Wednesday, September 25, 2013

Paraíso perdido en las redes sociales

No pretendo coger a nadie por sorpresa diciendo que "Paradise Lost" es uno de los documentales (tres, en realidad, que esta historia es demasiado grande y necesita siete horas para ser contada) más apasionantes y absorbentes de los últimos tiempos. Es capaz de retratar al género humano con un verismo tal que llega a hacerse insoportable y a la vez tiene unos giros de guión y unos personajes tales que nos dicen que son ficción y los desechamos por inverosímiles. Yo llegué a la historia sabiendo lo justo (que es una serie de documentales sobre unos asesinatos de niños que ocurrieron en el 93 en el corazón de la América profunda) y eso aumentó la tensión y el disfrute hasta límites insospechados, así que si no saben más, corran inmediatamente a, por ejemplo, aquí, y dispónganse a asistir a un festival de horror, white trash y golpes de melena.
(Breve interludio en blanco para no desvelar demasiado)













(Fin del breve interludio en blanco para no desvelar demasiado)
Bien, hace unas semanas caí en el remolino de esta noficción y durante una semana no pude pensar nada más que en el cambiante look de Damien, en el colmillo retorcido y el mullet de la ficha policial de Jason y en la voz de bajo de Mark Byers. Lo bueno de la contemporaneidad es que las historias no tienen por qué terminar tras las siete horas de documentales encadenados; puedes rastrear a los protagonistas (a Misskelly no, pero no nos flipa tanto, la verdad) y enterarte de cómo son sus vidas hoy, de su aspecto y de qué tal les va. Una vez más, ¡gracias Internet! Eso sí, los crímenes siguen sin resolver. Para la mayor de las incógnitas, terriblemente, no hay respuesta.
Gracias a su twitter descubrimos que Damien Echols vive con su esposa en Salem ¡! (¿cómo es de grande este dato?), tiene una especie de tienda esotérica en la que vende runas y piedras de cuarzo y se ha convertido en una especie de Paulo Coelho fan de Metallica.
Aquí le tienen en un día de invierno normal en su pueblo:

Damien (que no lo olvidemos, dijo haber cambiado su nombre no por La profecía sino por Molokai, la película de la leprosería y el padre Damián) siempre fue el más carismático de los condenados y hoy es una especie de estrella que se codea con famosos de lo más estrambótico; véase la siguiente foto en la que comparte plano con ¡Sky Ferreira! y ¡Genesis P-Orridge!



A Jason Baldwin le vemos feliz y exultante en su facebook, aprovechando el tiempo que le queda para viajar, hacer deporte y posar siempre con una sonrisa. Parece ser que vive en Seattle, en las antípodas del mundo de parques de caravanas y mullets en el que fue detenido.



Humor aparte -¿qué sería de nosotros sin el humor?-, da una infinita tristeza ver estas fotos y pensar en cómo la vida de estos adolescentes se truncó y en cómo han acabado convertidos en una especie de estrellas del pop y representantes de un sistema judicial y social chiflado. Pero vean, vean la foto que Jason utilizó como imagen de portada de su facebook. Es mucho de reír y es mucho de llorar.



Tuesday, September 17, 2013

Ucronía en el desayuno

Viendo la fascinante "¿Dónde vas, triste de ti?" (protagonizada por un Vicente Parra con patillones amor de mi infancia) me pongo a hacer un ejercicio de ucronía. ¿Qué habría pasado si Alfonso XII hubiese muerto de su tisis antes de darle tiempo a preñar a su esposa María Cristina del futuro Alfonso XIII? Habría heredado la princesa de Asturias, María de las Mercedes, que murió de parto con 24 años; entonces la reina habría sido su hermana pequeña María Teresa, que murió también de parto en 1912. Tendríamos pues una situación de inestabilidad política que no sé si el caciquismo perfectamente organizado de la época habría podido resolver, y es bastante posible que se hubiese declarado la República, o más posible todavía que con este tema de la ley sálica hubiese habido un recrudecimiento de las guerras carlistas que hubiese descompuesto todo el principio del siglo XX. Quizás una guerra civil anterior. Quizás un rey de otra dinastía. Quizás una República exitosa. A veces la historia depende de un polvo mal echado en un cuarto del Palacio de Oriente.

Wednesday, September 11, 2013

Moños, tintes y papadas

Con más o menos un año de retraso me he puesto a ver "The Girl", la película del HBO sobre la pajarística, moñística y frigidística relación entre Tippi Hedren y Alfred Hitchcock. Aquí entraríamos en un aburrido bucle de comentar la caracterización de los personajes, la frivolidad de la historia y la papada de pega, pero háganse a la idea de que viene a ser todo lo que se dijo de "Hitchcock" pero aplicado a Toby Jones en vez de a Anthony Hopkins. El interés de "The Girl" es precisamente compararla con "Hitchcock", y mujeres y hombres y viceversa. Son dos historias muy similares ambientadas en el rodaje de películas consecutivas pero que, precisamente por estar contadas la de Anthony Hopkins desde la perspectiva del director y la tv movie de la HBO desde la de la actriz, la versión del personaje y persona Alfred Hitchcock es completamente diferente. 


Insértese aquí su chiste sobre la cara de Sienna Miller al descubrir la caracterización de Toby Jones en "The Girl".


Axioma: Por muy mala que sea una película, siempre la disfrutaremos si trata sobre un rodaje.

En "Hitchcock" (qué lío de repetir nombres y títulos) el director es un ancianito casi entrañable, del que se menciona en algún momento que puede ser un poco obsesivo y pesadito pero con el que Janet Leigh (interpretada por una Scarlett Johansson con el pelo menos favorecedor de su carrera) queda encantada de trabajar. Hay una leve crisis en su matrimonio con su santa esposa Alma Reville pero al final se reencuentran para montar Psicosis y convertirla en una obra maestra. En "The Girl" el director es un obseso y frustrado viejo verde que manipula a Tippi Hedren (Sienna Miller, buff) para intentar seducirla, follársela y finalmente destruirla. Todo basado, claro está, en las declaraciones de la actriz, que le debe al director haber levantado su carrera cinematográfica desde la nada, haberla convertido en un mito y haberla destruido con la misma facilidad y en el plazo de tres años. O sea, una película es una historia de acoso sexual casi en la línea dura de la historia de Nevenka y la otra una fábula sobre una pareja que se reencuentra en el ocaso de su vida gracias a su amor por el trabajo. ¿Qué historia nos creemos más? Da un poco igual (la del asqueroso acosador, por supuesto), lo que importa es cuán distintas pueden ser las versiones de un personaje según la parte de su vida que se decida contar y sobre todo cuál será la versión que se dará en "Grace de Mónaco", el enésimo biopic chiflado de esta temporada en el que Nicole Kidman interpretará a la princesa Gracia y Roger Ashton-Griffiths al orondo genio y saber, oh, sobre todo, saber si incluirá el episodio mencionado por Kenneth Anger en Hollywood Babilonia en el que Grace se desnudaba delante de una ventana para que Alfred pudiera, desde el edificio de enfrente, observarla y pajearse a gusto. Suena demasiado retorcido y demasiado basado en La ventana indiscreta como para ser verdad, pero quién en su sano juicio dejaría que eso tan volátil y ridículo que es la verdad le estropease una buena película.