Monday, January 10, 2011

El discreto encanto del vacío

En mi caída libre hacia una vida sin criterio/complejos/respeto por mi salud mental, me he enganchado a leer el minutado de Gran Hermano. Y no es precisamente porque me interese las chorradas que se cuentan (especialmente este año, que el programa es especialmente aburrido y tedioso), sino por cómo las cuentan los sufridos minutadores, especialmente José Viruete (sí, ese Viruete) y Tomás Blanco. Creo que tiene que ser un trabajo espantoso este que te obliga a tragarte ocho horas diaria de la vida en directo de unos seres que representan la nada como pocas cosas la representan hoy en televisión (y mira que hay que está alto el listón; soy fan detodalavidadeDios de Gran Hermano y sus miserias, pero el canal 24 horas me parece ya demasiado), y debe de producirse un síndrome de Estocolmo curioso al estar tan inmerso en el bucle diario de personajes que te caen mal y hasta odias un poco (aunque bien es verdad que la mayor parte de la gente tiene un trabajo que le obliga a relacionarse con personas que desprecia y no puede hacerlo en pijama desde su casa, fumándose un pitillito). Por eso aprecio doblemente el que sean capaces de llevar a cabo una tarea a priori súperingrata y súpercoñazo y no solo desempeñándola correctamente, sino teniendo las ganas de hacer las cosas bien y de ofrecer algo más de lo necesario para que algo esté pasable. Tienen capacidad de incluir pequeños toques de genialidad que hacen que yo, que sigo muy por encima este año el programa, me ponga a buscar como una loca los comentarios de días atrasados y me tronche de risa con la descripción de cosas que me dan absolutamente igual. Porque hasta en la más hedionda de las heces se pueden encontrar destellos de talento. Porque hasta en la más cursi de las comparaciones se esconden verdades como puños.
Y aquí varios botones de muestra (sí, me he pasado un poco, es que cuando me obsesiono lo hago de pleno, ya sea con Guerra Mundial Z, con Orgullo y prejuicio o con -ejem- esto):

11.15 h: Bien. Los zagales terminan de leer sus cartas.
Han escrito lo obvio y lo han escrito de forma explícita…
te quiero mucho
eres chachi
amigos para siempre
Étc.
(Nota para mis chicas preferidas: Laura era lamiga invisbl d Marclo,,y lea scrito 1 krta,,mazo gonita y dspues san abrazao y san dao bsitossssssssss!!)

Después hablan de pedos.
Yo no me tiro pedos, señores. Eso son calumnias, injurias -dice Marcelo.
-Es verdad, yo no me he comido pedos de Marcelo -dice Laura.
-Pues tú el otro día te tiraste uno que… -dice Marcelo.
-No es verdad -dice Laura. Yo te avisé y al final no lo llegaste a oler ni nada.
Ay, el amor, amigos. Quién lo pillara.

01:26 14.25 h: Jackie vuelve del confesionario: se va a Israel.
Más besos, más abrazos.
Patricia quiere que le traduzcan “tú y yo amigos para siempre”.
Desde aquí trasladamos el saludo de Patricia a los responsables de la LOGSE.
Después el característico despliegue de originalidad y capacidad expresiva:
“Yu an mi olguais frens”.
“Mis yu very mach”.
“El Jackie, el Jackie, el Jackie es cojonudo”.
“Te quiero mucho”.
Leré, leré.

14.55 h: Terry y Jota de intercambio psíquico.
Dios mío, llévame pronto.

19.25h: A Patricia la mención de una fiesta la hace enloquecer, y decide invitar a Jackie a su particular mundo Disney.
Coge al israelí de la mano y le enseña el jardín mágico que hay fuera de la casa.
Mientras, le canta la canción de Aladdin y la de Pocahontas.
“Tú, ven p’acá, Yonesmí”, le dice. Lo que se traduce en : “Tú, ven para acá, John Smith”.
Flotan sobre el césped embrujados por la magia de Disney.

Súper se manifiesta y dice: “Chicos, GH Israel os quiere decir unas palabras”. Luego habla otra formade vida y dice algo en hebreo.

“Tía, tía, tía, tía, tía”, dice Laura a nadie en particular.

Patricia añade a las cualidades de su hombre ideal, “que tenga un conejo macho para mi coneja”. Sin doble sentido de ningún tipo. Literal.

13.35 h: Sin rastro de vida inteligente.
Ni inteligente, ni de la normal.

14.36 h: Hablando de emoción, reencuentros y lágrimas, se produce el siguiente diálogo:
-Para ponerme así tendría que pensar en algo muy malo -dice Lydia.
-Pues piensa que te quedas sin cremas y sin pinturas -dice Patricia.
-¡Uy! Calla, calla.
Después pierdo el conocimiento y luego ya no me acuerdo de dónde lo he puesto.

Acto seguido hace una retrospectiva de su vida amorosa desde su primer ex-novio hasta Rubén. Su primer ex-novio, dice Chari, era: “un golfo. Se había acostao con todo lo que había podido, con medio Cádiz. Era un tío que llamaba mucho la atención, era guapísimo… moreno, ojos verdes, tenía un cuerpazo, era policía… Todo, lo tenía todo”.
Esto es: guapo y policía.
Por Dios vivo.

