Thursday, July 04, 2013

Emmanuelle y la tarjeta Iberia plus

Un anuncio de la nueva web de Iberia en un podcast me ha espabilado definitivamente de la siesta. Iberia saca hoy la nueva Iberia.com y, entre los servicios ofrecidos, lanzan esta posibilidad que no me digan que no parece el inicio de una comedia romántica:

Social SeatingSi viajas sólo o quieres elegir quién va sentado a tu lado según tus afinidades, iberia lo hace posible con un nuevo servicio, social seating.

trabajando, charlando o descansando

Si eres un fan de las redes sociales y cliente iberia plus y quieres participar de esta experiencia social, con esta nueva funcionalidad, te sugerimos tu asiento según las preferencias de tu perfil y de cómo quieres viajar:
Este nuevo servicio te permite elegir el tipo de compañero de asiento que te gustaría tener.
Para acceder, es necesario acceder a tu cuenta de Iberia Plus conectándote con tu perfil de Facebook.
En base a tus gustos y preferencias, te recomendaremos el mejor asiento disponible, al lado de la persona más afín, dentro del vuelo.
Ovación cerrada a los infinitos caminos que abre el Social Seating, aunque en verdad, más que pensar en una comedia romántica a lo French Kiss, aquí hemos pensado en la saga Emmanuelle. Iberia busca darle nueva vida a los baños durante los vuelos transoceánicos.

2 comments:

El Impenitente said...

Fui asiduo viajero de autobús durante mi adolescencia y juventud (es lo que tiene no vivir en la misma ciudad que tu novia). Al principio estaba expectante de quién sería mi compañero de asiento. Tenía su emoción. Era como jugar a la ruleta rusa. Hasta que apareció el walkman. Entonces dejó de tener emoción. El walkman se convirtió en un modo perfecto para aislarse, modo que terminé imitando.

Una vez más, la ley del péndulo. Tanto walkman nos convirtió en unos solitarios. Ahora la gente no busca aislarse sino relacionarse. Cualquier excusa es buena, incluido el Apalabrados. Hasta para viajar en avión.

Ra está en la aldea said...

También servía para establecer una muralla invisible enterrar la cabeza en un libro, con la ventaja además de que te permitía escuchar a la perfección las conversaciones de los compañeros de vagón/avión/autobús, si eran interesantes, o abstraerte de verdad si eran un rollo.