Monday, September 29, 2008

Paul Newman que estás en los cielos, para siempre entre nosotros comiendo huevos

1) Al lado de mi casa hay una iglesia evangélica. Ayer por la tarde salía yo con una amiga a pasear la resaca y al pasar por delante de la puerta –donde se estaba celebrando “el culto”- un señor mayor nos tendió un papelito publicitario de su religión, supongo. A nuestro “no, gracias”, nos gritó “¿por qué no quieres cogerlo?” pero no con amabilidad en plan “¿por qué no quieres conocer a Dios?” sino con un tono ofensivo y cabreado, como de “¿por qué no lo coges, mala puta?”. Le grité “¡Soy católica!” pero me temo que no lo suficientemente alto como para que me oyese, y el espíritu de la escalera se adueñó de mí. “El espíritu de la escalera” es una expresión que, una vez que aprendes, no dejas de utilizar para nombrar cierta sensación que todos sentimos muy a menudo. Yo la aprendí de Lector constante (a quien Yaveh Elohim colme de bendiciones, etcétera) y todos ustedes deberían estar buscando su significado ya mismito, porque repito que una vez la conozcan no dejarán de usarla.
2) Se ha hablado mucho estos días en Barcelona del joven antisistema que consiguió 450.000 euros en préstamos de diversos bancos y se fugó tras editar el único número del periódico “Crisis”, donde explica su modus operandi y de paso suelta bastantes páginas de rollo sobre la crueldad del capitalismo internacional, el club Bilderberg, la Trilateral y cosas por el estilo que, al menos yo, me tengo muy aprendidas. ¿Y qué pienso yo de todo esto? Pues que el joven, de nombre Enric, es un carota de mucho cuidado y un héroe urbano a la vez. Espero que esté ahora mismo en Tailandia o en Brasil, viviendo la vida en plenitud, aunque según él va a gastar el dinero que le ha quedado tras editar el periódico (gratuito, eso sí) en “luchar contra el sistema” y “llevar a cabo diversos proyecto de concienciación social”. Ejem. Pero resulta que tengo un amigo que lo conoció de cuando vivía en una casa okupa en la calle del Carme (hay que tener amigos en todas partes) y que dice que realmente era un joven concienciado y tal, que se gastó la herencia de su padre en poner un chiringuito lúdico-social-cultural en la plaza del Sol. Y oye, pese a mi escepticismo, es verdad que se ha gastado unos cuartos –no muchos- editando el periódico en el que cuenta su hazaña, y al fin y al cabo, -qué carajo- quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Yo guardo el ejemplar de “Crisis” que me dieron al salir del metro como si fuese un autógrafo del Dioni.
3) Qué vergüencita. Yo soy la persona menos dada a “estas cosas” del mundo, pero el otro día no pude resistirme y lo hice: le dejé un comentario a Espoiler en su entrada sobre Swingtown. Este es:
Nunca te agradeceré lo bastante la recomendación de esta serie. Ha sido un placer pasar el verano en 1976, pero estoy con algunos de los comentario de arriba: ¡el post es demasiado breve e insulso! Si el primero hizo que nos muriésemos de ganas por ver el piloto, este se queda en un "bah, paso". Y, efectivamente:
-envidia cochina tenemos todos de los Decker y su vida maravillosa
-la fotografía y la música son perfectas a más no poder
-Jack Davenport es lo más flojo de la serie: tiene un gesto como de alzar las cejas y una sonrisa de medio lado que no deja de repetir y me desquicia
-"El sexo tiene consecuencias", frase que dice Susan en el segundo -creo- capítulo, resume perfectamente el espíritu de la serie, y eso que, como apunta un comentario, no habla sólo de sexo, sino de relaciones, y de cómo el matrimonio no es nunca el final de la historia.

(Madre mía, menudo comentario, ni que yo estuviese casada o fuese a estarlo alguna vez)
Porque sí, ataco con Swingtown. Ya finiquité el capítulo 13 y último hace unas semanas y desde entonces los recuerdos de la serie no dejan de perseguirme. Me pasa una cosa que me pasa desde pequeñuela con las series, películas u obras de teatro que me encantan, y es que elucubro en mi cabeza sobre cómo llevarlas a cabo en mi hogar, rodando con la cámara de fotos y con mis pobres amigos vestidos para la ocasión. Obviamente esto (casi) nunca se lleva a cabo (no teman), pero anda que no disfruto yo imaginándome a mis compañeras de piso ataviadas con vestidos kilométricos de estos a lo Betty Misiego y a mí misma (mismiedad) interpretando a Janet con camisas de cuadros abrochadas hasta el último botón, fregando el horno en mitad de la noche en pleno ataque de histeria, o vestida de azul y con el pelo cardado entrando en la pista de baile de la mano de Tom Decker durante la gala de beneficencia. Igual me animo y monto una fotonovela.

