El otro día (hace casi un mes) me puse a ver “Días de radio” y quedé deslumbrada. Fue un poco como cuando empecé a ir al videoclub de al lado de mi casa (pasaba siempre desviando la mirada de la zona de películas de terror y horror no fuese a ser que mis ojos se topasen accidentalmente con la portada de “It”, sin duda la carátula de película más terrorífica vista en mi infancia. Ahora me da un poco de risa, y hasta visualizo con el súperpoder de mi mente un bocadillo con un “ñeee” saliendo de los dientes de heroinómano del payaso. Cosas de la edad, que una pierde la inocencia y ya no se traumatiza viendo coños ni payasos asesinos) y empecé a alquilar aquellas películas maravillosas que hacía Woody Allen cuando a mí apenas me brotaban los pechos: “Misterioso asesinato en Manhattan”, “Balas sobre Broadway”, “Poderosa Afrodita”, “Desmontando a Harry”… pues algo así. Como la nostalgia y los años 40 son de las cosas favoritas que tengo en el mundo, “Días de radio” me ha sulibellado y creo que la escena en la que su prima –que tiene una cara de judía tremenda- baila imitando a Carmen Miranda, que canta en la radio , y se pone una toalla en la cabeza, pulseras, y su padre y su tío le hacen de coristas, es desde ya una de mis preferidas junto a otros hitos del cine como el momento en el que Marisol rescata a su gemela Mariluz en “Marisol rumbo a río” mientras la negra Copito de Nieve –sin comentarios- le reza al cristo redentor.
Así que he pensado que cómo puede ser que todavía me queden películas de Woody Allen por ver, y aprovechando que ahora vivo en un barrio de culturetas odiosos y tengo un videoclub cultureta odioso al lado de casa, me he puesto a tapar huecos. Y como también vivo al lado de una biblioteca bien surtida, me he cogido prestado “Conversaciones con Woody Allen”, un librico con entrevistas a lo largo de los últimos treinta años. Y paro ya que me estoy dando mucho asco con esta monomanía que me ha entrado este mes, como si no supiese quién es Woody Allen hasta ayer por la tarde, llevase gafas de pasta sin cristales, me fuese a ligar a la filmoteca o yo fuese Adolfo Suárez y alguien comentase de mí: “¡Ha roto a leer!”. Pues no, pero de todos modos, si yo fuese Woody Allen haría fundamentalmente dos cosas:
Cosa primera: aprovechando que puedo trabajar con casi cualquier actor al que se lo proponga, llamaría a Lauren Graham, Lorelai en Las chicas Gilmore (sí, lo sé, hacía tiempo que no atacaba con esto, pero centralizo mi energía en obsesiones recurrentes). En serio, es que la veo talcualita para una comedia de Woody Allen, aunque sea un poco caballuna los trajes de época le sientan bien, es guapa y a mí me parece dotadísima para la comedia (no tanto para el drama, que cuando tiene que ponerse en mood “seria” o “enfadada”, sus recursos interpretativos se reducen a poner morritos). Hasta hay un chiste muy apropiado en un capítulo de la serie que nunca me canso de recordar: Lorelai está maquillándose delante de un espejo para no sé qué cosa y viene gente a meterle prisa. Ella está con los polvos de maquillaje en la mano, estornuda y se desperdigan por el espejo y ella exclama: “¡Genial, ahora soy Woody Allen en Annie Hall!”. ¿No es un chiste buenísimo?
Cosa segunda: intentaría trabajar con Diane Keaton cuantas más veces mejor para poder superar –o al menos igualar- el récord que tiene Mia Farrow de protagonizar trece de mis películas. Son películas estupendas y buenísimas, algunas están entre mis preferidas, pero no puedo con Mia Farrow. Lo tiene todo para ser coolísima: es hija de quién es, estuvo casada con Frank Sinatra, ¡es Rosamari!, y con todo, la veo exactamente igual a su personaje en “Maridos y mujeres”, una pasiva-agresiva que consigue hacer sentir mal a todo el mundo que está a su alrededor porque no consiguen satisfacerla, lo que se ha llamado toda la vida una mosquita muerta. Lo de Soon Yi es, sin duda, una de las cosas peores que pueden pasarte en la vida y no se lo deseo ni a mi peor enemigo (esté donde esté), pero eso no quita que resulte petulante, cursi e insoportable. Y, reconozcámoslo, una mujer que adopta tantos niños no puede estar bien de la cabeza.
5 comments:
Qué sabias y concisas palabras.
Te iba proponer una expresión alternativa a "No se lo deseo ni a mi peor enemigo", pero lo haré por mail no sea que me lea quien no debe.
Anda y díselo a la Jolie en la cara...
A mí Mia Farrow me fascina, porque...¿cómo debe ser haber estado casada con Frank Sinatra...y también con Woody Allen...en una misma encarnación?!!!
Es como haber vivido en la época gloriosa del Antiguo Egipto y yo qué sé...en al apogeo del Imperio Romano...en una misma existencia.
Claro que está pirada y debe ser una cosa muy insoportable
Si quieres completar tu woodymania agenciate un telefilme que se hizo a propósito del escandalo de la hija-amante en el que Woody era interpretado por ¡¡¡TOMY LEE JONES!!! y Mia Farrow por ¡¡¡PATSY KENSIT!!!. Tremendo
Dios, tengo que ver ese telefilm!!!
Yo soy muy fan de días de radio, está en mi top 5 de facebook de películas de Woody Allen.
Post a Comment