Por supuesto, Terry termina enfadándose. O no. O vete a saber.
Ellos mismos resumen la situación perfectamente:
-¿No sabes mantener una conversación sin gritar y sin insultar? -dice Yago.
-No, no sé -dice Terry.
Bueno, el primer paso es reconocerlo.

A Patricia le ha gustado mucho la película La Carretera (película basada en una novela ganadora de un Pulitzer) y la define alegremente como: “es de miedo pero romántica también”.
Como se entere McCarthy arde Troya.
La crítica cinematográfica y resumen de argumentos continua, mayormente ceñidas al genero de terror, metiendo La semilla del diablo de Polanski en el mismo saco que Scream, así que hago un esfuerzo por no prestar atención.

1:44 De pronto, Laura se cabrea porque Jhota no le ha querido dar un cigarro. La parleña de dice que porqué se pone así, que parece que está con la regla. Jhota le contesta con su diplomacia habitual: “Estoy con la regla y con el rabo tieso”. Cuanto bien haría este chico en las Naciones Unidas.

4:00 Y con esto nos despedimos. Mañana veremos quién es el expulsado. ¡Que emoción! ¿O no? Buenas noches, amigos.

Thursday, January 06, 2011

Dos problemas (acompañados de sus soluciones para no tener que molestarse en descifrarlos)

Para iniciar esto en un 2011 que en la vida en tres dimensiones no está resultando muy simpático, nada mejor que recurrir a mi adorado, idolatrado y nunca suficientemente ponderado Jardiel Poncela. Y tiro de "El libro del convaleciente" (que es un poco, exageradamente pero un poco, lo que soy yo ahora), ese prodigio de ingenio y originalidad que reúne los relatos y piezas cortas que publicó Jardiel durante los años 20 y 30 (¡ay!) en las numerosas revistas de humor que había en España (parece mentira, ¡varias revistas de humor en circulación, y de tirada nacional! Han pasado 80 años pero podríamos estar hablando de Mongolia en el siglo XI y no parecería más lejano y ajeno).
Así que hala, aquí van los dos problemas que son una pequeña chorradita que consigue que me parta, me recontraparta y siga creyendo en el talento humano:
Primer problema
Los sesenta árboles. _Un labrador tuvo el capricho de plantar en un mismo terreno y en el mayor desorden sesenta árboles frutales de tres clases muy diferentes: manzanos, perales y castaños (tipo general).
A su muerte, no teniendo hijos, dejó el campo a tres sobrinos por parte de hermana, y ahí empezaron las dificultades.
Los tres herederos querían tener el mismo número de árboles de cada clase, y cada cual pretendía aislar su parte por medio de una tapia; pero dado el desorden en que los árboles estaban plantados, la cosa no tenía nada de fácil.



El lector tiene que resolver eso.
Véase la figura primera y supongamos que los círculos blancos son castaños (lo cual, por sí solo, ya es un lío tremendo); los negros, perales, y los círculos triples, manzanos. Ahora se trata de dividir el campo en tres partes y que en cada parte haya el mismo número de círculos de cada color.
Solución. _La solución es que los herederos vendieron el campo a uno del pueblo, se repartieron los cuartos y tomaron el tren para Madrid, para evitarse una meningitis.
Segundo Problema
El paseo alrededor del lago. _La señorita y el caballero que aparecen en la figura segunda son dos cursis. Esto se ve a la primera ojeada.
Ambos han salido a dar un paseo, a caballo, por el campo, y han llegado a orillas de un lago absolutamente circular.
El caballero, a quien llamó mucho la atención esta forma del lago, tan poco frecuente, propuso a su linda compañera dar una vuelta al trote alrededor del lago, y no hay que decir que ella aprobó la idea al momento, porque era una imbécil.


El tiempo que invirtieron en este paseo no nos interesa; pero sí haremos constar, en honor a la habilidad de los caballistas, que supieron mantener sus corceles al mismo nivel durante toda la vuelta, y siempre con una separación de dos metros entre uno y otro.
Además, la amazona que iba hacia la parte del agua se conservó constantemente a cinco metros de ésta.
Cualquiera comprenderá que el caballero que trotaba por la parte de afuera, o sea el del caballero, trazaba en su marcha un círculo mayor que el que describía el corcel de la señorita y, por consiguiente, tenía que correr más que éste para no quedarse atrás.
En efecto; por cada veintitrés pasos que daba el caballo de la dama, el del caballero daba veinticuatro.
Cómo se está complicando esto, ¿eh?
Cuando dieron la vuelta completa al lado, la amazona preguntó a su acompañante si sabía:
1º ¿Qué distancia había de una a otra orilla del lago?
Y 2º ¿Cuántos metros acababa de recorrer cada uno de los caballos?
Vea el lector si él hubiera sido capaz de contestar a esas preguntas.
Solución. _La solución es que el caballero se bajó del caballo, cogió a su gentil amiga de un pie, la desmontó y, haciendo con ella un molinete en el aire, la arrojó al lago de cabeza.