Wednesday, September 17, 2008

E-spagueti

Con motivo del 11 de septiembre, festivo en Cataluña y fecha indudablemente destinada a darnos disgustos y noticias por los siglos de los siglos, me fui a Verona a casa de un amigo que es de allí. Qué bonita es Verona, tiene ese aire inefable de todas las ciudades italianas: medio medievales, medio renacentistas y con las calles comerciales empedradas con un mármol rosa que resbala cantidad.
Apuntes breves sobre Verona:
- En la (supuesta) casa de Julieta los enamorados se dedican a escribir notas de amor (supongo que "Karl & Jenna Forever Love" o un similar) y las pegan a la pared ¡con chicle! Tan repugnante costumbre hizo que se me pegase un mechón de pelo a unas notas cuando me acerqué demasiado para sacar una foto. Argh y reargh. Creo que era Ramón Gómez de la Serna (el de la muñeca tamaño natural) el que decía eso de "cursi es todo sentimiento que no se comparte". Pues podría decirse que el amor es siempre cursi cuando no se comparte, y que eso de pegar notas con chicle a la pared es una guarrería súper-representativa de lo que es el amor: al que lo vive le hace mucha ilusión, el que lo ve desde fuera siente un poco de asquito. La casa de Julieta por otra parte es una muy buena metáfora de lo que es el turismo: a una casa medieval le añadieron en los cincuenta un balconcito que no tenía para llenar las expectativas de los turistas románticos. Debajo hay una estatua de Julieta a la que hay que tocarle una teta para garantizarse la suerte en el amor. Yo todo esto ya lo sabía antes de ir (claro, con lo lista que soy yo), pero estar allí con las hordas de japoneses haciendo el turista un ratito resulta una experiencia muy curiosa.
- En casa de mi anfitrión tenían el exprimidor de zumo de Philippe Stark, más conocido como "¡La guerra de los mundos!" (imprescindible la exclamación). El caso es que he estado delante de uno muchas veces pero me di cuenta de que nunca lo había utilizado para exprimir fruta (esto no quiere decir que lo haya utilizado para metérmelo por el coño ni nada parecido), y mientras comíamos unos deliciosos e-spaguetis al pesto o e-spaguetis carbonara, lo miraba de reojillo, a punto de saltar sobre él para comprobar si es práctico y limpio de verdad o si toda la pulpa de la naranja se filtra hacia el vaso. La próxima vez no falla.
- En Italia están poniendo "Un paso adelante". Me hizo mucha ilusión encontrarme con las correrías de MAM, Lola, Ingrid y Pablo Puyol en la sobremesa del viernes, y me pregunto si tendrá un éxito comparable al que decían que tenía en Francia, donde pusieron UPA poco después de su estreno aquí y decían que por eso en Francia Mónica Cruz era casi tan estrella como su hermana. El doblaje era muy gracioso y estaba mal sincronizado. El personaje de Cristóbal (interpretado por un actor gallego con el que coincidí en un avión que sería el inicio de una horrible travesía hacia Túnez) se llamaba "Cristobal", con acento en la a. En el capítulo que vimos, Lola recibía cartas de amor anónimas en medio de clase, y al final del capítulo su admirador secreto la citaba en el teatrillo que tenían allí en la escuela de Carmen Arranz. Resulta que eran unos compañeros de clase (el gitano y otro) riéndose de ella, y Lola lloraba, se desgañitaba y agitaba su tersa y kilométrica melena. Qué recuerdos de UPA. También cantaban, en un momento del capítulo, su hit "Morenita muchachita", y todo fue como volver a 2002.
Pues eso, que hay que tener amigos en todas partes para que te inviten a marroquinos (una mezcla de café, nata y chocolate que HAY que probar) y sus amigos locales te piropeen llamándote "brava ragazza" y te inviten a cervezas en jarras de cerámica que pesan medio kilo.

