Friday, October 26, 2007

Raíces y puntas

Estoy tottal and morttalmente enganchada (desde hace dos días) a esta página: http://www.instyle.com/instyle/makeover/. ¿Y qué tiene de particular este enlace a la In Style americana? os preguntaréis, lectorcitos míos. Pues tiene el sueño de toda mujer (así, in yeneral): la posibilidad de probarte pelos y peinados y ver cómo se ajustan a tu cara, cabeza y cuerpo serrano. Lo dicho, el sueño de toda adolescente. Además, para hacerlo todavía más marica, no contiene peinados normales, sino ¡los peinados de las famosas! Así, puedes comprobar cómo el pelo de Jennifer Aniston le queda mal a absolutamente todo el mundo, probar si, -como decían en aquel tronchante test de la revista Elle hace ya algunos años-, tienes alma de rubia o de morena, y echar de menos peinados así más históricos, como pelo a lo Farrah Fawcet, peinado de crenchas a lo Cleo de Mérode, o arquitectura capilar como la del Drácula de Coppola. Yo, que soy rubia/castaña clara natural y especialista en llevar siempre los rizos en desorden, observo con desazón cómo parece favorecerme más el castaño oscuro y, naturalmente, el pelo lisito y peinadito. Usted puede hacer lo propio. Con todos los peinados uno parece un poco un monstruo, una travesti o una corista de orquesta, pero eso sí, es divertido un rato largo.

Tuesday, October 23, 2007

De los espejos

El domingo por fin vimos “El Padrino III”. Lo que iba a ser una noche temática se ha convertido en un mes temático, y es que sólo a nosotras se nos ocurre empezar las noches temáticas de cine y comida de resaca con el Padrino. Nueve horas viendo películas es más de lo que mi maltrecho culo puede aguantar, y eso que en una tarde de resaca puedo estar perfectamente ese tiempo languideciendo en el sofá y viendo un capítulo de la serie de turno tras otro (el sábado, mismamente, Weeds). Pero algo pasa con lo de ver películas en estado despejado que no, más de dos seguidas, no. Sé que no tengo resistencia para ver más de dos pelis seguidas desde que en el instituto quedamos una noche unas amigas y yo para ir a dormir en casa de una y ponernos hasta el culo de pizza visionando piezas de ardiente actualidad cinematográfica. Obsérvese que lo que hubiera correspondido a los catorce o quince años es contar ese plan en casa pero aprovechar para salir de noche hasta altas horas de madrugada y volver borrachas y con las bragas manchadas de semen, pero no. Éramos tan buenasniñas que lo que hicimos fue exactamente eso: coger un dos por uno del telepizza, ir al videoclub (ir al videoclub, qué lejano suena eso) a alquilar, atención: “Seven”, “Mars Attacks” y “Species”, ir a casa de la amiguita en cuestión, enfundarnos el pijama y empezar. Seven, obviamente, nos pareció una obra maestra y quedamos tan impactadas que aún tardamos un buen ratito en insertar el siguiente vhs (qué noventas todo, Jesús) en el vídeo. Mars Attacks nos entretuvo mucho, simplemente, pero al llegar a Species estábamos ya como cocidas y abotargadas, incapaces de apreciar nada (de esa divertidísima y malísima película), apenas espiando por el rabillo del ojo cómo la protagonista, transmutada ya en monstruo, expulsaba tentáculos asesinos por los pezones.

Ayer me quedé dormida durante la última hora de la película, despertando a tiempo, eso sí, para ver a Sophia Coppola moriiiiirrrr en las escaleras del teatro. Qué ambivalencia con Sophia Coppola. La odio, pero creo que es necesaria. Yo detessssto sobre todas las cosas “Las vírgenes suicidas”, esa oda a la poesía vacía y sin sentido que parece un publirreportaje de Chloé. Aún recuerdo una discusión con un joven barbudo en la que yo decía que eran unas mongolas, que si querían ser libres y follar por qué no se iban de casa, como todo el mundo “en América”, y él decía que la directora pretendía eso, presentarlas como estúpidas para que nos diéramos cuenta de lo estúpidas que eran ellas y sus existencias y el mundo que las rodeaba. Y yo decía “¡pero si la directora las ama!” y él venga que no, que se reía de ellas, y yo no salía de mi estupor preguntándome si era a mí a quien el joven barbudo tomaba por mongola o era él directamente el débil mental. En fin, que, pese a todo, tiempo después leí el librito del señor Eugenides y me encantó, aunque nunca superará al deslumbramiento de belleza y poesía (esta vez llena de sentido, sí), que es “Middlesex”, mucho más cerca de ser la grannovelaamericana que “El guardián entre el centeno” y paparruchadas de esas.

