de Friends.
- Porque te dice que no pasa nada si no eres un animal social que prefiere sentarse solo en una mesa y leer. Que no pasa nada si eres un poco solitario, un poco rarito, tímido o borde, como Luke.
- Por el momento en el que Lorelai imita a Dean.
- Por Luke, un hombre capaz de llevar una gorra para atrás de un modo elegante y un personaje que absolutamente todo el mundo adora.
- Porque en el primer beso de Lane se escucha a Nirvana, y no resulta ridículo ni forzado ni manido.
- Porque Stars Hollow y Las chicas Gilmore son un lugar feliz. Irreal, idílico, alejado de fantasmas como el paro, el racismo, la violencia, y a veces necesitamos lugares así.
- Porque tiene una de las mejores líneas argumentales amorosas Rory-Dean-llegada de Jess poniéndolo todo patas arriba, capaz de emocionarte cada vez como si tuvieses doce años.
- Por el amago de spin off de Jess Mariano en California.
- Por la evolución el propio Jess, que pasa de cazadora de cuero a americana. Nunca un paso a la madurez se mostró mejor con una prenda de ropa.
- Porque se habla de música constantemente, y suenan Pj Harvey, Ramstein, Yoko Ono, Lane se pide el "Here are the Sonics", suenan Los Ramones, el Wedding bell blues, I will always love you pero la de Dolly Parton, I can't get Started de Ella Fitzgerald y Suffragette city de David Bowie.
- Porque Lane descubre que su rollo, su cosa, su historia en este mundo es ser batería. Aunque luego le pase lo que le pasa.
- Porque Emily Gilmore se emborracha y lee "The crimson petal and the white" y se lo regala entusiasmada a Lorelai diciendo "¡Léelo, trata de una prostituta victoriana que asciende socialmente y conoce a personas muy interesantes!"
- Porque ha creado un lenguaje de referencias propio que sus fans explotan con fruición: culs de sac, Oy with the poodles already!...
- Porque Sherry, la nueva novia de Christopher, es idéntica a Letizia Ortiz. Y no sólo físicamente.
- Por las escenas previas a los créditos ambientadas en las cenas de los viernes. Una familia hablando, normalmente discutiendo, que pasan de los Kennedy a los pedos. Maravilloso. Camelot ha muerto.
- Porque se habla mucho de series femeninas (nunca curiosamente se habla de series masculinas) como si fuesen de segundo nivel, porque tienen mayoría de personajes con vagina, hablan de sentimientos o hay un mayor énfasis en la vida cotidiana. Tonterías. Hay buenas y malas series, y nunca defenderé que las Gilmore son la mejor de todas, incluso comprenderé a quién diga que no le gusta o no es para él, pero su inteligencia, sentido del humor y la fuerza de la interacción del personaje de Lorelai Gilmore con cualquier otro la ha convertido en una de las series de mi vida, más importante y más significativa para mí que otras que sé a que priori son más relevantes para la historia de la televisión o la historia de la cultura universal.
- Porque genera debates en los que te posicionas y enseñas más de ti de lo que creías en torno a si Logan es bueno para Rory y su vida o no. Guapérrimo, arrogante niño rico que arrastra a Rory lejos de lo que su vida siempre ha significado o más similar a Lorelai de lo que ella misma querría reconocer.
- Porque parece ñoña y cursi y llena de pétalos de rosa y lalalás, pero verla no solo nos enseña que no lo es, sino que no hay nada malo en esas cosas.
-Porque tiene todos esos defectos que no podemos negar, como el ser irregular, tener líneas argumentales (sobre todo las secundarias) absurdas y aburridas, algunos personajes desquiciantes, la falta de planificación que la cuaja de errores (el mismo actor interpretando a varios personajes -Kirk y un fontanero anónimo, Sherilyn Fenn haciendo de madrastras de Jess y exnovia de Luke-, bailes de datos vitales importantes, ¿cuánto dinero tienen realmente los Gilmore?, si Chilton es una escuela tan prestigiosa en la que es tan difícil entrar, ¿qué hacen allí Madeline y Louise, que además al principio superan a Rory con sus notas?), en ocasiones es mojigata del modo asquerosamente puritano (esa alegría de Lorelai cuando se entera de que Rory sigue siendo virgen), está de un modo muy yankee obsesionada con las bodas y los funerales, pero como la amo, la quiero tal y como es y hasta sus defectos me parecen encantadores.
- Porque ver de nuevo, una vez más, Las chicas Gilmore es como regresar a casa.

Monday, September 15, 2014

Brithood

Podría decir muchas cosas sobre Boyhood empleando las palabras "vida" y "tiempo" en infinitas derivaciones, como se hizo el año pasado hablando de Gravity y "la experiencia" (en mayúsculas tendría que estar), pero sólo diré que al final, todo va de conectar emocionalmente con una historia-no historia; yo conecté tanto que me pasé llorando dos horas y media, así que animaré a todo el mundo a verla con este dato que, la verdad, considero irresistible: hay un personaje que irrumpe en la ficción cantando Oops!... I did it again, de Britney Spears, y en esos segundos se hace un hueco para siempre en la historia del cine (y en, demonios, nuestros corazones). Si eso no es tomarle el pulso al signo de los tiempos yo no sé lo que es.

