Thursday, October 16, 2008

El pollo al limón me mola un montón

(Entrada escrita un poco a cascoporro, golpeando el teclado y empezando las frases sin saber cómo voy a terminarlas. Vamos, como todas)
Últimamente pienso y hablo mucho sobre la maternidad. Líbreme dios de estar planteándome nada ni mucho menos, pero no sé qué pasa, si es que conozco a gente que tiene niños pequeños, que si tengo noticia de parturientas, que si el tema de “el parto es nuestro” siempre me ha interesado y últimamente he leído más cosas relacionadas con él, pero el caso es que dedico bastantes horas útiles de mi tiempo a este tema.
Yo no quiero tener hijos. La única razón por la que no añado un “nunca” a esta frase es porque aún soy joven (qué carajo, es verdad, ya no soy muuuy joven pero aún merezco ese adjetivo) y nunca hay que decir “ese cura no es mi padre” ni “a mí Madonna ni fu ni fa”, pero hoy por hoy mi instinto maternal es nulo. Soy harto vaga, y pienso en lo me cuesta muchas veces no meterme en cama en cuanto acaba el telediario nocturno, en lo cansado que resulta a veces tener una vida social y personal como para un encima criar a la vez un hijo, con lo cansado que es. Y me gusta mi vida, además, me gusta la idea de encaminarla hacia donde me venga en gana y egoístamente no quiero que ningún niño me la cambie. Y tener que hacer amistad con los padres de los amigos de mis hijos, qué horror. Y la de dinero que se gasta que podría invertirse en viajes, restaurantes caros, ropa bonita, ir al teatro. Y sobre todo que tampoco me gustan los niños, me siento incómoda en su presencia, no tengo mano, no los sé llevar y me agotan. Me gusta algún niño en particular, pero en general y sobre todo si van en packs multitudinarios, no. La mejor decisión de mi vida fue dejar el colegio, vamos, fuente de frustración y constantes contracturas en la espalda. Además a mí un niño de cinco años me pregunta qué quiere decir “ninfómana” o “eyaculación” y no sé darle una explicación “acorde con la edad”, sólo sé decir la verdad, lo cual probablemente genere más dudas y consultas y problemas porque su cabeza no lo puede entender, como cuando me encontré explicándoles a una clase de prepúberes lo que era la circuncisión y el frenillo, y decía cosas como “porque cuando el pene erecta...” y sudaba frío pensando “venga ya, algunos de vosotros ya tenéis que estar operados de fimosis”. A veces puedo encontrar seductora la idea de tener un niño de un modo abstracto, como para vestirle con ropita bonita (como quien tiene un Penique o la Rosaura), hacerle peinados guays y ponerle camisetas de los Misfits (pobre crío, casi mejor castrarme ya y no traer semejante engendro al mundo), o para recrearme en la idea de leerle cuentos por la noche y legarle mi colección de Los Cinco o la del Barco de Vapor o los Astérix o los Don Miki (o la herencia familiar, que es bastante más sustanciosa) pero sé que eso no es más que una idea inmadura de la maternidad, como la tienen las niñas pequeñas que juegan a ser madres o los famosos que tienen niños porque se pone de moda y queda mejor en las felicitaciones de Navidad. Y luego está la idea de que tener un hijo es, al fin y al cabo, arrancarte un pedazo de tu corazón y ponerlo a andar por el mundo, ahí, a expensas de que cualquier desalmado le haga daño, le haga bullyng o mobbing, le traume horriblemente o le viole o le haga ser infeliz. ¿Y si luego tu hijo no te cae bien? Yo supongo que le quieres porque claro, con esa cara de bambi que tienen los bebés digo yo que sus padres les tienen que querer por cojones, pero hablo de luego, cuando el niño crece y empieza a tener carácter, opiniones y manías que joden más que que no duerma por las noches o que no digiera bien la leche. Yo antes pensaba que la gente éramos más rollo papel en blanco, que nacíamos con poquito predeterminado y casi todo era la educación y el ambiente y tal, pero ahora pienso de que no, cambio de opinión como la psicología hace cada cinco años y creo que venimos con casi todo puesto de fábrica y nuestros padres y ambiente no pueden hacer mucho por nuestra forma de ser (excepto si, no sé, eres violadito de pequeño o tus padres son yonkis, que digo yo que esas cosas marcan más que nacer con una personalidad así o asá). Ya no hablo de te salga un hijo tonto o con una enfermedad grave, si no de que tu hijo sea tontícola. Igual al principio no lo ves así, pero con los años forzosamente tiene que haber cosas de tu hijo que detestas, o puedes llegar a odiarle mismamente. A mí me sale un niño que cree que decir “qué pasa neng” es gracioso y vamos, me pego un tiro (imitar a Chiquito no cuenta, eso es gracioso de verdad). Ya no digamos si es un cabrón con pintas, un garrulo o una persona, en definitiva, con la inteligencia y la cultura de una cabra. O, más en serio, encontrarte con que resulta que es una persona triste, con la autoestima baja, incapaz de afrontar sus problemas, buscarse la vida, inseguro y neurótico, un pobre infeliz. Teniendo en cuenta que la mayoría de la gente encaja perfectamente en esa definición, casi mejor no arriesgarse.
Aún así, cada vez me interesa más que la gente me hable de sus partos y los múltiples conflictos que genera la crianza. Pero con sinceridad, no con milongas. Que me hablen del cansancio, de la frustración, de los desencuentros con el mundo, con el infante y con la pareja (cuando la hay). Que me cuenten que el día del nacimiento de su hijo fue horrible, qué angustia, qué dudas, qué presión, qué no saber si lo sabrás hacer. Que me digan cómo se ha multiplicado su miedo a la muerte. Que le quiten mística e importancia. Que los padres reconozcan que tienen celos de sus hijos. Y, misteriosamente que, pese a todo, digan cuánto les merece la pena.