Tuesday, September 09, 2008

Lo que nos trajo el verano de 2008

Google ha sacado un navegador que reúne lo mejor del Firefox y de ese otro de Linux que no recuerdo cómo se llama. Del explorer no han cogido nada, claro. Es raro que yo hable de estas cosas porque es obvio que no tengo ni idea, pero dicen los expertos que, aunque esté en desarrollo todavía, está muy bien, es muy rápido y carga muy poquito el ordenador. Yo veo simplemente que es bonito y sencillo, y el logotipo, efectivamente, es igual que el del Simón, verde, rojo, amarillo y azul, dan ganas de pulsarlo repetidas veces a toda velocidad. El nombre, "Chrome", lo veo muy poco apropiado para un navegador. Parece más bien el nombre de una película de Cronenberg o de Darío Argento. Para finalizar esas hondas reflexiones sobre el Chrome, me pregunto qué no sacará google, y apuesto a que dentro de diez años comeremos comida Google y viviremos en casas construidas por Google, rojas, verdes, amarillas y azules. O, más probablemente, diremos ¿Goo qué?
Fonsi Nieto y Ariadne Artiles han "jugado al despiste" (expresión sin la cual los comentaristas del corazón no sabrían vivir) durante todo el verano. Esta pareja me produce una pereza terrible, pero querría comentar dos cosas:
cosa 1: Fonsi Nieto es el horror. ¿Qué novias son esas que se elige, dios mío? Supongo que puede considerársele afortunado porque con esa pinta que tiene ha salido con tres mujeres que son consideradas tías buenas por casi todo el mundo: Elsa Pataky, Natalia Verbeke y Ariadne Artiles. A mí las tres me parecen un espanto total. Chabacanas es la palabra que mejor las define. Elsa Pataky, cumbre del deseo patrio, pese a parecer seriamente retrasada, nos cae psuedobien por haber sido Raquel en Alsa, antes de operarse la nariz y etcéteras varios, pero es una hortera y una tuja de tomo y lomo. Esa ropa que diseña, o diseñaba, es igualita que los chándales marca Batuka. Natalia Verbeke siempre parece tener la cara y el pelo sucios.
cosa 2: Ariadne Artiles tiene una cara de modelo normalita y corriente, pero un cuerpazo poseedor de una cosa que a mí particularmente me encanta, y es un tronco larguíííísimo. Entre sus tetas y su coño hay kilómetros de distancia, y eso hace que sin las mechas y el look ibicenco, pudiera ser elegante. Pero no.
David Bustamante y Paula Echevarría han tenido una niña. Como son asín, la han llamado Daniella con doble ele, que supongo que les parecerá más moderno. De Busta opino más o menos lo que todo el mundo; musicalmente me interesa tanto como el nuevo disco de Banghra o, por utilizar un símil literario, el libro "Los Tous: historia de una familia, una empresa y un osito hecho joya" (aunque su canción "oé oé oé oá siempre te llevo dentro del alma como el arrullo de un mar en calma" me encanta). Lo más guay que asocio a Bustamante es algo que ni siquiera ha hecho él, sino los Astrud: una foto en la que Manolo llevaba una camiseta con la cara de Bisbal que ponía "robot" y Genís una con la cara de Busta que ponía "persona". Aún así, celebro su reciente etapa de hombre feliz que ha recuperado el rumbo estético (en términos OTeriles, claro está) y creo que esa mujer que tiene, Paula Echevarría, es lo mejor que podía haberle pasado. Todos recordamos con el corazón encogido aquella etapa en la que su pérfida y rubia exnovia Begoña Alonso le denunció por malos tratos, y su familia protagonizaba episodios de agresión en San Vicente de la Barquera. Por suerte todo aquello se aclaró y la malvada modelo robavestidos (o roba zapatos, no recuerdo bien qué era lo que le robaba en el backstage a la novia de Nacho Sierra) debe estar ahora mismo en su casa lanzando dardos a una foto de Paula Echevarría vestida de Rosa Clará el día de su boda. Paula no es exactamente una genia de la moda, lo único que hace es seguir las tendencias a rajatabla sin innovar ni mucho ni poco, pero todo le queda tan bien y está tan mona siempre que es imposible no cogerle cariño. Tan sonriente, con ese pelo megahidratado, tan normal, tan ideal, hace que nos olvidemos incluso de que era la fan número 1 de Bustamante. Eso, que estoy muy feliz de verla emocionada a la salida del hospital, con la cara y los tobillos hinchados como bollos y más mona que nunca.
Como dice el Pasillero (jojo) lo más tremendo del accidente de Barajas fue que todos los medios aprovecharon para comentar la operación de nariz y barbilla (no sé por qué nadie dice lo de la barbilla, cuando es súperobvio) de Letizia Ortiz como si fuese lo más reseñable del tema. Increíble. En fin, debía tener la cara amoratada como la chica en LA Confidential que se opera para parecerse a Rita Hayworth y tenía pinta de estar hasta arriba de analgésicos. Aplaudimos a Letizia en su cruzada por el crecimiento de la úlcera de Jaime Peñafiel, rata detestable y hombre de la digresión constante.
Sienna Miller se lía con un hombre casado y asisto atónita a un linchamiento por parte de las revistas (sobre todo) británicas. Esto es una obviedad tan obvia que me da hasta vergüenza escribirlo pero, señores, el casado es -era- él. Sienna puede hacer con su coño lo que le salga de la brinca del idem. Y luego hay quien dice que no vivimos en un mudo machista. Puagh.
Por supuesto, la serie del verano ha sido -está siendo- Swingtown. Tengo tendencia a obsesionarme con las cosas que me enganchan y no dejo de darle el coñazo a mis allegados -virtuales y en 3D- que también la ven. Pero qué quieren, esto no es Lost, ni siquiera Mad Men, y no tengo foros donde opinar ni largas entradas que comenten el último bañador de Trina o el cardado de Janet. Recomiendo fervorosamente una visita al verano del 76. Yo hasta pongo su last fm en casa de fondo mientras cocino.
Hablando de cocina, "Ven a cenar conmigo" me encanta. Espero que sea ese típico programa de verano que tiene éxito y se alarga temporadas y temporadas (como Corazón de Verano, que pasó a ser Corazón de/estación). Los concursantes son de órdago (especial mención para los coruñeses de hace unas semanas, que eran para mear y no echar gota), las votaciones dan ganadores casi siempre injustos, y te ríes un huevo viendo a gente que presuntamente disfruta de la cocina diciendo "yo es que no como ni mandarinas ni pescado" o "¿endivias? Ni idea de qué es eso".
"700 Euros. Diario secreto de una call girl", la explotation de "Sin tetas", es tan mala y los actores están -en su mayoría- tan mal que hay que verla para creérsela.
Finalmente, Paris Hilton es lo más guay del verano de 2008. Ha pasado de ser un coñacín, más que nada por saturación de noticias sobre ella, a convertirse en una genia absoluta con su vídeo de respuesta al de McCaine poniéndola como mal ejemplo para la juventud. Y lo hace de una forma elegante y divertidísima: ¿vosotros utilizáis mi imagen para vuestros propósitos? pues yo os la devuelvo criticándoos, criticando de paso el circo de las elecciones y demostrando que sé reirme de mí misma" Si eso no es inteligencia y saber estar, que baje Dios y lo vea.

