Wednesday, March 03, 2010

Una historia cultural del horror

Como soy una mujer muy ecléctica, muy Sonia y a la vez Selena (¡hola Vargtimen!), estoy combinando la lectura de “Monster Show” con la biografía de Tita Cervera que una amiga ha tenido a bien regalarme. El primero es un ensayo (prácticamente ya sólo leo ensayo, como un joven con el que tuve un affaire hace ya muchos años y que estaba rematadamente loco y al que ahora imagino con la bandera de Palestina tatuada en el pecho o en la selva de Brasil dedicado a criar a pequeños clones de Hitler, demostrando que el verdaderamente ecléctico –Sonia y a la vez Selena- es él y no yo. Cuando en su día me dijo “es que yo sólo leo ensayo” pensé “pero menudo pedante de mierda”; ahora me veo en su lugar, lo que demuestra que todos maduramos y que, por ejemplo, lo que antes se nos antojaba un plan deprimente para un sábado por la noche, ahora es lo más cercano al paraíso que podamos concebir). Pues decía, antes de irme por las ramas con las digresiones, que el primero es un ensayo sobre cine de terror y su relación con los miedos de cada sociedad, haciendo unas reflexiones muy chachis sobre la guerra de Vietnam y “El exorcista” o sobre “La semilla del diablo” y los bebés de la talidomida (terrorífica historia real sobre un medicamento que hacía que las mujeres pariesen monstruitos), o sobre cómo la píldora trajo la revolución sexual, sí, pero también la sexificación total de las mujeres, que de ahora en adelante, en el mundo post-revista Playboy, debían ser siempre atractivas gracias a la cirugía y estar siempre sexualmente disponibles gracias a la píldora y a los médicos-armas de la sociedad falocrática que la crearon (y yo, tras ver anuncios como ese horrible e insultante de corporación dermoestética en el que una niña dice que estaba deseando cumplir dieciocho años para poder ponerse tetas, estoy cada vez más de acuerdo). Además está publicado en la colección “Intempestivas” de Valdemar, dato que debería ser suficiente para que nos abalanzásemos todos a la librería sin orden ni concierto.

El segundo libro es una biografía de Tita Cervera y demuestra que sus memorias, que yo leí religiosamente por entregas en el ¡Hola!, eran, como decía Karmele, “desmemorias”. Leyendo esto me acuerdo mucho de las “Memorias de Pitita”, escritas por ella misma y que cuando yo fui a comprar, el librero me dijo con los ojos muy abiertos: “Te lo envuelvo para regalo, ¿no?”. Muchas veces este tipo de libros escritos por famosos y publicados por Temas de Hoy son sospechosos de ser escritos por, ejem, no por el autor precisamente, sino por un buen negraco que se ha dedicado a recopilar los inconexos recuerdos del famoso de turno, sus opiniones sobre el arte del ligue o sobre la vida de los y las solteras de 30 años en el confuso mundo actual. Pues, bien, creo poder poner la mano en el fuego sin miedo a quemarme para asegurar que las memorias de Pitita (que no de Tita, qué lío de diminutivos) las escribió ella, porque ese estilo particular de redacción, esa forma delicadísima de pasar sobre temas como la guerra civil o el gobierno dictatorial de Filipinas, esa cadencia al escribir como de redacción de segundo de BUP (o de octavo de EGB), son inimitables. Con Tita apenas voy por su matrimonio con Espartaco Santoni, así que aún queda mucho por rascar, pero me parece que estoy elaborando una teoría muy fundamentada sobre por qué la gente con mucho, mucho dinero, trata a sus mascotas como miembros queridísimos de su familia, dedicándoles páginas en sus memorias e incluso saliendo con ellos en las portadas. También tiene que ver con ser rico de nacimiento o no, así que los ejemplos de Pitita y de Tita son paradigmáticos. Las conclusiones, en breve.

8 comments:

W said...

Pues a mí me pasa todo lo contrario. Cada vez leo más como un adolescente, más género y más televisivo todo.

Arual said...

Hay grandes diferencias entre nacer rico o hacerse rico, para bien o para mal, y siempre dependiendo del camino que hayas seguido para conseguirlo, pero a bote pronto y sin haber leído esas memorias, ni las de Pitita, ni las de Tita, puedo imaginar algunas de esas diferencias claramente, jaja!!!

zucca said...

hey!! he leido hace unos meses yo tb THE MONSTER SHOW...interesante no? y aun mas, otro ensayo super interesante para mi fue FREAKS de un yankee dicho LESLIE FIEDLER que me ha gustado muchisimo y fue super util para mis busqueda sobre ese mundo q me encanta! te lo aconsejo!!!

M€ said...

Yo no veo la diferencia real entre un ensayo sobre el horror, el miedo, las pelis de miedo y el miedo de la sociedad y una autobiografía de Tita escrita por ella misma. Por cierto, soy fan de su hijo, el Gigante Verde.

SisterBoy said...

Pues yo ahora me estoy leyendo al mismo tiempo "Diario del ladrón" de Jena Gente, la biografía de John Belushi y la autobiografía de Bill Wyman. He descubierto que los libros de memorias (y los tres lo son a su manera) son más apasionantes que cualquier novela de ficción.

A proposito del ensayo ese te recomiendo que, sobre el mismo tema, te hagas con "El horror en la literatura" de H.P. Lovecraft y "La danza macabra" de Stephen King.

Ra está en la aldea said...

Me parece que el libro de "Freaks" no está publicado en España. Pena, porque me recuerda mucho a uno de los museos que más me han gustado, el Museo de las patologías de Viena (http://www.narrenturm.at/).
El de Stephen King, que también está en Intempestivas de Valdemar, lo tengo apuntado desde hace tiempo. Creo que caerá después de la biografía de Tom Cruise de Andrew Morton (todo de un nivel altísimo y elevadísimo).
Borja Thyssen, el gigante verde, me parece un chico simpatiquísimo y majísimo. Con la lectura de esta biografía de su madre cada vez estoy más de parte de él y de su mujer Blanca (aunque hayan llamado a su hijo esa cursilada insoportable de "Sacha").

JRB said...

La de veces que habré pedido que envuelvan para regalo algo que en realidad era para mí, todo por la vergüenza que me producen los libros que leo y las películas que veo. Aunque también miro cosas serias y con culturilla; todos somos un poco Sonia y a la vez Selena, los fines de semana Coyote Dax y en la intimidad un poco David Civera (¿y quién no?), pero nunca he llegado al extremo de leer las memorias de alguien llamado Pitita.
¿Y dónde demonios te echaste un novio que solo leía ensayos? De verdad que te admiro.

SisterBoy said...

Es mejor que tener una novia lectora de Jorge Bucay (y escuchadora de sus cintas magnetofónicas)