Pues eso, que al verla morir diciendo “papá” en las escaleras del Politeama no pude reprimir un “jiji”, aunque al mismo tiempo pensaba en lo terrible que tuvo que ser para ella –alguien de su sensibilidad, tan especial y depurada…- ser insultada, vilipendiada, ridiculizada y humillada por toda la crítica cinematográfica mundial. Y es lo que pasa con las víctimas, que yo empatizo y me revuelven un poco el corazón. Así que ahora sí me alegro un poco por ese Oscar a mejor guión que recibió por Lost in Translation, aunque ahora estamos en paz y eso sí, María Antonieta… qué coñazo.

Wednesday, October 17, 2007

Amante kiss kiss

¿Será verdad eso que dicen de que vuelve Alizée?
Alizée dio el pelotazo hará ya unos cuantos años con esa canción tan pegadiza y guay de "Moi Lolita". La mitad del mundo se prendó de su pop francés ultracantable aunque no sepas nada de francés y la otra mitad se mató a pajas queriendo creer que su rollo, precisamente, de lolita, era verdad. No sé cuántos años tenía Alizée de aquella, pero dudo mucho que los catorce que aparentaba. Da igual. El caso es que su disco "Gourmandises" estaba muy bien (maravilloso J'e ain marre) y ella es una monada tal que es imposible no amarla. Tiene una preciosa cara de niña sazonada con un buen par de tetas, un poco como le pasaba a Marianne Faithfull, algo directamente relacionado con el hecho de que cuando pones "Alizée" en el emule o similar te salgan un montón de vídeos que rezan "Alizee petite pute" o "Alizee se fait sodomiser par 3 mecs dans un garage". Es lo que pasa con las francesas, que la mayoría parecen muy rancias, son altamente infieles y se dejan dar mucho por culo. Literalmente, claro.

Monday, October 15, 2007

Milana bonita

Fin de semana (no inesperado) en la que probablemente es la ciudad más fea de Italia: Milán. Fea sí, pero qué bien se come, qué rico todo.
Y, sin venir mucho a cuento, esta fotita que he sacado de un proyecto de escenario para "Esperando a Godot", que me gusta mucho. El montoncito de la izquierda es de arena que va cayendo de arriba, como a modo de clepsidra. Apañado, ¿verdad?
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Tuesday, October 09, 2007

Barcelona/Madrid, Madrid/Barcelona


Inesperado fin de semana relámpago en Madrid. Con esto de haber vivido allí y ahora vivir en Barcelona, me paso el día contestando a la pregunta de “¿Y qué te gusta más, Barcelona o Madrid?” Al escuchar esas palabras, automáticamente se activa un resorte en mi cerebro que hace que responda automáticamente:

Y en cierto modo es así. Puedo embarcarme en largas disquisiciones sobre ambos lugares, pero todo se resume en esa frase de “ni chicha ni limoná”. Y, como las comparaciones son odiosas, vamos a ellas:

Madrid se ve en un día, dos a lo sumo.

Barcelona tiene muchísimo que enseñar y callejear

Madrid tiene dos estaciones: verano súpercalor e invierno te cagas de frío. En una semana pasas de estar en falda y camiseta de manga corta a llevar abrigo y bufanda, sin apenas transición.

Barcelona tiene cuatro estaciones. Esto puede parecer una obviedad, pero hay pocos sitios que tengan cuatro estaciones coincidentes con sus fechas canónicas. En Barcelona hay: un verano insufrible, un otoño suave en el que las hojas secas de los árboles invaden la ciudad, un invierno razonablemente fresquíviris y una primavera que es gloria bendita. Y, sazonándolo todo, la humedad del infierno.

En Madrid el cielo siempre está azul, y a veces nieva.

En Barcelona el cielo siempre está azul, y a veces llueve.

No hay paletos más paletos que los paletos de Madrid.

Barcelona marca estilo.

En Madrid tienes la sensación, más o menos en Callao o en la intersección entre Alcalá y Gran Vía, de estar en el centro del mundo. Se respira tanta energía y tanto movimiento que es como estar en Picadilly Circus o algo similar.