Friday, September 05, 2008

Parid, bella flor de lis

Yo creo que antes no era así, pero de unos años a hoy me he vuelto una llorona. No lloro normalmente por pena, ese no es mi rollo, pero sí por emoción, con lagrimones gordos que ya ni intento sofocar. Lloro con las cosas más chorras del mundo, pero con las tragedias colectivas y cosas así nada, ni una lágrima. Me emocionan sobre todo los viejitos y los perritos. Veo al abuelo de Rafa Nadal y me entra una emoción por dentro que suelto la lágrima. Si por la calle veo un perrito cojo que va con su amito siguiéndole ágilmente, lloro de emoción, de ternura, de que se me activa el resorte íntimo de la sensibilidad. Lloro hasta con el Diario de Patricia (el otro día un padre y una hija se hacían las pruebas de paternidad para ver si de verdad eran padre e hija porque en el pueblo había rumores de que ella era hija del fontanero. Salió que sí eran padre e hija y ellos se abrazaban llorando, y con ellos desde la cocina, pelando zanahorias) o con los anuncios del espetec de Casa Tarradellas, que mira que son malos, pero yo lloro igual. Si en una comida familiar multitudinaria alguien se pone a cantar y todos nos ponemos a cantar, yo canto desafinando y con mucho entusiasmo mientras se me ponen los ojos rojos y me caen lagrimones y agüilla de la nariz.
Todo esto viene a cuento de que ayer fui a ver Wall-E. Y sí, es todo lo que dicen, buenísima, una obra maestra, una obra de arte, pero es más: es emocionante, bella, tierna, hermosa, bonita y todos los sinónimos que quiera añadir. Yo empecé a llorar a los cinco minutos (cuando Wall-e entra en su casita y coge sus cositas y se pone a ver la peliculita) y ya no paré. Eso en el cine no es que me pase mucho, pero vamos, había escenas en las que la gente se reía, y para mí no tenían nada de cómico, la verdad, eran momentos épicos o simplemente de una belleza apabullante.
Igual tenía yo el alma especialmente frágil y pochola ayer, no sé. Pero qué bonito es que pasen estas cosas de vez en cuando, ¿no?

Tuesday, September 02, 2008

No te vayas de Navarra

Debido a que por falta de tiempo no he tenido oportunidad de solazarme en las fiestas de la aldea, este fin de semana me fui a Andosilla, un pueblo navarrico en el que he comido más que bien. Hasta ahora he sido ajena a este espectro cultural del toro y sus ritos porque a Galicia no llega, la verdad. Allí se lleva más la vaca sin diminutivo -illa. Y he vivido el momento más cañí de mi vida, plasmado en esta foto que adjunto, lectorcitos:
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También he vivido momentos como el siguiente:
Yo: ¿De quién es esta canción?
Chica: ¡De Kiko y Shara!
Otro momento:
Chica: ¡Maja, vamos para dentro que están poniendo la bucovina!

He tenido que buscar "bucovina" en google porque sabía como se escribía, y aún así no estoy muy segura de haberlo puesto bien.
Y eso, grande, Andola.