Wednesday, May 13, 2009

Tumbada en la chaise longue

No fumo ni nunca he fumado, ni de adolescente tontalhaba. De hecho creo que no sé fumar, me cuesta muchísimo tragarme el humo y darle una calada a un pitillo me marea y deja para el arrastre, como si fuese Zipi o Zape en una historieta con moraleja. Y sin, embargo, el tabaco me mola. Mi padre ha fumado toda la vida como un carretero, tabaco negro de la marca Record (sólo conozco a dos personas que fumen esa marca, él -ya no- y la madre de una amiga), por lo que cada vez que olía tabaco rubio me parecía un aroma delicado y maravilloso, mucho mejor que cualquier incienso. Por comparación con los pitillazos que se metía mi padre, claro. 
Creo que fumar es sexy y sofisticado. Da prestancia, como llevar sombrero. Hay momentos en los que me gustaría fumar, por ejemplo cuando estoy esperando a alguien y no llevo nada que leer en el bolso. En ese momento gustosamente me echaría un pitillo observando a la concurrencia porque algo me impide estar relajada sin tener las manos ocupadas. O después de un polvazo, el pitillo de rigor. O de noche, frente al mar, pensando en la fugacidad de la vida, en el absurdo de la existencia, en chorradas de esas. Y ahora que tengo terraza y estoy en proceso de convertirme en una señora de 50 años que recibe en bata de seda, lleva turbante y tiene los ojos siempre mal pintados, hay momentos en los que me asomo a la terraza, con un bloody mary en la mano (topicazo al canto, es que a veces tiene una que permitirse ser un poco drama queen), rascándome el coño con toda la pachorra del mundo, y aunque no me guste, aunque me sepa mal, me encantaría echarme un pitillo, si puede ser con boquilla mejor que mejor.

5 comments:

M€ said...

Acabas de describir todas las razones por las que me cuesta un mundo dejar de fumar. Sobre todo por rascarme el coño en bata.

W said...

Ay, Raquel, cómo me gustas.

SisterBoy said...

Aunque sólo fumes un cigarrillo al día si tienes necesidad de ese cigarrillo ya eres un fumador.

Yo fumaré entre cinco y diez al día pero esos son imprescindibles, no podría vivir sin ellos. Además cada uno tiene asignada su hora: el de las 8.45 el de las 11.00 el de las 12.00 el de las 15.30 y el de las 20.00

A said...

Suscribo todo lo dicho por los arriba firmantes.

Menos lo del coño, claro.


Como diría tu paisano: ¡Viva el piti!

Arual said...

Si es que cuando una espera lo mejor es entretenerse fumando un cigarrillo desde luego, te lo dice una que tampoco ha fumado en su vida.