Wednesday, December 30, 2009

Examen de conciencia

Y, como llega ya el último día del año, viajo un año atrás para examinar la lista de propósitos de 2009 y ver cuáles he cumplido y cuáles quedaron en agua de borrajas (me temo que eran ya agua de borrajas hasta para mí misma en el instante en el que los formulaba):

- Encontrar una nueva casa que intente, aunque sea difícil, ser tan bonita y acogedora como la actual (este es el único propósito de año nuevo que pienso cumplir sí o sí, y a corto plazo). Encontré una casa nueva bonita y acogedora. Es enana, no tiene calefacción y la palabra "decoración" se le queda grande a la extraña disposición de los muebles, pero tiene una terraza que es el orgullo de mi raza y soy muy feliz ahí.

- Aprender a hacer sushi. Ejem, primer propósito incumplido.

- No dejar de beber, pero dejar de beber hasta la náusea. No vomitar en las casas de mis amigos. A ser posible, no vomitar en mi propia casa. ¡Hecho! Creo que he vomitado alguna vez a lo largo de este año, pero no con tanta frecuencia y ahora me emborracho elegantemente en compañía de amigos sin llegar a la náusea. O cuando noto que estoy a punto de perder la presencia de ánimo, le pido a alguien que me acompañe a casa o a un taxi. O, lo que es mejor y mucho más cómodo, bebo en mi casa o en casa de amigos, la señal definitiva de la adultez. Para 2010 quiero realizar una imagen mental de mí misma en albornoz, gafas de sol y un cóctel en la mano tumbada en la terraza, con mi partenaire al lado fumando un puro. Eso es lo que quiero para el resto de mi vida.

- Ser menos vaga y en vez de pasar los domingos de resaca en el sofá, armarme de valor, ducharme e ir a dar cortos y agradables paseos. La verdad es que tal y como se han desarrollado los acontecimientos este año, he salido muy poco de casa. Se ha convertido en un chiste recurrente imaginarme dentro unos años (aunque al paso al que voy, que por primera vez en diez años he engordado y tengo algo parecido a tetas y culo, será dentro de unos meses) convertida en una gorda que viste con bolsas de basura y túnicas de gorda, como el Homer gordo, con una gorra de gorda en la cabeza y mirando desconfiada a los vecinos.

- Ir más al cine y al teatro, sobre todo si me invitan. He ido bastante al teatro; al cine nada. De todos modos, pongamos propósito cumplido

- No tener relaciones sociables basadas exclusivamente en el fin de semana, sino quedar con gente también por las tardes para tomar algo y hacer recados en compañía y estando sobria. Ehmmm... pues sí, digamos que sí, cumplido también.

- Depilarme más a menudo. Sí. Creo que lo he hecho.

- Comer más pescado y verduras y no tantas rufles al jamón. Totalmente incumplido. De hecho hace un par de meses he tenido que poner una barrera a las rufles al jamón, porque me estaba deslizando por un tobogán de paladar quemado y sabor saladito que ni una bollera adicta al crack.

- Acabar con las grietas. Jo, totalmente incumplido. Pero me temo que no está en mi mano.

- Ser un poco más lady y dejar de usar la ropa rota y estropeada, por muy cómoda que me sea y por muy bien que me vea con las converse/cazadora/mallas destrozadas. Teniendo en cuenta que ahora trabajo en casa, me he pasado 4/5 del año en pijama y/o chándal. De hecho el deseo no debería ser "ser un poco más lady", sino "ser un poco menos white trash".

- Usar pantalones que no sean exclusivamente vaqueros. Usar más vestidos y faldas. Por otra parte, cuando salgo de casa me acicalo como si fuese a ver a la reina de Inglaterra. Sigue pendiente el tema de dejar un poco de lado los vaqueros.

- Comprar ropa interior bonita y sexy, y no sólo bragotas de algodón con dibujos de caracoles y nubecitas. Dios, me doy cuenta de que he incumplido totalmente los propósitos para 2009. Este año de hecho me he convertido en el fantasma de las bragas rotas.

- Ser más creativa, trabajadora y constante. Trabajadora sí que soy, y he descubierto que tengo más fuerza de voluntad y constancia de lo que creía.

- Leer más libros y no releer la qué me dices o la glamour por pereza. Bien, creo que cumplido.

- Tener algún tipo de actividad casera para mantener mi tiempo ocupado productivamente cuando esté en casa, y no pasar tanto tiempo en el facebook. Tal vez dedicarme al punto de cruz, o bordar con mis iniciales las sábanas y toallas. O hacerle sombreritos y vestiditos a cerillas, como una Briones. Mi actividad casera ahora es una sola, básica e importantísima: trabajar.