En Barcelona uno se pone en las Ramblas o en Plaza Catalunya y no tiene más que la sensación de estar en un parque de atracciones para turistas.

Madrid es un parque de atracciones de famosos. Es un no parar y una alegría para el visitante paletari. Por la calle, en restaurantes, en el Vips (sobre todo en el Vips, los famosos campan a sus anchas para deleite de mitómanos) Ejemplo: en sólo 24 horas nos hemos cruzado con Belén Ordóñez, Santiago Segura con cazadora de los Tiny Toons y Alaska y Mario Vaquerizo. Por no hablar de compartir espacio con Raquel de supermodelo, pero como no la vi de frente, no la cuento.

En Madrid no hay famosos. En tres años sólo me he encontrado con Benito Porcino (Mortadela en la primera película), que por cierto me sirvió un café, Carmen de Mairena (aunque esta famosa vale un Perú), y Leticia Dolera, que es vecina y la veo en el metro, en la frutería, en el contenedor de reciclaje…

En Madrid hay muchos pobres y mucha gente fea y rara por la calle.

En Barcelona hay gente muy guapa, y se liga más. Esto creo que es una opinión totalmente personal (como el resto de las opiniones, por otra parte) basada en el hecho de que en Madrid salgo casi única y exclusivamente con maricones en sitios de maricones, y claro, así no hay quien mueva la pestaña.

Salir de noche en Madrid es una gozada, todo está al lado y tiene el mejor after del mundo: el rastro.

Salir de noche en Barcelona es una tarea harto difícil: a las tres cierra todo y sólo queda la servesabíar. Eso sí, cuenta con el mejor lugar para tomarlas: la calle (siempre a expensas de los mossos) y unos baños públicos que da gloria verlos.

Madrid es sucia, un paseo por la calle y llegas a casa con la nariz llena de moquillos negros y las uñas como de recoger patatas.

Barcelona es sucia y ciutat vella huele mal.

En Madrid los fines de semana las hordas del extrarradio toman el centro y es imposible dar un paso.

En Barcelona también, pero las tiendas están todos los domingos cerradas, y eso es un alivio y una jodienda a partes iguales.

En Madrid ponen tapas: desde unas aceitunillas hasta paella o pollo frito.

En Barcelona no ponen nada en ningún sitio.

Madrid es enorme, pero uno se mueve en un radio muy reducido.

Barcelona no es tan grande, pero uno se mueve en un radio más amplio.

El metro de Madrid llega a todas partes. Casi, si me apuras, llega a Cáceres y a Toledo.

El metro de Barcelona es una mierda, y conducen fatal.

El fin de semana, los madrileños van al centro comercial.

El fin de semana, los barceloneses se van al campo a coger setas, o a la nieve, o a la Costa Brava.

En resumen, que amboslosdos sitios son fantásticos y maravillosos llenos de gente genial donde uno puede muy bien darse el capricho de ser feliz, y que no hay nada en el mundo más cansino que los fans de Madrid que vituperan Barcelona y los fans de Barcelona que vituperan Madrid.

Friday, October 05, 2007

El destape nacional

La sabia Mer me pasa un meme sobre los siete pecados capitales de la tele, pero como me da un poco de perezón ponerme a pensar en Richard Dean Anderson (similitud con Patty y Selma, a mí también me gustaba -en mi tierna infancia, eso sí-) y en la gula que me entra cada vez que veo “Las chicas Gilmore”, me voy a hacer el meme pero centrado en Sexo en Nueva York. Yo, como me repito más que el ajo, creo haber dicho ya en alguna ocasión que con esta serie me pasa como con Lucía Etxevarría: detesto y me saca de quicio el espíritu del producto, pero no puedo vivir sin ella. Bueno, en realidad sería más justo decir que detessssto a Carrie Bradshaw (por las razones que ya expliqué hace tiempo) pero me encanta absolutamente Sexo en Nueva York. Además como el meme viene de quien viene, creo que ella sabrá apreciarlo en su justa medida. Y bueno, además es ya un item cultural que nos une a todos y nos ayuda a explicar cosas de nuestra propia vida, un poco como Los Simpson o el Quijote, creo yo. Vamos a ello pues:

Lujuria: Jack Berger está bastante buenorro, aunque la segunda aparición de Aidan, con el pelo más corto y unos kilos de menos, es la que más palote (no puedo creer que haya utilizado esta palabra, dios santo) me pone de todas. La verdad es que con el alto número de chulazos que salen en la serie buenorros buenorros hay poquitos. Y, por dios, ¿a quién le pone Mister Big o Baryshnikov? Mención especial para David Duchovny, en su papel de primer novio de Carrie-internado en psiquiátrico (¿causa-efecto?), que te lo comerías a polvos de lo adorable y guapísimo que sale.

