Wednesday, June 18, 2008

1, 2 y 3, 4, 5 y 6, yo me calmaré, todos lo veréis

No es que sea yo precisamente Willy Fog, pero por supuesto que me encanta viajar, como a cualquier persona de bien. Dejando de lado las reflexiones sobre el turismo como un "objeto" de consumo más, el ser turista o viajero, los viajes organizados o por libre, la imposibilidad de conocer de verdad un lugar con una semana de vacaciones y lo pesada que se pone alguna gente cuando vuelve de sus viajes, como si se hubiesen convertido en Pilar Eyre y lo supiesen todo de Cuba por haber contratado un combinado 9 noches en la Habana y Varadero, quitando todo eso, digo, viajar es una de las cosas más chupis que hay en el mundo. Es divertidísimo, se aprende un montón (no se aprenden las cosas que a priori uno piensa que iba a aprender, se aprenden otras, más insólitas y más personales y más absurdas) y los días del viaje son algo así como cuatro meses condensados en uno, tan intensos y tan vivos que te parece que el resto del tiempo que no viajas es tiempo perdido y pasa sin dejar ni la mínima parte de la huella que te deja pasarte una semana por ahí.
A mí cuando viajo me gusta todo, desde París hasta Viana do Bolo, así que es una actividad chupi. Yo, como no soy moderna, no viajo para hacer cosas, viajo un poco como mis padres pero con la cuarta parte de su presupuesto: para comer y ver cosas, acostarme prontito y levantarme a las cinco de la mañana. Estoy tope fea, cuando viajo (cuando no viajo también, vamos, pero la fealdad se acrecienta y manifiesta especialmente en estos días), con mochila que me vuelve jorobada, ropa fatal combinada y una riñonera de cuadros escoceses de miel y limón. Y qué bien me lo paso. Algunos de los mejores recuerdos de mi vida están asociados a viajes, a saber:
Primer recuerdo súperguay: en aquella furgoneta por el Sahara cantando "la muchacha turcaaa no te falla nuncaaaa" con el conductor moruno, o sea, la que probablemente sea la canción en árabe más versionada y conocida en el mundo occidental, ya sea en su versión hispana de Hakim o en la anglosajona de Holly Valance, "the kiss kiss song", creo que se llamaba. Si la buscan en youtube la reconocerán inmediatamente por su estribillo de lanzar besitos al aire. Así que la canción empezó a sonar en la casete del señor que conducía la furgoneta, empezamos a batir palmas, él subió el volumen, empezó a cantar y a jalearnos y en el momento de los besitos todos fruncíamos los labios y chisqueábamos, tan monos. Y yo veía al señor moruno conduciendo, cantando y besando al aire y detrás de su cabeza las dunas del sáhara y me corría viva de la emoción.
Otro recuerdo súperguay: en el tren Zagreb-Sarajevo, nueve horas metidas en un vagón con un turco al que le olían los pies, de charla en un idioma ininteligible con un señor bosnio cojito, una chica americana que no sabía en qué país estaba y una señora gorda bosnia simpatiquísima, compartiendo pastelitos y contemplando el paisaje balcánico, que es muy bonito y está lleno de cementerios por todas partes en los que todos los muertos son del año 93
El último ya, que me lío: el año pasado en Sicilia, tras horas y horas de asfixiante siroco, llegar a la piscina de nuestra casita en Trapani y bañarnos en la mini piscina que tenían en la azotea fue, sin duda, uno de los momentos cumbres de placer físico y mental de mi corta existencia.
Y por estas y otras razones, después de empezar en enero con Berlín, esquiar en Andorra, continuar con Valencia y Altea, Galicia (ejem), Oporto y Lyon, ayer me compré los billetes para ir a Polonia. Y sólo de pensar que voy a a ir Auschwitz vuelvo a tener diez años y a estar reloca con todas las películas, malas y buenas, de la segunda guerra mundial y el holocausto, y busco a mi alrededor escondrijos en los que ocultarme, inútilmente, de los nazis.

5 comments:

SisterBoy said...

Saca fotos de Auschwitz y subelas claro. Siempre he querido ir aunque ahora mismo me conformo con ver Belchite

Cosmonata said...

Qué bonitos recuerdos... Y los he vivido también! Te acuerdas de "El Mal llevaba zapatos de claqué", la música del mar adriático, la granita del tío no sé qué, la sopa de sobre con aceite de oliva en París, los ejércitos de bichitos sicilianos...
Creo que, viaje a donde viaje, los Balcanes siempre tendrán un huequito en mi corazón. Los Balcanes y Bilbao, claro. Menudo panorama!

Anonymous said...

Menudo panoraaamaaa me voy a dormir la siestaaa...
Sí, yo también creo que los Balcanes son mi vara de medir en cuanto a viajes se refiere, por los lugares fantásticos, la gente, la comida, el precio, lo inesperado de todo y por la compañía. Realmente encontrar a alguien con quien viajar sea agradable cosa difícil es, joven Skywalker.

JRB said...

¿Pero no han sufrido bastante las pobres gentes de Auschwitz? ¿Primero les vienen los alemanes y ahora las Chatungas?

Pasátelo muy bien. Anda que no va a ver mundo la dichosa riñonera...

Arual said...

Viajar es lo mejor del mundo mundial... aisss este año me quedo sin viajes, como mucho al pueblo, jeje, pero es que el peque ahora es lo primero...