Tuesday, August 26, 2014

Perdida, Jennifer Lawrence y el zeitgeist

Guiada por algunas recomendaciones, por la inercia bestsellera y por la emoción de ver el emocionante tráiler que han montado para la adaptación cinematográfica de David Fincher, me puse a leer Perdida, de Gillian Flynn, y disfruté del enganchamiento de una novela contemporánea como hacía tiempo que no hacía. Tengo que decir que la novela negra no es lo mío -aunque ya sabemos que el gusto por la novela negra se acrecienta con la edad, como el gusto por el oro y el agua con gas-, así que ¡cuidado! ¡espoilers! ¡achtung! ¡se habla de la novela destripándola! sobre todo gocé con la primera parte, antes de que ese giro sorpresivo y cambio en el punto de vista irrumpiese convirtiendo el agudo análisis de las decepciones y amarguras de la vida en pareja en lo que es, lo que siempre quiso ser, y frases como "estará por ahí follándose a esa guarra" me hiciesen arrugar la nariz. 
Así que para mí, a partir del giro, el libro pierde un poco de interés no por el giro en sí, sino porque pasa a ser la historia de una loca tan extrema que provocaba hilaridad, además de la tan manida suspensión de la incredulidad que tienes que hacer para convencerte en ese final. En realidad a mí la parte de novela negra y engaño, aún siendo muy disfrutable, no es lo que me interesa, me interesa la parte de análisis (que al final resulta ser todo un análisis de mentira, pero funciona) de una relación y de la sociedad misma, del momento, de ese entorno de crisis que obliga a los pijos con espíritu bohemio que viven en Brooklyn a tener que volver al pueblo (a la aldea), ese rollo de la prensa en papel que desaparece, eso de perder tu trabajo en el sector terciario tan elaborado y tan alienante a la vez y poner un bar, la cosa más tangible posible capaz de darte la ilusión de que manejas tu destino (como quién pierde su trabajo como arquitecto y abre una tienda de cupcakes), me encanta el detalle de llamarle "El bar" pensando que nadie lo va a pillar pero cuando-tú-vas-yo-vuelvo-de-allí y hasta la ancianita es meta, postmoderna y posttodo y entiende todas las referencias. Y sobre todo gozo cuando la verdadera Amy dice que asistió a la llegada de un modelo de mujer -"la chica enrollada" en la traducción- complaciente y totalmente pegada a las fantasías y deseos de los hombres, que se echa eructos, que disfruta pidiendo pizza y viendo fútbol por la tele, que adora realmente adora el sexo anal, que nunca tiene un reproche, siempre está de buen humor y por supuesto está buenísima. Yo, que adoro los fenotipos -cuanto más rebuscados mejor- y me paso la vida hablando de "la chica limpia" y "el heteruzo", gocé como marrano en un charco con esa descripción, ¡que además se corresponde con Jennifer Lawrence! e implosioné al ver cómo una autora que convierte parte de su experiencia personal (exneoyorquina que tiene que volver a Missouri al perder su trabajo en una revista) ha sabido capturar con antelación el espíritu de su tiempo que se plasmó, tiempo después, en un Oscar no a un papel, ni siquiera a una actriz, sino directamente a un modelo de mujer: divertida, molona, poco puesta, encantadoramente torpe, aparentemente despreocupada de su aspecto o su imagen pero siempre escandalosamente buenísima, la chica que nunca te pondrá mala cara porque llegas tarde sino que más bien se unirá contigo y con tus amigos a un campeonato de bebedores de cerveza, capaz de escupir más lejos que tú etc etc-. Gocé mucho  cuando a continuación Amy-la-loca dice que se sentó a esperar que se produjese el fenómeno inverso: que los hombres empezasen a amar hacer tartas con frosting de colores, se pusiesen a leer las obras completas de Jane Austen y a morrearse entre sí en los bares para calentar a las mujeres, pero eso no ocurrió. Me hace mucha gracia el redundar en el estereotipo de género de forma tan simplona -a los hombres les gustan los deportes y a las mujeres les gusta Jane Austen-, pero todo lo que sea un sistema, aunque venga desde un personaje de ficción que no está muy en sus cabales, yo lo aplaudo y lo admiro.
Por cierto, al terminar Perdida el libro que me puse a leer fue "Emma", de Jane Austen. 

Wednesday, July 09, 2014

Decoración de interiores según Woody Allen: Match Point

Tiene mucho jugo ver esta película con ojos como de Joaquín Torres (por favor, no) porque el ascenso social de su protagonista aparece clarísimo en sus viviendas. El joven instructor de tenis vive en un piso enano y mohoso en el que tiene que tirarse a sus ligues en el sofá cama (a ella, claro, le da igual porque bueno, él es Jonathan Rhys Meyers y si Jonathan Rhys Meyers está interesando en follarte te da igual si lo hace en el baño más sucio de la más sórdida pizzería), y cuando llega a la mansión de los padres de su alumno/amigo, los ojos le hacen chiribitas.


La familia política, con su palco privado, su palacio, su caza, su acento perfecto, son el summa cum laude aspiracional para un arribista profesional como él. En breve tendrá la versión actualizada de las mismas ideas sobre el confort y la vivienda de la clase alta británica.



Un pisarraco (bastante desangelado y con esa mesa que parece de oficina que yo personalmente detesto) con vistas al Támesis y al parlamento, al corazón mismo del orden británico que volaban por los aires en V de Vendetta y que aquí se vuela un poco por los aires a la forma cínica y discreta de Woody Allen, diciendo que es muy cómodo si eres de familia rica creer que cada uno consigue en esta vida lo que se merece (porque eso en cierto modo justifica tu situación privilegiada), pero que muchas veces es algo tan dolorosamente absurdo como la suerte lo que determina tu destino. 

... Justo como le pasa a la desdichada Nola Rice, que empezando por venir ya de una madre alcohólica que las apuntaba a su hermana y a ella a concursos de belleza desde niñas, tiene pocas papeletas para salir triunfante de la vida (algo que discutiría mucho Ayn Rand y que los mediocres emplean muchas veces como excusa -véase Blue Jasmine- pero que esconde más verdad de la que queremos creer) y el destino, ay, el destino, no juega a su favor.

La casa de Nola, diminuta como buen apartamento londinense, es preciosa y muy femenina, hasta está siempre iluminada por una especia de luz rosa, pero no termina de encajar muy bien con el personaje. Está llena de libros, de fotos artísticas, de detallitos cuidadosamente elegidos, y no parece que la porcina, bella y tetuda Scarlett Johansson sea ese tipo de personaje. ¿O sí lo es? Y entonces nos damos cuenta de que no sabemos nada de Nola Rice; quiere ser actriz, está frustrada, tiene una relación complicada con su familia y le gusta darle al frasco. No quiere volver ni loca a su pueblo, pero ¿qué más sabemos de ella? Aparte de que está buenísima y de que todos los hombres que la ven quieren acostarse con ella, claro. Una incógnita, un rollo misterioso de mujer fatal, un conjunto vacío para que cada uno pueda proyectar en ella sus deseos.

Pero una incógnita con muy buen gusto decorativo, en cualquier caso.