Gula: las protagonistas se pasan el día quedando en restaurantes donde la comida seguro es deliciosa y exquisita, pero pocos planos de cosas que me tienten hay. Eso sí, ese bistec que se toma Miranda con el exneoyorquino paranoico y reciente losangelense de adopción y que éste escupe para no engordar, tiene una pinta deliciosa.

Ira: Carrie me provoca una ira continua de principio a fin, y así, a bote pronto, me vienen a la memoria estos momentos:

1) Cuando se enfada con Charlotte porque ella no le ofrece dinero para comprarse su pisico.

2) Cuando está en la montaña con Aidan y es una total y absoluta gilipollas. ¿Se supone que cuando te bajas de los tacones y te pones las botas Hunter te conviertes en una inútil, fauna de ciudad sólo?

3) Toda su actitud durante su romance con Alexander Petrovsky me enerva bastante.

4) Cuando pasa de Stanford. Es que se pasa la vida ignorándole –cuando no riéndose de él directamente-, mala, más que mala. Eso sí, adoro el momento en que él le pone los puntos sobre las íes diciéndole “vamos a ver, te estoy contando que estoy enamoradísimo de mi reciente novio, preguntándote tu opinión y tú sólo tienes voz para hablar de que si Aidan habrá dicho de ti que qué perra fuiste, que si no es justo porque cuando las relaciones se acaban bla bla bla…” y ella se disculpa, para acto seguido escucharse su voz en off reflexionando, una vez más, sobre su vida y circunstancias.

Y bueno, el espíritu de la serie, su parte de “anillo en el dedo, anillo en el dedo” y demás reflexiones sobre ser mujer y soltera y demás variedades, me provoca bastante ira también. Me quedo con la parte de exaltación de la amistad femenina.

Envidia: el tren de vida, irreal, claro, de las protagonistas, me provoca bastante envidia. Menos Miranda, las otras tres parecen no trabajar más que cinco minutos al día (cuando Charlotte se casa ya ni eso). También me da bastante envidia lo aparentemente fácil que es tener una cita en la pequeña pantalla en general y en esta serie en particular. Vas a la lavandería, te cambias el número con el guapérrimo de al lado y ya tienes plan para el sábado por la noche. Lo normal aquí, o al menos en mi mundo, es conocer a alguien en un alto estado de embriaguez, tirártelo y luego, si cuadra y hay interés mutuo por ambas partes, tener una cita canónica como dios manda.

Pereza: Ver a Carrie caminando por la ciudad encaramada en esos tacones me da una pereza terrible, la verdad. Lo mismo cuando veo fotologs de modernos, a las seis de la mañana, con el maquillaje perfecto, el pelo impoluto y todo poses, qué cansancio sólo de pensarlo. Hay que tener muchos complementos.

Soberbia: cuando pienso que Carrie escribe una página sobre sexo, tema en el cual estará harto versada “y curada de espantos”(que sí, que al final es sobre relaciones de personas humanas) y en realidad yo a su lado parezco Vampirella. Menudo escándalo por darse un misérrimo piquito con Alanis Morrisette. ¿Las mamadas, “no son mi plato favorito pero puedo pedirlo de vez en cuando”? Pues ya ves tú.

Codicia: deseo gran parte del vestuario que aparece en la serie.

Y, como plus y contrapartida, mis momentos favoritos:

1) Los últimos diez minutos son la cosa más emocionante y bella que he visto en mucho tiempo, además de un insulto para el espíritu de la mujer “independiente”.

2) El momento en el que, durante la boda de Miranda, Samantha les cuenta que tiene cáncer y las cuatro se juntan en un aparte para hablar sobre ello.

3) En un capítulo de las primeras temporadas, en el que están las cuatro sentadas a la mesa (como siempre) y se ponen a recordar una película, creo que “Tal como éramos”, y canturrean y se emocionan. Es algo que me gusta mucho y con el que sí me siento identificada.

