Thursday, December 27, 2012

Y ahora algo completamente diferente

Y para completar el largo, largo, más largo que un día sin pan listado de películas para viajar,  aquí todo lo contrario: películas que nos recuerdan lo bien que se está en el sofá sin arriesgarse a lo desconocido. Aunque la lista podría ser el triple de larga, diez es un número redondo y realmente viajar es mejor que no hacerlo, créanme.

Wednesday, December 19, 2012

¡Woody Allen! ¡pingüinos! ¡el Holocausto!

Y a continuación, la segunda parte del artículo de la entrada anterior, para que no se atragante todo ahí al petotón.

Tengo que comentar por escrito que Rapa Nui me ha impactado muchísimo sobre todo (bueno, sobre todo no, básicamente sólo me ha impactado esta parte) por la siguiente escena: Aparece a lo lejos una figura de los mitos isleños a la que en la isla de Pascua llaman "la canoa blanca", que en realidad es un iceberg. El  chamán se entusiasma, porque es un signo de buena suerte y se supone que les lleva al cielo o algo así, así que se acercan en barca hasta él y el chamán con otros seguidores se suben, súpercontentos, diciendo "llevo toda la vida esperando este día" y se despiden del resto: "adióooos adiósssss" mientras se van alejando poco a poco de la isla. Me parece una escena de auténtico terror que me retrotrae a la balsa de la Medusa y a un montón de horrores similares. En la película no se les vuelve a nombrar.

Thursday, December 13, 2012

Películas, viajar y Mayo Palíndromo

En esto he estado semiocupada, amigos. Así que pinchen, visiten, lean, critiquen.
Un detalle: qué malísima es "Lucía y el sexo"; no la había visto nunca y me ha deslumbrado su cretinismo y estupidez. Qué necesitados estamos realmente de un cine español que no nos avergüence si esa película fue tan -bastante- ensalzada. Comentando este tema un amigo me ha pasado este maravilloso enlace lleno de historias que desde luego yo quiero creer a pies juntillas.

Friday, November 02, 2012

Siete cosas sobre Skyfall

- He salido entusiasmada de la proyección de Skyfall, y lo que más me ha gustado es que cada vez que aparecía Javier Bardem en pantalla, el público se tronchaba de risa.
- Mucho ruido en torno a Naomie Harris y Berenice no sé qué, pero no se menciona que la auténtica chica Bond de la película es Judi Dench. Y menuda chica Bond, además.
- En una bonita metáfora de cómo el miedo al terrorismo internacional nos hace sentir inseguros en nuestros propios hogares, esta vez no es Bond el que va a enfrentarse al villano a destinos exóticos (bueno, un poco sí), sino que es el villano quién ataca en uno de los nuevos escenarios de la paranoia colectiva, el metro de Londres. También hay un descenso simbólico al útero materno que tiene mucho que ver precisamente con Judi Dench y con esa identidad que se va descubriendo de Bond, que me parece muy bien pero que yo  personalmente no echaba de menos, no necesito datos de su pasado.
- Se habla mucho de la sombra de Bourne (Matt Damon, te adoro pero nunca te perdonaré que tu saga Bourne sea esgrimida por los subnormales para atacar a Bond), pero en esta película he visto más de Batman. Christopher Nolan podrá ser odiado, pero no hay duda de su influencia.
- El detalle de que Bond sea finalmente escocés me ha parecido un homenaje a Sean Connery muy bonito. Sean Connery, que probablemente estará ahora haciendo campaña por la independencia de Escocial, algo que el patriota Bond no aprobaría.
- Cuando se habla dentro de unos años de "este" Bond, el Bond de Daniel Craig, será definitivamente el Bond que está hecho unos zorros.  
- A Bardem le está pasando lo que a Nicolas Cage, que cuanto peor es el pelo, mejor es la película.