Tuesday, July 01, 2014

El Resplandior

La lectura de El Resplandor (que en mi edición sacada de la biblioteca aparece con una maravillosa errata en portada, convertido el título en "El Resplanddor") ha generado una miniobsesión de esas que me dan la vida periódicamente. Desde que lo terminé he vuelto a ver el documental "Habitación 237" (que mira que odio la expresión "ida de olla" porque es muy de crack, pedazo de crack, fiera, figura, fenómeno, pero creo que es lo que pensaría el mismo Kubrick si escuchase algunas de las teorías expuestas ahí), he visto la serie bendecida por el mismo Stephen King, rodada en el mismo hotel del horror que le inspiró la novela, que cuenta entre sus actores con Rebecca De Mornay y, pese a semejantes credenciales, es un horror (¿cómo es posible? ¡nada podía salir mal!) y demuestra que King se equivocó mucho al quejarse la versión libre/manumitida que le hizo Kubrick y que unos animales de setos nunca, nunca, pueden dar miedo.
A la espera de volver a ver por vigésima vez la película (oh, La Sexta 3, cuánto te añoramos), con o sin doblaje (que le da un aire todavía más inquietante, las cosas como son), me recreo en el viejo (qué viejo ya, qué viejos somos) sketch de La hora chanante "Las luces", y vuelvo a hacerme una de las preguntas que más intrigan a la humanidad en el nuevo milenio: ¿Es cierto que el actor que hace de Halloran es Bárbaro, el concursante de La casa de tu vida (siempre recordado en este hogar por el siguiente diálogo con su novia noruega: "Tú calla, que ereh una alcahueta" "¿Qué me has llamado, Bárbaro? ¿cacahueta?")?


Sunday, June 29, 2014

Oh Picadillo

De los millones de libros de cocina que existen, aquellos pocos que se pueden leer por gusto, sin intención de cocinar, son los que siempre se recuerdan. "La cocina práctica" de Picadillo es uno de los más guays y creo que, directamente, uno de los libros de mi vida. Fue escrito por el alcalde de Coruña, gastrónomo profesional de cuando esa palabra era tan moderna y rompedora como "foodie", gordo orgulloso y bonvivant de los de puro y bigotazo, en 1905, y precisamente en su vetusticidad reside su gracia. Aunque alguna recetas e ideas son perfectamente aplicables hoy, mis favoritas son las completamente inútiles, esas que sugieren freír huevos con manteca de cerdo (Picadillo siempre usa manteca, nunca aceite, para horror de la dieta mediterránea), las que empiezan con un "Cómprese un pollo. Desplúmese" o las que tienen entre los ingredientes "Catorce yemas de huevo y dos arrobas de azúcar". Además de las recetas inútiles para nuestra concepción culinaria de hoy, si el libro es tan molón es porque puede leerse casi como una narración, no como un manual. Incluye recetas escritas en verso, recetas de merluza parodiando una esquela, poemas populares, evocaciones de restaurantes que cerraron hace setenta años y cosas tan gustosas de leer como esta, ejemplo perfecto de la cocina sin tonterías y la cocina sin hostias:

Huevos con tomate:
"Esto es lo mejor que se le ocurre a cualquiera pedir de plato de entrada cuando almuerza en un restaurant, a la carta, por supuesto. 
Se fríen los huevos y se bañan con salsa de tomate, que si es de lata sabe, generalmente, a todos los demonios, pero en cambio, si es del tiempo, forma con los huevos un conjunto delicioso". 