- Viajar más. No he viajado tanto como en 2008, pero el balance final es positivísimo: hasta he visto "Turandot" en la Arena de Verona. Buen año.

- Llamar más a mis padres. Soy una mala hija que merece un castigo divino.

- Ser una buena amiga a la que todo el mundo quiere por su sabiduría y elegancia interior. Estar ahí para escuchar los problemas de los demás. No ser borde, dar problemas ni criticar a la gente. Ser ecuánime. Intento ser lo más libra posible y dar buenos y sabios consejos, pero como no salgo mucho de casa mi conocimiento del género humano empieza a basarse en Mujeres, Hombres y Viceversa. Tal vez mis amistades no deberían hacer mucho caso de mis consejos.

- Ver Deadwood. Acabar con Mad Men. ¿Ver, tal vez, True Blood? Vimos Deadwood (bien), Lost (adicción total), Roma (maravillosísima, sexo, violencia y Julio César, ¿qué más se le puede pedir a una serie?) y Bob Esponja (amo a Bob Esponja, es arte, genialidad y talento por cada uno de sus poros de esponja)

- Hacer los ejercicios de la espalda y mejorar la postura corporal. Mal, pero prometo enmendarme con la wii fit. Mejoraré mi postura corporal a base de romper pelotas invisibles con el culo.

- No quedarme dormida en bares, teatros ni cines. Como ahora mi hora habitual de levantarme es a las diez de la mañana, no me duermo tanto en los sitios. Pero nunca lograré desterrar del todo esta costumbre de mi vida.

- No enfadarme por cosas absurdas que no tienen solución, como con la gente que aplaude cuando el avión aterriza, por el uso indiscrimando de la comic sans o con las tonadilleras que dicen "eso es incierto". Ser más paciente, no rabiar, no celarme, ser madura y equilibrada. Con lo divertido que es montar en cólera, ¿quién necesita ser una puta balsa de zen?

- Actualizar más el diario. Jo. Hay que dejar algo para 2010.

Wednesday, December 16, 2009

Belleza y poder

No deja de parecerme un poco ridículo que yo, que apenas me maquillo y cuando lo hago empleo pocos productos, haya asistido ya a dos clases de maquillaje (ni que la vida estuviese intentando decirme que deje de parecer un clon de Baby Jane cuando me maqueo). A mí el pote me parece bien, estoy a favor, así in yeneral, aunque sea poco aplicada y hasta perfumarme me de pereza, pero sobre el mundo de la señorita Pepis, yo, bastante profana en la materia, opino lo siguiente:
- No hay nada mejor, para diario (aunque los ojos ahumados y el maquillaje travesti, en general, me parece bombástico), que la gente que va maquillada pero que no lo parece. Nada más difícil que el aspecto natural. Admiro a las mujeres que son capaces de dejarse un cutis impecable y perfecto sin que se note el color natural bajo la capa de maquillaje. En este Bershka mundo en el que estamos, lleno de cutis naranjas que se asemejan al de Luis Rollán (claro que él es así también al salir de la ducha, lo que da más miedo todavía), convendría tener presente esto: si eres caucásica no debes usar una base de maquillaje que se llama "toffe".
- El iluminador -el corrector de ojeras, el touche eclat- es un gran invento, pero no hay que pasarse o una termina pareciendo un mapache. Buen ejemplo de ello es Miriam Sánchez en Mujeres, hombres y viceversa, a la que le ponen tanto que parece que le hayan untado polvos de talco en las ojeras. Y mira que es preciosa esa chica.
- Si tienes dinero, no te compres un piso; arréglate los dientes. Las dentaduras perfectas de por sí son una herencia nunca suficientemente ponderada.
- Las cejas son la piedra de toque, el centro del universo, la piedra rosetta de la belleza. Yo estoy un poco obsesionada con el mundo cejil, sobre todo desde que la depilación llegó también al mundo masculino (véase Mujeres, hombres y viceversa, que como se puede apreciar sirve para ejemplificarlo todo, y todo cosas buenas, dignas del Lidl). Mi obsesión puede deberse a que, aunque no tengo las cejas muy espesas ni muy pobladas, son de un pelo duro y fosco, bastante más oscuro que el pelo del resto de mi cuerpo, y se despeinan y cobran vida propia con mucha facilidad. Son herencia de mi padre y sí, es como si estuviesen hechas con pelo de coño un poco más cortito y menos rizado. De ahí mi obsesión por las cejas de los demás. No soporto las que están demasiado depiladas ni las que trazan una forma que se ve a lo lejos que no es la suya. Yo veo a Marlene Dietrich y me parece lo más, pero esas cejas en la vida real me hacen temblar y salivar al borde del colapso. Ya volvieron con los setenta, pero afortunadamente se volvieron a ir. Esa es la razón por la que Amaia Salamanca, que podría ser una bella joven, me parece un espanto. Porque esas no son sus cejas, esa curva, esa formita, un trazado un tanto irregular... se les ha ido la mano con las pinzas. Me gustan las cejas de Ava Gardner, con el punto justo entre trazado de dibujante, pelo y expresión. Están trabajadas y probablemente tengan de natural lo mismo que las de Marlene Dietrich, pero comparto el espíritu estético que las diseñó. Y, respecto a las cejas masculinas, prefiero mil millones de veces un cejijuntismo honrado y salvaje a un Pablo Puyol.
- Y, para terminar y sin que tenga mucho que ver con todo lo anterior, diré que no hay nada más malo en este mundo que llamar fea a una mujer.