Wednesday, September 19, 2012

Everybody summertime love

    Hoy llueve así que es el mejor momento para dar por finiquitado el verano. ¿Y qué ha sido lo más importante del verano, según nuestro humilde punto de vista? Pues no el  Ecce Homo, no (aunque entendemos su valor como fenómeno histórico y cuasi-generacional del que hablaremos a nuestros nietos), ni Sánchez Gordillo (al que agradecemos profundamente sus looks y los debates que ha generado en los que daba gusto ver a personajes de la talla del conde Lecquio perdiendo los papeles de la rabia y la ira que les entraba sólo de mentarles a la bicha), lo más importante del verano ha sido el triángulo Robert Pattinson-Kristen Stewart-Rupert Sanders.
    A saber, la estrella con mejor cara de náusea existencial de los últimos años se lía con el director de su última película (Blancanieves y la leyenda del cazador, de la que me han dicho que tiene un subtexto lésbico bastante guay), el anodino Rubert Sanders, casado con la modelo Liberty Ross que -toma ya- interpreta a la Madre de Kristen en la citada Blancanieves. O sea, es todo tan retorcido, edípico y de realidad que supera a la ficción que creemos que Kenneth Anger (loado sea su nombre) debería sacar ya otra edición de Hollywood Babilonia sólo para comentar su parecer sobre esta historia. Aquí Robert Pattinson hace un poco el papel de novio abandonado que se piensa si creer o no en el arrepentimiento de la díscola Kristen, todo esto mezclado con comentarios en twitter de los implicados, fotos de Kristen llorando en chándal (en la mejor tradición de Chenoa), furibundos enfrentamientos entre las fans pro y anti Kristen (cuánto gusta apalear públicamente a una Mala Mujer) y lo mejor es que coincide todo en medio de la promoción de la enésima película de Crepúsculo. A ver cómo se las arreglan los protagonistas para salir con cara de circunstancias paseando por alguna alfombra roja con la que hay montada.
    Para mí lo más interesante de esta historia es que creo que ha sido aposta: estoy convencida de que Kristen y Robert se han puesto de acuerdo en todo ahora que por fin terminan con las películas de Crepúsculo y los dos, convertidos en estrellas y adorados por media población adolescente, están deseando huir cagando leches hacia proyectos con más prestigio (qué ingenuos), tipo esa versión de The Road en la que ya ha trabajado ella o esas chorradas medio de época en las que ha trabajado él. Creo que no han encontrado mejor forma de deshacerse de las fans amantes de la virginal-hasta-que-dejó-de-serlo-para-pasar-a-ser-madre Bella Swan y del vampiro-sexy-pero-que-te-respeta (toda lo que rodea a Crepúsculo da mucho asco y es más retrógrado, rancio y estúpido que la madre que lo parió, cómo se nota que lo ha escrito una mormona) que con este escándalo que deja claro que ellos no son Edward ni Bella, son dos jóvenes que follan, cometen errores y son, sobre todo, adultos, no teens ni estrellas teen. Esto tiene mucho que ver con dos hechos muy importantes y que han pasado semi-desapercibidos, a saber: 
1) que Miley Cyrus se ha rapado el pelo esforzándose por clavar bien el último clavo en el ataúd de Hannah Montana.
2) que el resto de las más importantes princesas del canal Disney han hecho esta película con (glups) Harmony Corine.
    Vanessa Hudgens ya le dio una patada al rollo High School Musical dejando que se filtraran unas fotos enseñando el toto (me niego a creer que estas cosas son casuales) y se ve que Selena Gómez tampoco se conforma con ser maga de Waverly Place y novia de Justin Bieber y quiere gritarle al mundo que ya de niña poco. Todo esto es rebeldía adolescente que en caso de adolescentes normales se manifestaría en ponerse un piercing (como hizo el hijo mayor de Lourditas en aquel glorioso capítulo de Farmacia de Guardia) (o cortarse el pelo un poco como Miley), pero como son superestrellas se encarna en polvos prohibidos, películas con personajes lo más alejados posibles de sus papeles encasilladores y corsés negros en conciertos, para gritarle al mundo y a los fans y a las productoras que ya son mayores, que pueden hacer películas underground, que pueden protagonizar escándalos y ser sexys más allá del soft porn pederástico de la casa Disney y que están buscando adultez y credibilidad, eso por lo que suspiran todos los actores del mundo. 
(Lo peor es que seguro que mi teoría es falsa, no hay ningún plan y simplemente Kristen se lió con ese hombre maduro porque le salió de la bisectriz, sus lágrimas no son fingidas, está arrepentida de verdad y Robert sufre horriblemente, pero déjenme soñar tranquila y pensar qué opinará Charlize Theron de todo esto).