Thursday, June 19, 2014

Cosas de coronaciones

- En la segunda elección estilística más importante del día, tanto Anarrosa como Susanna Griso van de blanco. Ni verde (viva el rey de España, color con el que firmaba siempre Marichalar), ni azul pavo real, ni rojo español ni negro de luto ni morado republicano.
- El recorrido de los reyes en Telecinco irá del Congreso de los diputados con Máxim Huerta al Palacio Real con Joaquín Prat Junior. Todo muy simbólico, pero lo que todos nos preguntamos es ¿dónde está el conde Lecquio?
- En Antena 3 han tirado la casa por la ventana montando una infografía de una corona que gira sobre sí misma justo sobre el logotipo de Antena 3. Maravilla.
- Raúl del Pozo: "Lo importante es que hoy en los libros escolares hay un nuevo capítulo, y el procedimiento ha sido absolutamente democrático". Tócate el coño.
- Son las nueve y diez de la mañana y en Antena 3 el faldón reza "Clamor popular ante el recorrido de los nuevos reyes" y de fondo sólo se ven calles vacías con algún policía salpicado aquí y allá.
- 9:39: Colores empolvados para ellas, muy coordinadas, y el Príncipe Feli... el nuevo rey necesita urgentemente el fajín para completar el look.
- Su Majestad y Su Majestad a la vez no, no puede ser.
- Letizia necesita coordinar un gesto con Leonor para que cierre la boca, no sólo las piernas.
- Van todas tan combinadas en tonos pastel (rosa, blanco, azul, crudo) que el traje oscuro de Froilán parece casi una agresión.
- Elena le ha hecho una reverencia a Felipe. Regia, borbona, amante del waka waka, las lágrimas con mocos de las Olimpiadas acuden a nuestra memoria.
- "Mucho diputado y senado haciéndose selfies", acaba de decir Máxim.
- Parece que nos costará mucho decir "El Rey Felipe VI" o "Su Majestad Felipe VI" pero también parecía imposible decir algo que no fuera "Juan Pablo" después de "el Papa" y mirad qué rápido nos hemos acostumbrado a decir no sólo una sino dos cosas diferentes.
- Tengo que decir que el itinerario que seguirá la comitiva, por Alcalá, Gran Vía, la calle Bailén, me flipa y nos hace recordar a todos lo bonito que es Madrid. Mateo Morral lo sabía también.
- Dios, en un momento como el de ahora mismo Facebook se acaba de fastidiar (o se me acaba de fastidiar, no sé si es general). Maldición, mil maldiciones.
- Cuando se habla de la Letizia previa a Felipe, la Letizia periodista, el desparpajo, su ambición, su profesionalidad, tenemos que recordar que tenía una cara completamente diferente. Una persona con una nariz y un mentón y una expresión distinta a todo.
- Pedro Piqueras: "Era una chica muy dispuesta. A veces, demasiado dispuesta". Cómo no, no podía faltar el comentario.
- Y Facebook sigue sin funcionar, privándonos de comentar en compañía ilusoria las caras de Gasol, de Rajoy, de Alicia Sánchez Camacho sacando una foto... oh, qué frustración 2.0.
- Planos aéreos de Princesa, Plaza de España y Gran Vía, y la verdad, hay cuatro gatos. Parece que en el Congreso hay un poquito más de gente y unos cuantos millones más de móviles.
- El príncipe con el fajín y la banda mucho mejor, más vestido que simplemente con el uniforme y las medallas. Dicen que el fajín tiene clip, jojo, y que por eso el rey (el viejo rey) se lo abrochó tan rápido. Puede parecer muy frívolo comentar simplemente los looks, la ropita y el peinado, pero la verdad, ¿qué es una monarquía sino símbolos, superficialidad y boato, aunque sea en cutre, como esta? ¿En realidad hay algo más que comentar aparte del aspecto que tienen y lo limpios que parecen? Si realmente y en teoría para poco más sirven.
- El pueblo de Madrid estalla en jolgorio a gritos de "Fe-li-pe, Fe-li-pe" durante dos segundos, aproximadamente.
- Lo bien educadas que están las niñas (pese a la cara de pasmarote de Leonor) es a mis ojos un punto a favor de Letizia, a la que imagino como una madre Rottenmeier que con un alzamiento de cejas las pone a temblar. A mí esas cosas me gustan, la verdad, no soy nada maternidad colecho, sino más bien estricta gobernanta.
- Es ver el saludo a la plana mayor del PP y ponernos todos de mala hostia.
- Letizia tiene una cara de felicidad y de satisfacción como no se le veía en años. Parece pensar, como Rosa Benito, "Es mi momento".
- La verdad es que sería precioso tener estos planos y esta cámara y este vivir el momento de cosas como Pavía entrando en el Congreso, Alfonso XII por las calles de Madrid, el atentado de Mateo Morral a cámara lenta con la bomba oculta en el ramo de flores (segunda mención en este día), Alfonso XIII marchándose de España...
- Sofía (niña) tiene bolsas en los ojos. Siempre que la veo añoro el maravilloso blog "Odio a mi hermana" que tan rápidamente se encargaron de finiquitar ejemplificando el humor y el respeto por la libertada de expresión que se maneja en estos eventos.
- Hablan de estos cuarenta años de progreso del país y avance económico (y retroceso, ejem) como si se debiesen directamente al Rey, como si lo hubiese hecho Juan Carlos con sus propias manitas. Qué adulto y maduro todo, qué serio, qué poco servil.
- El príncipe se traba un poco durante el discurso. En de las olimpiadas fallidas en inglés le salió mucho más fresco y asertivo. ¿El contenido? Pues el destino de España, los valores del conde de Barcelona, un país unido por el trabajo de personas de muy distintas procedencias... ¿qué significa todo eso? Palabras vacuas, convenciones, lugares comunes inventados sobre un pasado de muy infausta memoria (parezco Pérez Reverte).
- Inciso para comentar que el hijo de Julián Lago es dj en la Joy Eslava con el nombre artístico de JULIEN LEIK. Y cuenta maravillas de Froilán, relaciones públicas de la misma sala.
- El príncip... el rey menciona a Castelao, Espriu, Antonio Machado y no sé quién más. Castelao, por ejemplo, tuvo que exiliarse por culpa del general que puso al padre de Felipe como Rey y trajo de nuevo (a su muerte) la monarquía a España. Qué simbólico todo, conviene recordar ciertas cosas.
- Y los otros también se exiliarion y Espriu las pasó putas por no poder escribir en catalán, caray. O sea, escogido con tino pero para lo contrario, en realidad.
- Cuelgan un plano pésimo del besa manos de todos los diputados al Rey Felipe, porque lo que nos interesa ver a todos es a las niñas recibiendo los saludos y estrechando manos. Letizia les dice quién es quién a ellas, y mataría por saber qué les dicen los que se paran a hablar con ellas: "Hola guapas ¿cuántos años tenéis? ¡qué mayores". Y Aznar seguro que le ha dicho a Leonor: "Yo, ¡yo! seré el presidente de la República".
- Necesitamos ya (España necesita) al lector de labios para que nos dé el parte de lo que les está diciendo Letizia a las niñas. Queremos algo al nivel de aquello de la boda, diez años atrás: "¡Es todo tan hermoso!" "¡Qué calor!".
- Máxim Huerta no deja de decir "Haciéndose muchos selfies". Debe de sentirse muy moderno al utilizar esa palabra. Muy hipster. Muy el último grito.
- Máxim menciona también que no hay mucha gente en la calle "será por el calor". "Será que a la gente se la bufa o no creen en esto", comenta una amiga.
- La palabra del día es "desafección" frente al "ilusionante" que nos quieren colar.
- Anarrosa le cumple el gusto a Máxim diciéndole que hay mucha gente que igual no sabe qué es un selfie, y él procede a explicarlo.
- También dice cosas como "prefieren el móvil al abanico" e insiste mucho en color y calor. Dice que hay mucho color por la cantidad de mujeres diputadas frente a hace cuarenta años, la anterior proclamación, que eran todo hombres. Pues siguen siendo mayoría arrasante de diputados frente a diputadas. Una mierda de país, vamos, en todos los detalles.
- La lectura de Joaquín Prat Junior es que la gente está en el Palacio Real y no en el Congreso porque "El Palacio Real es el que congrega los afectos del pueblo". Ya, odiamos a los políticos pero donde se ponga un Palacio de Oriente...
- Es un bonito momento para recordar cual repelente historiadora anécdotas como la de la restauración monárquica en Alfonso XII, cuando un madrileño berreaba exultante viva el rey viva el rey y alguien le comentó "¡cómo grita usted!" y el aludido le respondió: "Más gritaba cuando echamos a su madre".
- Los coches son heredados de Franco, como TODO.
- Estoy hablando más de Máxim que de Felipe, pero es que casi le atropella un caballo. Y es muy sintomático esto de que todo esté filtrado por los comentaristas anarrosiles.
- Ahora mismo, con el paseo en rolls por las calles de Madrid, hay un regidor diciendo "No pinchamos más planos aéreos, ¡no más!" Se ve claramente que como mucho hay medio metro de gente detrás de las vallas. El resumen del día va a ser "Cuatro gatos y una mierda de discurso".
- Los comentaristas intentan disfrazar la ausencia de gente desde con comentarios sobre el calor que hace,  sobre que es puente, "me sorprende la cantidad de gente que hay" y eufemismos así, pero cada vez que hay un plano aéreo se ve que en la Gran Vía la gente puede correr si quiere para seguir a la comitiva. Un desfile de Reyes, un Orgullo, una celebración deportiva tienen bastante más público.
- A todo esto, ¿dónde está el conde Lecquio?
- Ha aparecido Lecquio, pero tiene que hablar más, hablar todo el rato.
- En la plaza de España hay más gente, al menos, entre las estatuas de Recesvinto y Chindasvinto, ilustres antecesores.
- Ya pueden volver a poner imágenes aéreas. Fervor popular, banderas y carteles. Y mucha gente de brazos cruzados mirando el balcón del Palacio de Oriente.
- Un beso en la mejilla, como siempre. Meapilismo.
- Letizia ultrapendiente siempre siempre de las niñas.
- Que si anillo, que si no anillo, que si beso, que si gesto del rey, que si las niñas con la mano cansada... Ahora la recepción con representantes escogidos de la españolidad, tipo Gasol o Isabel Preysler.
- Total, que a esperar al ¡Hola! y al aluvión informativo que estamos viviendo. Una aborigen en la que estamos sumidos.
- Ay, ay, que dicen que en la recepción estará Pablo Alborán "del que es gran fan la reina Letizia". Deberían estar entonces los Planetas, con lo indie que es ella.
- Camen Machi, Imanol Arias, José Coronado, Ana y Nacho Duato... quiero imágenes.
- Miembros destacados de la sociedad civil. En esa selección se resume todo el significado de estos actos. Y con esto  terminamos hasta el siguiente evento avergonzante e ilusionante.

