Wednesday, September 22, 2010

El rural y la televisión son mundos paralelos

Emerjo de mi letargo postvacacional para dejar constancia de unas reflexiones que me han venido a la cabeza con el salto al estrellato (bueno, estrellato dentro de lo que ofrece la cadena cuatro, que no es lo mismo que estrellato dentro de telecinco, desde luego) de Pedro, participante de la tercera edición de Granjero Busca Esposa y revelación indiscutible del programa.

Entiendo perfectamente la popularidad de Pedro: es graciosísimo, no para de lanzar frases antológicas, es sencillo, inteligente, rápido, agradable, amante de la jota y la canción popular, tiene 27 años pero se expresa con expresiones preconstitucionales y tiene una dicción, una entonación y un deje al hablar inimitable, hilarante y enternecedor. Cae bien en cuanto le ves dos minutos hablando y podría ser el amigo de todo el mundo. Si no le conocen (no sé qué hacen leyendo esto, cualquier persona que se tenga por tal debe seguir Granjero Busca Esposa con pasión y aplausos) están a un click de enamorarse.

Total, que Pedro es una estrella (si los de cuatro tuviesen vista harían un reality exclusivamente de Pedro, veinte minutos semanales en su vida, siguiéndole en sus quehaceres y en sus ratos de ocio, dejándole hablar y siguiendo sus relaciones con sus amigos y vecinos; podría ser mejor incluso que El armario de Josie, otra genialidad que no se les puede escapar aunque la emitan en Antena Nova. Viva Internet) y lo están paseando por varios programas de Cuatro. Y yo me quedo un poco a cuadros porque la gente se pregunta si esta persona es real o está fingiendo, pero no en el plan en el que se duda siempre de la naturalidad de los concursantes de los realitys, que si actúan ante las cámaras y todas esas zarandanjas, sino que dudan porque no les cabe en la cabeza que una persona de 27 años se exprese así y le gusten las jotas. En mi adorado Arucitys (el programa de Arús en 8tv sin el que mi vida sería mucho más triste y aburrida) comentaban asombrados que en otro programa (qué lío de vídeos y metatelevisión) le preguntaban a Pedro qué quería decir “esa chica es muy recia” y él respondía, muy atinado “recia es lo que sería en moderno borde”. Y se tronchaban y no podían concebir que alguien encontrase la palabra “borde” algo moderno. Y yo no sé en qué mundo viven, la verdad, no sé de qué gente se rodean y si es que todos somos tan urbanitas y posmodernos que nunca hemos hablado con alguien de campo (de aldea, cojones), alguien mayor de 60 años o uno de esos especímenes que son los niños criados por sus abuelos. No concibo que extrañe y llame la atención la forma de ser y de expresarse de mucha gente normal, porque son normales, no raros payasetes a los que definir con la palabra “friqui” (palabra que define mucho más al que la dice que al que la recibe). Asombra y crea estupefacción que sea capaz de combinar el ser cabrero con tener una página web. Seguidamente la siempre sexy y elegante mujer de Arús decía sobre Pedro “claro, este chico lleva tanto tiempo sin mojar…” pues me resulta mucho más grotesco y antinatural el ver a una persona de más de cincuenta años utilizando “mojar” en ese sentido, en plan chica contemporánea y actual, así como divertida, dominando todas esas expresiones en sus nuevas acepciones que ver a un chico de un pueblo de Zamora diciendo cosas bien bonitas con un español vivo, brillante y de verdad.