Thursday, September 13, 2012

"He crrusado oséanos de chiempo parra encontrarrte"



Y aquí otro texto más, juro que pronto pararé con esto:

¿Has leído “Drácula” y fantaseas con aterrorizarte en su castillo? ¿La mera mención de “Transilvania” te hace temblar de excitación? ¿Conoces la historia del auténtico Drácula, Vlad Tepes, y deseas conocer los parajes en los que empalaba a sus enemigos? ¿Tienes pesadillas –o maravillosos sueños- con la peluca de Gary Oldman y con una ensangrentada Mónica Bellucci? Este artículo es para ti. Un siglo después de la muerte de Bram Stoker (el creador del inmortal –en el más amplio sentido de la palabra- personaje), repasamos los escenarios reales de en los que se mezclan las huellas del personaje de ficción y de su presunto inspirador, Vlad Tepes, gobernante de Valaquia durante el siglo XV, héroe de la historia rumana por defender su territorio ante los embites turcos e hijo de Vlad II Dracul, palabra que significaba “dragón”, pero también -¡oh, la etimología!- “diablo”.


El castillo de Bran: Relación con Drácula: nula. Relación con Vlad Tepes: prácticamente inexistente.
¿Por qué merece la pena? Es un castillo medieval oportunamente situado cerca de Brasov, la bonita capital de Transilvania y útil punto de partida para hacer excursiones por la región. Expropiado durante el comunismo, el lugar fue restituido al heredero de sus antiguos dueños, que resultó ser un Habsburgo afincado en Nueva York al que imaginamos que la inesperada herencia no terminó de ilusionar. Tras intentar inútilmente venderlo, llegó a un acuerdo con las autoridades rumanas para mantenerlo abierto al turismo, para nuestro regocijo. En el interior hay paneles explicativos sobre el mito de Drácula, la historia del castillo y su total falta de relación con el Vlad Tepes histórico, que al parecer no llegó ni a pasar una noche allí. Y sin embargo, es tan sobrecogedor, fotogénico y su silueta tan similar a los castillos del vampiro del imaginario colectivo que la visita resulta ineludible.

La fortaleza de Poenari: Relación con Drácula: nula. Relación con Vlad Tepes: absoluta.
¿Por qué merece la pena? Vlad Tepes conocía, además de creativas formas de torturar a sus enemigos, cómo elegir bien los emplazamientos. Los mil quinientos escalones que hay que subir para llegar a lo alto de la fortaleza servirán para meternos momentáneamente en la piel de los esclavos turcos que se emplearon en su construcción. Aunque esté en ruinas, vale la pena acercarse porque fue construido por el auténtico Empalador y por sus vistas, sobrecogedoras cinco siglos después de su edificación. Si el lugar no consigue conmovernos o no nos parece lo bastante terrorífico, muy cerca está la carretera de Transfăgărăşan, cuyas curvas y desniveles asustarán al conductor más experimentado.

Hotel Castel Drácula: Relación con Drácula: es la razón de su existencia. Relación con Vlad Tepes: suponemos que ninguna.
¿Por qué merece la pena? Hace unos años alguien decidió que el mito de Drácula no estaba lo suficientemente explotado y que todavía podía crearse un nuevo reclamo turístico: un hotel temático de Drácula en el lugar en el que, en la novela, se ubicaba el castillo, cerca de Bistrita (el último lugar en el que se aloja Jonathan Harker antes de enfrentarse a una ensalada de horror que le dejará marcado y encanecido de por vida), al norte de Rumanía. Si se decide alojarse en él (sí, también tiene ataúdes) hay que ir sin prejuicios, consciente de que es una mezcla de hotel, parque temático Drácula y atracción turística. No apto para los que le tengan miedo… al kitsch.

Castillo de Slains: Relación con Drácula: a él le debe el personaje su “vida”. Relación con Vlad Tepes: ni por asomo.
¿Por qué merece la pena? Todos estos emplazamientos rumanos resulta lugares muy interesantes a no ser por un pequeño e insignificante detalle: Bram Stoker jamás visitó Rumanía (¡acabáramos!) y el lugar que tenía en mente cuando describía la morada del conde le quedaba mucho más a mano: las ruinas del Castillo de Slains, en Escocia, tienen la presencia y la atmósfera adecuadas para inspirar cualquier novela de terror. Y no se puede negar que están mucho más cerca de Londres, lugar en el que, al fin y al cabo, transcurre la mayor parte de la novela.