Monday, June 09, 2014

Decoración de interiores según Woody Allen. Sueños de un seductor. El apartamento de Allan Felix

La casa del protagonista debería aparecer al lado de la definición de "cinefilia" en todos los diccionarios. Carteles por todas partes, lobby cards, un proyector, caos, vistas a la bahía, un ajedrez cambiante, chimenea señorial, colchita de patchwork de rigor, un bidón de agua, el sillón de mimbre en el que se aparece Humphrey Bogart y horro vacui del que nos vuelve locatis. Inspiración y envidia para todos nosotros.












Sunday, June 01, 2014

Decoración de interiores según Woody Allen: Sueños de un seductor. La casa de Tony Roberts y Diane Keaton

Sí, todos sabemos que Sueños de un seductor la dirigió Herbert Ross pero vamos a considerarla una película de Woody Allen porque es como si lo fuera y porque tiene unas casas tan maravillosas y tan de tablerito inspiracional de pinterest que sería una pena no colgarla. Y como hay tantos detallitos en ella, la dividimos en dos entradas, la primera dedicada al hogar del matrimonio formado por los amigos del protagonista, Tony Roberts y Diane Keaton, que viven, la verdad, en una chuchería de hogar.


La superposición de alfombras, las sillas de diseño, las plantas vagamente tropicales, los cuadros cuidadosamente dispuestos en la pared... son ricos, exitosos, modernos y tienen buen gusto. Hasta la lámpara clásica y el pesado armario de madera oscura resultan molones y contemporáneos en esa casa, que podría haber marcado los inicios de la carrera de Diane Keaton (mujer renacentista) como decoradora de interiores.


Algo llama poderosamente nuestra atención y nos retrotrae a largas tardes pasadas en El Corte Inglés: ¡los animales de porcelana! Y sin embargo, extrañamente, esa cebra a pocos metros de una alfombra de cebra (genuina seguramente) no nos parece tan horrible como los perros dálmatas que nos seducían con la mirada como si tuviésemos el gusto decorativo de Alaska y Mario Vaquerizo. 


Entre la blancura, las alfombras de pelo, las flores frescas y el arte contemporáneo, otra nota disonante de esas que hacen hogar llama poderosamente nuestra atención: un peluche de gorila blanco ¿Copito de Nieve? al lado del teléfono. Estas cosas nos conquistan.

Además del pisarraco en San Francisco, Diane y Tony tienen una casita en la playa a la que se escapan un fin de semana. En las paredes cuelgan sombreritos de paja veraniegos y Roy Lichtenstein.

Como Woody Allen odia el verano (aunque en algunas de sus últimas películas lo disimule), la playa solo puede ser bonita en invierno (como en el videoclip de Yellow), y se impone encender la chimenea y trabajar junto al fuego. Ninguna objeción. 

Mantita de ganchillo casera, bolso de viaje de marquita, más plantas, más flores y vistas al mar. Ninguna revista de decoración y estilo de vida de hoy (pese a las ventanas de aluminio setenteras) podría ponerle ningún reproche a esta estampa.

Wednesday, May 28, 2014

La luna nos pertenece a todos

¿Por qué me ha encantado el capítulo final de esta (primera parte de la) séptima temporada de Mad men y, en general, toda la séptima temporada?
- Sale mucho Sally Draper, que ya fuma en la mejor tradición bitchy de su madre. Cada escena de la maravillosa serie que podría contarse con su adolescencia (una mezcla de My so called life y la propia Mad men) nos regocija profundamente, desde aquel capítulo de la temporada seis en el que pasaba un tiempo de prueba en el internado hasta este último capítulo final, en el que la vemos tomar la iniciativa y encenderse un pitillo desdeñosa, porque los niños siguen siendo niños.