16 comments:

Anonymous said...

La mejor entrada que he leído jamás de los jamases.

Anonymous said...

A mi me pasa con frecuencia que eso, que la idea de tener un bebé para ponerle camisetas de grupos y llevarlo monísimo y todo eso, muy bien.
Pero luego pienso en los quince años, en el «ya no te quiero/nadie me entiende/me corto para sentirme vivo» y pienso que no. O peor, cuando me traigan al primer novio imbécil a comer a casa.
Todas esas cosas horribles, y lo poco que me gustan los bebés acaban determinando que moriré en un asilo.

W said...

Ay, cuán de acuerdo estoy contigo en todo esto. A mí, además, tener una hija me parece el horror. No como en China, sino que tener una hijo no me apetece nada, pero tener una hija me apetece menos aún que comer cristales. Y además estoy convencido de que si tuviese un hijo feo no podría quererlo.

Anonymous said...

en parte tines razon, pero conozco a mucha gente, y una persona es una de mis mejores amigas q se lo pasa muy bien y te podria decir q no se arrepiente de nada, y q no esta quitandose nada desde hace dos anos y medio!

SisterBoy said...

Cuando flaquees mira este video

http://es.youtube.com/watch?v=MCxFVl2UILQ

JRB said...

Suscribo tu entrada palabra por palabra. Si así es como escribes "a cascoporro" no quiero ni pensar cómo escribirías si te tomaras esto en serio.

Si que tu hijo crezca y se convierta en un adolescente peinado como los Tokyo Hotel es duro, imagina cuando tenga 45, barriga, sea calvo, divorciado, un padre mediocre, con sus sueños frustrados, y atrapado en una vida vulgar y anodina.

No sé por qué todos nos pensamos que, en un mundo lleno de patanes, si nosotros tenemos un hijo, éste tendrá la belleza de Brad Pitt y la inteligencia de un premio Nobel.

Anonymous said...

No quiero tener hijos ni loco, pero además si lo quisiera me entrarían esos mismos miedos de los que hablas: si tengo un hijo homosexual me hago el harakiri.

El Impenitente said...

Mis dos hijos la primera palabra que utilizaron con conocimiento fue no.

A mí si me merece la pena. No voy a contarte mi experiencia. Las cosas o la vida familiar, desde dentro, ocurren con mucha naturalidad. No te voy a vender la paternidad. Es cuestón de cada uno. Y el coste de oportunidad depende de cada uno. No existe la fórmula infalible. El camino de la felicidad ni es lineal ni es único.

Más miedo tengo yo que un día mi hija se presente en casa con un gañán de coche tuneado poliperforado y multitatuado, con la cabeza llena de absurdos capilares y musculitos de gimnasio cuyo vocabulario se resuma en un qué pasa, neng y que mi hija se parta de risa mirándole con arrobo.

Cosmonata said...

Ay, que al final las cartas van a tener más razón que un santo.

M said...

Huelo a Elena y comida Planeta por aquí??
Las cartas siempre acechando...

Mer said...

Yo sí que creo que los niños se parecen a sus padres, en mi piscina es mucho más molesto oir a los padres llamarlos que a los niños hacer el gamberro.

Yo también tengo poca paciencia con los niños, pero creo que ellos me odian más a mí que yo a ellos. No sé tratarlos

Aún así estoy buscando uno... antes quería una niña, pero ahora no sé por qué me ha dado por un varón.

Gabbo said...

Yo creo que lo mejor es no tener niños nunca. Pero si tuviera que ocurrir, lo siguiente mejor a eso es que sea niño y maricón (aunque puede salir uno de esos horribles que llevan gafas de sol enormes incluso en sitios cubiertos, eso es verdad).

M€ said...

Y puede ser peor: ¿Y si tú le caes mal a tu hijo? Además, que será así. Te llamará "el viejo" y le dirá a sus colegas lo pesao que eres con el rollo ese de estudiar, que para ganar pasta es mejor ser traficante o fontanero. Y todo eso mientras se fuma las chustas del suelo, el cabrón. Menos mal que perdí el pito en la guerra del Vietnam.

Por cierto, veo que has estado en Debod... lo de las parejas sacándose fotos de post-matrimonio pueden generar un trauma superior al de tener un hijo. En serio. Menos mal que perdí los ojos en Vietnam.

Anonymous said...

Pekeña Raqueloide: He terminado más de una vez embarrada,(lodo es en la peninsula, acá es barro),con chicos gritando a mi alrededor, y aún en ese momento, no se me cruza la idea de no tener uno...mirar que una cosita chiquita tenga tus mismos ojos me da un terror feliz...y todavía no...pero no quiero esperar mucho para tener unos cuantos...serás la tía! que los viste monos y los saca de vez en cuando...te gusta el trato?..

Arual said...

Definitivamente no tienes instinto maternal, jeje!!!

El Malvado Ming said...

esta entrada merece un pullitzer.