Friday, September 05, 2008

Parid, bella flor de lis

Yo creo que antes no era así, pero de unos años a hoy me he vuelto una llorona. No lloro normalmente por pena, ese no es mi rollo, pero sí por emoción, con lagrimones gordos que ya ni intento sofocar. Lloro con las cosas más chorras del mundo, pero con las tragedias colectivas y cosas así nada, ni una lágrima. Me emocionan sobre todo los viejitos y los perritos. Veo al abuelo de Rafa Nadal y me entra una emoción por dentro que suelto la lágrima. Si por la calle veo un perrito cojo que va con su amito siguiéndole ágilmente, lloro de emoción, de ternura, de que se me activa el resorte íntimo de la sensibilidad. Lloro hasta con el Diario de Patricia (el otro día un padre y una hija se hacían las pruebas de paternidad para ver si de verdad eran padre e hija porque en el pueblo había rumores de que ella era hija del fontanero. Salió que sí eran padre e hija y ellos se abrazaban llorando, y con ellos desde la cocina, pelando zanahorias) o con los anuncios del espetec de Casa Tarradellas, que mira que son malos, pero yo lloro igual. Si en una comida familiar multitudinaria alguien se pone a cantar y todos nos ponemos a cantar, yo canto desafinando y con mucho entusiasmo mientras se me ponen los ojos rojos y me caen lagrimones y agüilla de la nariz.
Todo esto viene a cuento de que ayer fui a ver Wall-E. Y sí, es todo lo que dicen, buenísima, una obra maestra, una obra de arte, pero es más: es emocionante, bella, tierna, hermosa, bonita y todos los sinónimos que quiera añadir. Yo empecé a llorar a los cinco minutos (cuando Wall-e entra en su casita y coge sus cositas y se pone a ver la peliculita) y ya no paré. Eso en el cine no es que me pase mucho, pero vamos, había escenas en las que la gente se reía, y para mí no tenían nada de cómico, la verdad, eran momentos épicos o simplemente de una belleza apabullante.
Igual tenía yo el alma especialmente frágil y pochola ayer, no sé. Pero qué bonito es que pasen estas cosas de vez en cuando, ¿no?

6 comments:

W said...

Pues te pasa todo lo contrario a mí. Debo tener alguna tara física o psíquica que me incapacita para llorar. Vamos, ni me acuerdo de la última vez.

JRB said...

Hija, qué sensible. No se veía nada igual desde los tiempos de Fresita.
Sensible y madrugadora, que vaya horas de postear (yo estoy ya en pie porque tengo al chapuzas en casa, que si no...)

Respecto a WALL-E, la primera mitad me gustó, pero en cuanto llegan a la estación espacial empecé a perder el interés.

Ra está en la aldea said...

La verdad es que sí, soy una pava. Llego a verme a mí misma en el cine y vamos, pensaría como mínimo "¿pero qué le pasa a esta gilipollas?"
No lloro con imágenes de Holocausto pero lloro con El Diario de Patricia. Supongo que no dice mucho de mí. Bueno, en realidad dice un montón, qué carajo.

SisterBoy said...

A mí me hubiera encantado que Wall-e siguiera durante todo el metraje con el mismo tono que en la primera media hora pero entiendo que eso hubiera sido un suicidio comercial y estas cosas cuestan una pastizarra. Vamos que se extiende el comentario de "¡no dicen nada en toda la pelicula!" y no la va a ver ni el indigente ese que entra gratis a las peliculas porque a los taquilleros les da pena (al menos aqui tenemos esa figura).

Sara said...

Coño. El título de su post me ha dejado ojiplática. Me sé el resto. Bueno, me lo sé entero:

Parid, bella flor de lis,
que, en aflicción tan extraña,
si parís, parís a España;
si no parís, a París.

Ya no me acuerdo de dónde lo saqué ni a qué se refería (aunque me suena vagamente una reina que no tenía hijos), pero es de esas cosas que se te quedan en el cerebro a vivir y no las desalojas jamás. Y luego tus nietos se pasman de que las recuerdes, como yo me pasmo con esas cosas que recuerda mi abuela.

Y también me puse fina con Wall E. Snif.

Ra está en la aldea said...

Yeah!
Yo también lo tengo grabado a fuego en mente junto a un montón de conocimientos inútiles y epatantes.
Se lo decía el siempre sabio pueblo madrileño a la primera esposa de Carlos II que, efectivamente, era francesa y no paría. El problema obviamente no era suyo, sino del deshecho humano que tenía por marido. La historia de los Austrias es súperapasionante. Y bueno, la de los borbones también, en realidad.
¿Eres Ingram/Lector Constante/Trahn? Es que con tanto cambio de nombre...