- Las secretarias negras han salido menos de lo esperado, pero su escena de intercambio de nombres me parece uno de los mejores y más destilados ejemplos de lo fino que hila y lo elegante que puede ser esta serie a la hora de decir muchas cosas con tres palabras.
- Se habla de dinero, ¡y cómo! Sin dobles entendidos, sin interpretaciones posibles, se dicen cifras redondas que los de Vulture tienen a bien ajustar a la inflación para que flipemos aquí, comprobando por ejemplo que en dineros de hoy, Joan ganaría unos -ejem- diez millones de dólares. Hora de que se mude de ese pisito rosa de dos habitaciones que comparte con su madre y su hijo.
- Oficina, mucha oficina, muchas puertas que se abren y se cierran y mucho discurso sobre la importancia del trabajo. Momento de confidencias laborales entre Peggy y Joan (qué gusto dan esas interacciones) y, entre medias, dos salidas al campo: una para que Betty beba leche recién ordeñada de un barreño y otra para un interludio hippie de Roger Sterling de embarradas consecuencias.
- El paso del tiempo, que en otras temporadas quedaba muy en el aire y no sabías muy bien si habían pasado dos meses o dos días desde el capítulo anterior, ha estado en esta ocasión muy marcado y definido. No es que importase la ambigüedad, porque al fin y al cabo así pasa en la vida, que los meses transcurren sin nada reseñable y a veces en una semana todo se desencadena, pero ha sido interesante ver cómo las fechas de la séptima temporada (San Valentín, el asesinato de Robert Kennedy, la llegada del hombre a la luna) iban quedando explicitadas.
- Capítulo final en el que, una vez más, la historia del país y la historia de la agencia confluyen, como ya lo hicieron en su día durante el fin de semana de la invasión de bahía Cochinos. Hay gente que odia los capítulos "históricos" de Mad men por considerarlos demasiado obvios, pretenciosos y forzados. A mí me encantan. Este de la luna me ha emocionado sobremanera y hecho exclamar ¡viva la tele!, porque si algo hace que nos reafirmemos en el amor a ese diabólico electrodoméstico son los eventos globales que nos hacen estar a todos delante (más delante de lo normal), véase un 11-s, una tregua de ETA o una final de Gran Hermano. De todos modos mis favoritos siguen siendo el de la muerte de Marilyn, lejano ya, y el del asesinato de Martin Luther King en la sexta temporada, ese en el que Don va con Bobby a ver El planeta de los simios y les flipa tanto que se quedan hasta la siguiente sesión.
- Hablando de tele, el televisor es omnipresente. Invade la casa de Megan como símbolo del pollazo en la mesa que quiere dar Don marcando que ese también es su territorio, un televisor gigantesco con consola incluida que le sienta a esa casita de los Ángeles como a un santo dos pistolas. A lo largo de la serie hemos ido viendo cómo la tele se hacía más presente y acababa por invadir todos los espacios de la casa. Me ha recordado mucho a cuando decían que si Hitchcock hubiese querido rodar "La ventana indiscreta" cinco años después, no hubiese podido, porque todo el mundo estaría en sus casas viendo la tele (en vez de follando, haciendo gimnasia o matando a su esposa).
- La ropita: hablar de la moda y Mad men está de más ya, pero diremos que esta temporada fue tan fabulosa como siempre, que la ropa contó tantas historias como los silencios, y que Joan se puso botas. 
- Ha habido momentos de comunión entre Peggy y Don al nivel The suitcase, y por manida que tengamos My way, qué emocionante ha sido escucharla en ese contexto.
- Y hablando de emociones, la última escena del episodio dos es capaz de emocionarnos hasta la lágrima en un solo instante: ese instante en el que Sally sale del coche de su padre, se gira hacia él y le dice: "Feliz San Valentín, papá. Te quiero".

Thursday, May 22, 2014

Decoración de interiores según Woody Allen: Stardust memories

Entre los numerosos recuerdos, ensoñaciones, ficciones y pesadillas que componen esta película todos recordamos las escenas en el apartamento de Sandy Bates, el protagonista, sobre todo por ese hallazgo del papel de pared que va cambiando según los sentimientos de éste. Simple y genial, cambia completamente el espíritu de la vivienda.

 La primera aparición es tan llamativa que es la que ha quedado para los restos en la cabeza de todos, pero hay más, y alguna bastante más inquietante. Aquí, a la derecha, la estantería con un aparato de música seguramente ultramoderno y maravilloso.

 Los días felices con Dorrie representados con una imagen de Groucho Marx, ese leit motiv en las películas de Allen que simboliza las razones para seguir viviendo:

Dorrie en pleno bajón de litio:

 Plano del sofá con la terraza de fondo por la que se cuela una paloma. Claro que nadie puede fijar la vista en los muebles de mimbre porque es imposible quitar los ojos de la estructura ósea de Charlotte Rampling.

El cartel más desasosegante entre otras cosas porque es medio predictivo del futuro es este, un recorte de periódico con una noticia en la que aparece bien clara la palabra INCESTO, en una escena en la que Dorrie le recrimina a Sandy que se haya puesto a flirtear con su prima, una niña de 13 años. Él lo niega y le dice que es una locura, y ella le replica "Yo solía jugar con mi padre todo el tiempo a ese juego que os traíais los dos". Boom.

Sunday, May 18, 2014

Decoración de interiores según Woody Allen: Alice

La casa de Mia Farrow en Alice es noventerísima, fría e impersonal. Todo es metacrilato, sofás de cuero bueno pero que parecen de sky, moqueta, vidrio y largos pasillos que recuerdan a los de un hotel. Es lujoso, pero desangelado, como la vida que lleva el personaje y que no encaja en realidad con lo que ella piensa que tiene que ser la existencia.





En cambio la casa de Joe, el artista, el amante, el follarín de pobladas cejas, es una de esas muestras del talento que tiene Woody Allen (o el equipo que trabaja con él) para lograr casas que parecen vividas, lo suficientemente reales como para que no parezcan arancadas de un Architectural Digest y lo suficientemente hermosas como para que nos pasemos el resto de la vida soñando con ellas. Hay una colcha de punto a rayas multicolores sobre la cama, una butaca de cuero marrón, una manta de patchwork y un maravilloso techo abuhardillado de cristal para contemplar la lluvia durante horas.




Tuesday, May 06, 2014

Mueve tu cucu

Vaya por delante que no tengo nada en contra de James McAvoy (le amo pese a su tendencia a la jeremyrennerización), Michael Fassbender (la estrella con cara de violador que el mundo necesitaba) ni Hugh Jackman (el hombre que lo hace todo bien y a quien es imposible odiar), y que las películas de la patrulla X me parecen más que bien y más que dignas, pero veo el episodio promocional de estos tres bailando Blurred lines y lo que viene a mi mente no es deseo animal, sino mis adjetivos más odiados, a saber: crack, figura, campeón, rompebragas, el puto amo, canalla...
(Aunque agradezco el episodio porque se ha demostrado que lo que bailaban Fassy y la ameba-pero-no-obstante-icono-sexual conocida como Benedict Cumberbatch en los globos de oro mientras les sacaban esa foto, una de las imágenes que definirá nuestra época, también muy de figuras y de pedazo de cracks, debía de ser, efectivamente, Blurred lines).