4) El capítulo del desfile, cuando Carrie avanza por la pasarela al ritmo de Cheryl Lynn, tropieza y se cae pero ¡se levanta! con todas las obvias conclusiones que ello implica. Verla luego bailando con ese culotte de lentejuelas en su vestidor es algo que me encanta.

5) Para que no se eternice esto, finalizo ya con una de mis debilidades de la serie: están Samantha, Charlotte y Carrie escogiendo un regalo para la boda de Miranda. Charlotte señala un montón de bellas cosas inútiles, pero las otras dos las desechan, diciendo que son unas cursiladas. Entonces Charlotte da esta réplica genial: “Estupendo, ¿entonces por qué no compramos un martillo, lo envolvemos en papel marrón y lo untamos con caca de perro?” Jo, es que me troncho.

Wednesday, October 03, 2007

El amor nos tiene del revés

Escribo estas líneas totalmente impactada por el visionado del nuevo videoclip de Miranda. “Perfecta” es la canción más romántica y pegadiza del mundo (absolutamente incapaz de escucharla sin ponerme a cantar presa de la emoción) y el video es una especie de versión de The Beverly Hillbillies que me ha dejado patedefuá y ha hecho que venga corriendito, como cualquier mujer moderna (como cualquier mindundi, en realidad) a compartir con el mundo (o sea, cinco lectorcitos de mi blog) mis impresiones. Y es desde ya mi videoclip favorito de la temporada principalmente por dos razones:

Razón 1: El mariconísimo Ale sale en un fragmento del vídeo subido a un escenario y bizqueando. Bizquear es una cosa que adoro hacer y adoro que la gente haga. Es sexy, simple y divertido. Primario como una pedorreta y un método para ligar más efectivo que sacarse una teta.

Razón 2: En otro momento Juliana sale golpeando a su alter ego con una lechera enorme en la cabeza. Literal.

¿Hace falta más explicación de por qué Miranda son el grupo más molón del momento?

Tuesday, October 02, 2007

La Casatta

Parecerá sacrílego a mucha gente (a muchos gilipollas, vamos), pero nunca había visto El Padrino. Como quiera que se avecinaba un fin de semana de resaca y sofá, planeamos hacer en casa una noche temática de familia Corleone combinando trilogía y espaguetis a la trapanense. Claro, la noche va camino de convertirse en semana temática, que a la hora que empezamos a ver la primera (once de la noche) pocas posibilidades había de continuar hasta las siete de la mañana. De momento, en dos días consecutivos, hemos visto las dos primeras y bueno, ¿qué decir? ¿qué decir de tal obra maestra? ¿cómo expresar con palabras lo que tantos otros han descrito antes y bla bla bla? Sólo señalaré que hay que ver cómo pasa el tiempo y lo jóvenes que estaban todos: Al Pacino casi irreconocible sin las bolsas de los ojos tan marcadas, y Diane Keaton, bueno, es que directamente estuvimos diez minutos dilucidando si era ella o no era ella. Yo decía que sí más que nada porque recordaba que salía, pero sin su eterno peinado a lo Carmen Maura me costaba lo mío. Qué joven y qué guapa. Y James Caan harto buenorro, yo que tenía su imagen identificada con la del escritor de Misery y de pronto me lo encuentro clavadito a Marlon Brando de joven. Yo creo que lo eligieron para el papel de Sonny por eso, por el parecido. El único que está igual es Robert de Niro, por ese no pasan los años, debe de ser por follar con tantas negras, que le pasan energía.
Una consulta a los sabios: en El Padrino II, cuando está Michael en La Habana en casa del vejete -este que está enfermo y al que posteriormente un sicario de Michael asesinará al final de la película (momento que todos estábamos deseando, porque sí, son unas absolutas obras maestras, conmovedoras, violentas y poéticas, pero teníamos que irnos a la cama y la última media hora de ambas películas nos la pasamos moviendo el culo como si tuviéramos liendres de la inquietud y desesando que murieran de una vez todos los estúpidos y traidores enemigos de los Corleone)-, ¿es cosa mía o el pastelito verde que le sirven por su cumpleaños está envenado y de ahí el empeoramiento repentino que sufre?
Y eso, que las películas de mafia molan todas horrores, y ésta -por lo menos las dos primeras-, que es el summun, no iba a ser menos. Quizá sólo pueda codearse con ella esa gloria bendita hecha cine que es "Mafia, estafa como puedas"