Wednesday, December 16, 2009

Belleza y poder

No deja de parecerme un poco ridículo que yo, que apenas me maquillo y cuando lo hago empleo pocos productos, haya asistido ya a dos clases de maquillaje (ni que la vida estuviese intentando decirme que deje de parecer un clon de Baby Jane cuando me maqueo). A mí el pote me parece bien, estoy a favor, así in yeneral, aunque sea poco aplicada y hasta perfumarme me de pereza, pero sobre el mundo de la señorita Pepis, yo, bastante profana en la materia, opino lo siguiente:
- No hay nada mejor, para diario (aunque los ojos ahumados y el maquillaje travesti, en general, me parece bombástico), que la gente que va maquillada pero que no lo parece. Nada más difícil que el aspecto natural. Admiro a las mujeres que son capaces de dejarse un cutis impecable y perfecto sin que se note el color natural bajo la capa de maquillaje. En este Bershka mundo en el que estamos, lleno de cutis naranjas que se asemejan al de Luis Rollán (claro que él es así también al salir de la ducha, lo que da más miedo todavía), convendría tener presente esto: si eres caucásica no debes usar una base de maquillaje que se llama "toffe".
- El iluminador -el corrector de ojeras, el touche eclat- es un gran invento, pero no hay que pasarse o una termina pareciendo un mapache. Buen ejemplo de ello es Miriam Sánchez en Mujeres, hombres y viceversa, a la que le ponen tanto que parece que le hayan untado polvos de talco en las ojeras. Y mira que es preciosa esa chica.
- Si tienes dinero, no te compres un piso; arréglate los dientes. Las dentaduras perfectas de por sí son una herencia nunca suficientemente ponderada.
- Las cejas son la piedra de toque, el centro del universo, la piedra rosetta de la belleza. Yo estoy un poco obsesionada con el mundo cejil, sobre todo desde que la depilación llegó también al mundo masculino (véase Mujeres, hombres y viceversa, que como se puede apreciar sirve para ejemplificarlo todo, y todo cosas buenas, dignas del Lidl). Mi obsesión puede deberse a que, aunque no tengo las cejas muy espesas ni muy pobladas, son de un pelo duro y fosco, bastante más oscuro que el pelo del resto de mi cuerpo, y se despeinan y cobran vida propia con mucha facilidad. Son herencia de mi padre y sí, es como si estuviesen hechas con pelo de coño un poco más cortito y menos rizado. De ahí mi obsesión por las cejas de los demás. No soporto las que están demasiado depiladas ni las que trazan una forma que se ve a lo lejos que no es la suya. Yo veo a Marlene Dietrich y me parece lo más, pero esas cejas en la vida real me hacen temblar y salivar al borde del colapso. Ya volvieron con los setenta, pero afortunadamente se volvieron a ir. Esa es la razón por la que Amaia Salamanca, que podría ser una bella joven, me parece un espanto. Porque esas no son sus cejas, esa curva, esa formita, un trazado un tanto irregular... se les ha ido la mano con las pinzas. Me gustan las cejas de Ava Gardner, con el punto justo entre trazado de dibujante, pelo y expresión. Están trabajadas y probablemente tengan de natural lo mismo que las de Marlene Dietrich, pero comparto el espíritu estético que las diseñó. Y, respecto a las cejas masculinas, prefiero mil millones de veces un cejijuntismo honrado y salvaje a un Pablo Puyol.
- Y, para terminar y sin que tenga mucho que ver con todo lo anterior, diré que no hay nada más malo en este mundo que llamar fea a una mujer.



5 comments:

W said...

Amén. Una amiga mía (no muy agraciada, aunque tampoco defectuosa) iba por la calle un día a sus 16 años y un viejo la paró y le dijo: "pero mira que eres fffffffffffffeaaaaa". La hundió.
Además, en esa gran obra maestra "Female trouble", cuando llaman fea a la protagonista, es una de las secuencias más violentas que he visto jamás.

Arual said...

Me ha encantado tu tesis casi doctoral acerca del depilado de cejas. Yo soy un desastre auténtico en el mundo de la depilación y gracias a Dios, como dice mi madre, las tengo bastante bonitas al natural, con lo que sin retocármelas demasiado ya lucen decentes, pero reconozco que las cejas de Ava Gardner eran maravillosas, toda ella era maravillosa, el animal más bello del mundo.

JRB said...

Me encanta la manera de describir el pelo de tus cejas. Pura lírica. ¿Seguro que no desciendes de Pardo Bazán o alguna de esas?

Y totalmente de acuerdo en que nunca hay que llamar fea a una mujer, al menos cuando pueda oirte. Ni siquiera a un hombre que pueda oirte. Y sí, hay algo profundamente siniestro en los hombres con cejas depiladas, pero a la vez no puedes dejar de mirarlos. Me pasa lo mismo con los hombres con gafas de colores. Me ponen los pelos de punta.

Cosmonata said...

Lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido aquella pitada maléfica, cuasi demoníaca, de la parada de tren de Catoira: QUÉ MIRAS DESDE EL TREN, FEA? El mal en estado puro.

A said...

Jo, qué comentarios tan sabios te deja la gente...yo también estoy obsesionado con el tema ceja. Un día no pude más y le pregunté a uno todo borracho que por qué había hecho eso (parecía Nefertiti) y me dijo que una vez que empezó no pudo parar, y que se veía mejor así...Me dio una pena...