Saturday, December 12, 2009

Copiota

Copio y pego directamente una entrada que escribí hace más de dos años. Es trampa, sí, pero es que echo mucho de menos a Jardiel Poncela o, más concretamente, sus obras completas que están en casa de mis padres y que como ya se acercan las navidades, podré volver a disfrutar en breve.

Llevaba un tiempo deseando releer el prólogo que escribe Jardiel Poncela (my first, my last, my everything), para su primera novela, “Amor se escribe sin hache” (título que luego remedó el hábil José Luis Moreno para su “Humor se escribe con hache”), y ahora, al hacerlo, se me ocurren mil apostillas propias a sus afirmaciones personales, apostillas que por supuesto no ahorraré al paciente lector y procedo a detallar aquí, porque, citando a Heine como hace Jardiel en este mismo prólogo, “Siempre es divertido hablar de uno mismo”

“Mi esqueleto está proporcionado: doce grados menos proporcionado que “Apolo” y veinticinco grados más proporcionado que “Quasimodo”

Bien, a esto podría decir yo que “Mi esqueleto está proporcionado: doce grados menos proporcionado que la Venus de Milo y veinticinco grados más proporcionado que Christina Aguilera.”

Soy hábil para toda clase de trabajos manuales, incluido el trabajo de liar cigarrillos, aunque los compro siempre liados por Abdulla Co. Ltd. (Me gusta el campo, el arroz, los huevos fritos, las mujeres y el bistec con patatas.) No pruebo el pescado desde hace ocho años: no bebo vino ni licores y mis órganos funcionan con la exactitud de un funicular.

Lo de los trabajos manuales es extraño porque para algunos soy totalmente negada y otros, bueno, no es que tenga unas dotes especiales ni que sea muy brillante, pero los desempeño con razonable éxito. Por ejemplo: calceto, hago ganchillo, pinto (con brocha gorda y fina) y hasta bordo en ocasiones (todo ese tipo de cosas inútiles). Sin embargo soy totalmente incapaz de envolver un regalo de un modo decente y en cuanto a los arreglillos de casa creo que sólo sé cambiar una bombilla cuando está fundida. De vez en cuando me veo obligada a meterme en pozos en medio del monte para desatascar tuberías o encaramarme al tejado de mi edificio para arrancar las malas hierbas. No lo hago mal, pero siempre es bajo dirección materna, nunca por iniciativa propia. Tampoco se me da mal manejar una pistola de silicona, aunque soy incapaz de purgar un radiador. Jamás he intentado liar un cigarrillo y creo que estaría en la lista de las cosas que se me dan fatal. Me gusta el campo no excesivamente y a rachas; como de todo y soy una comensal muy agradecida que disfruta de cualquier cosa que le sirvan, excepto vísceras y ensaladilla rusa, y aún esta la como sin quejarme, sólo que nunca la pediría en un restaurante. Me encantan las sopas y cremas, la carne, la pasta, los pasteles de verduras y el chocolate. Bebo, sí (demasiado), de vez en cuando, y tengo bastante tendencia al estreñimiento.

“Nunca he padecido enfermedades repugnantes, esas enfermedades deshonrosas de que los hombres suelen hacer gala. Mi salud es perfecta, como la “Casada” de Fray Luis (que a mí no me parece perfecta)”

Huelga decir huelga general. Uy, huelga decir, digo, que jamás he padecido ninguna enfermedad repugnante de esas del coño. De hecho, salvo resfriados y gripes y así, la última enfermedad que tuve fue la varicela a los ocho años. Uh, bueno, hace un par de años tuve una leve anemia y hace un par de meses una gastritis por rellenar con demasiadas verduras mi falafel en un Maoz-buffet libre. Gordita que es una.