Sunday, April 27, 2014

Mad men, a mis brazos

En los últimos años y con la evidente bajada de nivel de las últimas temporadas, se ha abierto la veda para criticar a Mad Men, ese icono de nuestro tiempo. Que si pretenciosa (esto lo es de siempre y no tiene por qué ser tan malo), que si quiero y no puedo (esto da mucha pena cuando les pasa), que si vaya churro de capítulos psicodélicos le salen (esto es verdad y nos avergüenza a todos)... y todo eso es verdad, pero quiero romper una lanza a su favor, aunque maldita la falta le haga, y con un ejemplo muy concreto de todo lo bueno que tiene esta serie.
¿Por qué es, pese a todo, maravillosa Mad Men? En el último capítulo hay una escenita muy simple y sencilla que ejemplifica y resume todo lo sutil y bien escrita que pueden estar las aventuras de Don Draper, el follarín, y sus secuaces sin par: las dos secretarias negras de la agencia, Dawn y Shirley, se encuentran en la sala de café y tienen una conversación casual sobre lo hartas que están de sus jefes y las cuitas cotidianas de su vida laboral. En los últimos años hemos visto como la lucha por los derechos civiles iba haciéndose más visible en la serie, cómo aparecían personajes negros con nombres y apellidos y cómo de una forma casi inadvertible el relámpago del tiempo iba transformando el cada día. Otra serie nos mostraría una escena en la que los jefes y empleados de la agencia ningunean o miran con condescendencia a las nuevas chicas de color (negro); Mad men no. En Mad men Shirley y Dawn se intercambian sus nombres con un guiño (Dawn se refiere a Shirley como Dawn y viceversa), para que nos demos cuenta por su tonito de que es un chiste recurrente entre ellas por todas las veces que sus colegas de oficina las confunden porque simplemente son "las negras" (algo que me recuerda a un chiste muy gracioso, muy elegante y muy poco racista que hago a menudo diciendo que todos los negros son iguales que Seal, cuando es obvio que precisamente ningún negro se parece a Seal porque éste tiene la cara que parece la fachada del Guggenheim). Ese tipo de sutilezas que casi pasan desapercibidas pero que transmiten mejor que largos y alambicados discursos el espíritu de la época son los que harán que esta serie sea recordada en los programas nostálgicos del futuro.

Sunday, March 16, 2014

I luh ya papi

Jennifer López ha sacado una nueva canción que se llama (sic) I luh ya papi. El vídeo que la acompaña es una cosa culturalmente muy relevante que todos deberían ver aquí. ¿Por qué es culturalmente relevante? Porque es la plasmación de que el discurso de género y el  tema de moda actualmente en el mundo, el feminismo (quién nos lo iba a decir, qué sintomático), ha llegado al pop, y el pop lo fagocita, como siempre, de una forma reduccionista y un pelín ridícula. Pero aquí tenemos el resultado final, un vídeo en el que J-Lo tiene una ensoñación sobre un videoclip en el que los bailarines aparecen cosificados como siempre ocurre con las bailarinas y coristas en los vídeos de música -no sólo, pero principalmente- rap. ¿Por qué no podemos cosificar y objetivizar nosotras a los hombres? Se pregunta una de las jóvenes que la acompañan. Reseñable también es que al ser todo una ensoñación de Jeylou parece menos amenazante; reseñable es que luzca un remedo del que probablemente sea su look más recordado (aquel vestido con estampado verde selva súper putarro de Versace que fue una de las imágenes del año 2000); reseñable es que se sume a la tendencia de hacer publicidad "encubierta" (insértense muchas, muchas comillas) de productos tecnológicos; reseñable es el concepto de conversación sobre videoclip dentro de un videoclip -"esto es ficción"- recuerda a Torn, y sobre todo es reseñable (ya paro) que todo esto ocurre en el contexto de la carrera de J-Lo, un montón de canciones en las se obstina por afirmar que sigue siendo la que era, una chica from the block, "I'm real", y que pese a ser latina y por tanto pobre no puedes comprar su amor.
Con todo, lo más chocante del vídeo es que haya unas muchachas contratadas para fingir ser amigas de Jennifer López a las que ella les permite hablar en su presencia.

Monday, March 03, 2014

Óscars 2014: La gala

Cualquier día normal pones la tele en España y se te llena la casa de gente tan gris como Fran Rivera, Chabelita o Elena Tablada. ¿No es bonito que la mañana después de los Óscars aparezcan por todas partes Meryl Streep, Leonardo DiCaprio o Cate Blanchett? Y un apunte personal: ayer mi vecina de asiento en un avión iba leyendo la Pronto y en la página final dedicaban un artículo a hablar de los nominados, ilustrada con fotos de Jared Leto o Lupita Nyong'o. ¿En qué otra circunstancia podría pasar eso? Así que, aunque el cine y Hollywood sean a veces cosas antitéticas, aunque sea un espectáculo vacío y mercantilista ajeno al arte, aunque sean injustos, inconstantes y frustrantes, vivan los Óscar (y viva la revista Pronto).
Todavía arrastrando el cansancio de trasnochar hasta las seis de la mañana y resumiendo que ha ocurrido todo lo esperado (y casi lo por mí deseado), salvo el Óscar a mejor documental para la historia de las coristas y no para The act of killing (que la verdad es que tampoco lo necesita) y que no hay premios vergonzantes, hagamos una ensalada resumen sin hablar del selfie ni del amago de caída de Jennifer Lawrence por favor que eso ya está por todas partes:
- Lo más ay ay ay: No, no fue la cara de Kim Novak. Fue verla perderse en parte por la emoción en parte por la edad al entregar unos premios. Momento de estos de tierra trágame y de sufrir intensamente por ella. Matthew McConaughey estuvo muy protector y animoso, respaldándola con una caricia en su espalda de ternera guapa con tetas (como la definía Hitchcock; sí, el tiempo pasa para todos aunque en el celuloide ella siempre será eterna).