“Disfruto de unos músculos resistentes, aunque no se nota a primera vista, y no hay esfuerzo físico que los haya humillado. Con la mano derecha sostengo 101 kilos; con al izquierda, 56, y con la dos manos sostuve mi casa cuando he tenido casa puesta (Salto, corro, trepo y juego al ajedrez sin fatigarme. Me gusta subirme a la trasera de los automóviles y bajar de los tranvías en marcha, sobre todo cuando van “al nueve”

Yo soy una debilucha total y se me ve debilucha total. Bastante hago con arrastrar sofás varias manzanas hasta mi casa cuando queremos cambiar el mobiliario del salón.

“No tengo predilección por ningún color, como declaraban en las interviús los autores del siglo XIX, y puesto a elegir, elegiría el color esfrucis.”

Yo, como soy niña, sí que tengo color favorito: el azul.

“El hombre a quien más admiro, al que considero como el más importante del mundo, en el pasado y en la actualidad, es Charlie Chaplin (Charlot), verdadero genio de todas las épocas.”

El hombre al que yo más admiro eres tú. Antipoesía eres tú.

“Me gusta charlar, porque la charla es uno de los placeres más arrobadores que nos legaron los griegos; pero procuro charlar poco con grandes artistas para no embrutecerme”

A mí me encanta charlar, parlotear, conversar, monologuear, discutir y farfullar.

“Los animales domésticos me atraen, como atraen las playas de moda.”

Me gustan mucho los animales, los que más los perros, pero reconozco que son un coñazo. Aún así, ¡les quiere uno tanto!

“Detesto a las personas (escritores, filósofos o barrenderos) que denigran la época presente y la humanidad presente para exaltar otras épocas de la Historia. (Todas las épocas de la Historia son iguales, aunque sean distintas. El hombre actual es tan bestia y tan perverso como el que oyó gruñir en el Parlamento a Pi y Margall o como el que vio entrar en Toledo a Alfonso VI o como el que dibujó mamuths en la cueva de Altamira. Y en cuanto a nuestra juventud futbolística no es más ni menos estúpida que la juventud que bailaba en la Bombilla con el hongo puesto o la que jugaba a la morra en los anfiteatros romanos.)

No puedo estar más de acuerdo con este texto y de hecho doy muchas veces el coñazo diciendo “porque como dice Jardiel Poncela “todos los hombres son igual de estúpidos bla bla bla...”

Viajar me seduce. Con la sola presencia de un tren, me abraso con la impaciencia de irme a algún sitio. (A veces, también me abraso con el cigarrillo)

Viajar me gusta mucho, pero a veces me da una pereza... como casi todo en la vida, la verdad, que me da una pereza bárbara. Necesito que me empujen o que vayan delante de mí, así ya me animo y hasta me entusiasmo.

“Respecto a los grandes problemas del más allá, tengo ahora ideas que no se parecen en nada a las que tuve en un principio. (...) Entonces, la contemplación de un cadáver me hundía en profundas meditaciones, y me hacía preguntas, y me imaginaba respuestas, e incluso creía ver, en el vidrio entelado de aquellas pupilas, reflejos misteriosos de Regiones Inaccesibles. Hoy contemplo un cadáver y no se me ocurre decir más que:

_Está muerto.”

Tal cualito, mi adorado Enrique (ah, ¿se puede ser más cursi?)

Almuerzo y como en restaurantes, y con el tiempo, merced a ese método, formaré en las filas de los hiperclorhídricos”

Me gustaría comer en restaurantes mucho más de lo que lo hago, todos los días no, que aburre. Eso sí, desayunar todos los días fuera de casa me encantaría: zumito de naranja y café con leche con bollo.

“No entiendo una palabra –ni una nota- de música. Por ello, me gustan las melodías cursis, los himno ramplones y los pasodobles ratoneros. (El lector comprenderá en seguida que me seduce la música de Alonso.)

Yo tampoco tengo ni idea de música. Me gusta la música de viejos parrandera, tipo los tangos y las rancheras, las canciones yeyé y Kylie Minogue. Una de mis canciones favoritas, en plan feel good, es “Ray of Light”, de Madonna, y con eso creo que ya está dicho todo. She's got herself a universe y tal.

Me canso de apostillarle cosas a Jardiel. Mejor actualizo ya que esto se alarga, no sin antes copiar la siguiente

NOTA IMPORTANTE _La cita de Heine con al que ha encabezado el prólogo no la escribió nunca Heine. La he escrito yo, y he puesto debajo el nombre de Heine como podía haber puesto el de Landrú.