- Lo más descorazonador: consultar las fichas de la imdb de Lupita Nyong'o y de Barkhad Abdi y ver que no tienen proyectos a la vista. En el caso de Lupita entiendo que puede ser por la trepidante promoción que la ha llevado hasta la noche de ayer extenuada y baqueteada, pero en el caso de Barkhad todos nos tememos que sea porque su futuro es volver al puesto de chófer de limusinas para sátrapas africanos.
- Un momento de alegría contagiosa: El premio a mejor actriz de reparto para Lupita. Al menos a ella la extenuante promoción le ha dado ese Oscar tan merecido, podrá dormir  y recuperarse (dijo que era lo que iba a hacer una vez terminada la noche) y para la historia nos queda su imagen de bellísimo torso de mediofondista keniata enfundado en gasa azul. Estaba tan contenta y exultante que cómo no alegrarse por ella.

- La vergüenza ajena: Esas cosas estrambóticas y sin sentido de los Óscar de hacer galas semitemáticas nos han regalado unos montajes dedicados a "los héroes" en el que, en los héroes basados en personajes reales, mezclaban a atención: Gandhi, Lincoln y Erin Brockovich. Standing ovation.
- Pink: Como también homenajeaban a El mago de Oz por su 75 aniversario, salió Pink a cantar envuelta en vestido de Jessica Rabbit (su esposo Roger, por cierto, salía también en los vídeos de los héroes, concretamente en el de los héroes de animación junto a La Sirenita o Shreck) y al principio fue un poco ¿pero esta de dónde sale? y al final fue muy stanting ovation, pero de verdad.
- No esperaba emocionarme y lo hizo: Matthew McConaughey dio un discurso con muchas gracias a Dios y unos argumentos un poco extraños, pero miró a su hermosa mujer Camila Alves (vestida de diosa griega más guapa que un caduceo) y le dijo gracias por esta ahí y que ella y sus hijos eran el motivo para levantarse cada día (e ir a hacer footing por la playa, imagino) y las lágrimas asomaron a sus ojos y también a los míos.
- Los peor vestidos: Ante la ausencia de Helena Bonham Carter, queda claro que ya no hay espacio para el mamarrachismo. Había gente no muy bien vestida y con rollo boda de pueblo, sí, pero ahora que todo el mundo tiene estilista y la moda se ha puesto de moda (bueno, esto lleva sucediendo bastantes años), las alfombras rojas no son tan divertidas.
- Lo más inexplicable: Que el Oscar a mejor película salga a entregarlo el ganador del Razzie el día anterior Will Smith estando Sidney Poitier en la sala (básicamente por seguir la coherencia de los Oscar de: gana película sobre la esclavitud=negro entrega el premio). 
- Lo más gracioso y ridículo pero profundamente triste en el fondo: Poner a Brad Pitt, productor de 12 años de esclavitud, presentando la canción de Mandela con música de fondo de Lincoln. Todo muy representativo de la imagen que hay en Hollywood de la representación racial y de la mala conciencia de blanco waspie y de mezclar churras con merinas en general.
- Lo más tronchante: Como alguien observó, estaban haciendo unos packs de presentadores de negro/a+blanco/a, y cuando le llegó el turno a Robert DeNiro, le pusieron de partenaire a Penélope Cruz porque además todos sabemos que a él le gustan las mujeres negras. 
(Por cierto, Penélope muy chona)
- La mejor selección de imágenes: Las del resumen al Oscar a mejor persona viva (La Sexta Nominada marca registrada) de Angelina Jolie, con planos de ella carretando sacos de arena y hablando muy emocionada e implicada con señores afganos. Bella, talentosa, icono de la lucha contra el cáncer de pecho, del softincesto, realeza de Hollywood y compromiso social en una sola persona.
- El malentendido inexplicable: O la falta de comunicación imperdonable, la de los estilistas de Cate Blanchett y Sally Hawkins eligiendo vestir a las actrices con versiones casi idénticas del mismo vestido, lo que por otra parte es muy guay porque parecía que siguiesen en sus papeles de Blue Jasmine interpretando a la hermana rica y con estilo y a la hermana pobre y sin clase. Llevaban como las versiones low cost y cara de la misma prenda y además cada vez que las enfocaban en el patio de butacas el efecto cromático quedaba raro y confuso.

- El mejor discurso: El de Cate Blanchett, mentando a Woody Allen, reivindicando el papel de las mujeres en el cine, con feminismo y oda al teatro incluidos. Con el punto justo de emoción y sinceridad, natural y maravillosamente pronunciado. Perfecto.
- El equívoco más acertado: Hasta ahí estuvo redonda Cate, nombrando a Julia Roberts en vez de a Meryl Streep como una de sus compañeras nominadas cuando en realidad la protagonista de Agosto es Julia y Meryl podría haber ido perfectamente de secundaria. Un lapsus freudiano de aplaudir.
- Lo más borde: Leonardo DiCaprio, todos te queremos y queremos que te vaya bien en la vida, pero no es de extrañar que caigas mal a tanta gente. En la alfombra roja dijo que las películas que había hecho que más defendía eran El aviador y el Lobo de Wall Street, lo cual deja en bastante mal lugar las otras películas en las que ha trabajado (incluidas otras de Scorsese o la misma El gran Gatsby que estaba nominada esa misma noche). Aunque por otra parte ese tipo de sinceridad chunga es muy aplaudida en esta casa.
- Las madres: La de Jared Leto y la de Matthew. Qué guapas y qué pelazos. 
- La pareja en estado de la noche: No, desde luego no son Chris Hemsworth y Elsa Pataky, sino Olivia Wilde y Jason Sudeikis. De esos a los que encargarles repoblar el mundo con una raza de superguapos.
- Lo más atinado: en el gag que no entendí bien o no me hizo demasiada gracia de la pizza, no ofrecerle ninguna porción a Calista Flockhart.
- Inevitable: acordarse de Krusty el payaso cuando salió Bette Midler a cantar Send in the clowns (veniiid payaaasos ya estamooos aquííí ¡te quiero Krusty!).
- Cuarteto ganador: Desde luego la ganadora unánime de la noche ha sido la belleza.