Monday, September 03, 2012

Un mágico mundo de ilusión y de color

Y otro textito más, muy en la línea del anterior:


El nuevo rompetaquillas de Disney/Pixar –porque a estas alturas ya son lo mismo- es Mérida, una heroína de indómita melena pelirroja que parece ratificar –Juegos del hambre mediante- que el tiro con arco es tendencia. Ambientada en los Highlands escoceses y plagada de referencias a escenarios fácilmente reconocibles, aprovechamos para repasar los lugares reales que inspiraron al estudio un buen puñado de obras maestras.

Londres y “Mary Poppins”.
Sí, Londres es maravillosa a ojos de un niño volante en “Peter Pan” o como escenario de los amores de Pongo y Perdita en “101 dálmatas”, pero nos quedamos, ahora y siempre, con el retrato de la ciudad que hace “Mary Poppins”: mansiones eduardianas, sufragistas, deshollinadores, paseos por el parque y una City llena de hombres de negocios consumidos por la avaricia que prefieren ignorar que a pocos metros, en las escaleras de Saint Paul, se venden migas de pan para las palomas a sólo tres peniques.

Castillo de Neuschwanstein y “La bella durmiente”.
Convertido en el logotipo de la casa y omnipresente en sus parques, eso que dicen ser los lugares más felices de la tierra, el castillo de “La bella durmiente” es casi una copia exacta del castillo de Neuschwanstein, en Baviera. Disney no podía haber elegido mejor: el capricho de Luis II es una fantasía medievaloide para el que parece haber sido hecha la expresión “de cuento de hadas”. Si se prefiere crear un ensueño propio, el cercano castillo de Linderhof, también obra del Rey Loco y plagado de sus excentricidades, puede inspirar al cuentacuentos que todos llevamos dentro.

Rothenburg y “Pinocho”.
Aunque teóricamente ambientada en un pueblecito italiano, la inspiración real de los animadores de la maravillosa y nunca suficientemente ponderada “Pinocho” es la localidad alemana de Rothenburg. Escenario de otros rodajes gracias a su bien conservado casco histórico, pasear por sus calles de pueblecito de cuento es una delicia. Y ya son dos las razones para ir a Baviera.

Nueva York y “Oliver y su pandilla”.
En la época en la que los estudios iban a pique antes de que una sirena les rescatase a golpe de canciones sobre sus ansias de tener piernas (e, imaginamos, lo que hay entre ellas), nació esta versión perruna y felina de “Oliver Twist” que narra las andanzas de un gato callejero en una Nueva York inequívocamente ochentera. Times Square atestada de tráfico, mansiones del Upper East Side que contrastan con un Downtown pre-Giuliani  y un clímax final de quitar el hipo en el puente de Brooklyn.

Latinoamérica en “Saludos, amigos” y “Los tres caballeros”.
De acuerdo, a priori la idea de retratar Latinoamérica mezclando escenas de bailes folclóricos con sketchs del Pato Donald suena como para echarse a temblar, pero el resultado está lleno de encanto vintage y la música sigue siendo una delicia: el Aconcagua que debe sobrevolar el avión Pedrito todavía resulta imponente, y la “Aquarela do Brasil” guiada por José Carioca es una pieza que el ministerio de turismo del país de moda debería emplear en todas sus promociones.

Hawai y “Lilo y Stitch”
Surf+Elvis Presley+demonio extraterrestre=combinación ganadora. Espíritu hawaiano a raudales para este divertimento que no renuncia a reírse subrepticiamente del turismo que condiciona la vida del archipiélago.

París en “El jorobado de Notre Dame”
Imaginamos que el edulcorado final hizo que Víctor Hugo se revolviera en su tumba, pero aún así Notre Dame, con sus vidrieras góticas, sus campanas, sus gárgolas y su jorobado, infunde un respeto reverencial que los animadores supieron captar a la perfección.

… y París en “Ratatouille”
Si se necesita un respiro tras tanta tiniebla y deseo reprimido, nada mejor que “Ratatouille”, un luminoso –pese a las escenas en las alcantarillas y catacumbas- homenaje a la ciudad y a uno de los pilares de la cultura francesa: la gastronomía.

Sidney en “Buscando a Nemo”
Las escenas que tienen lugar en la superficie, lejos de la barrera de coral, están ambientadas en Sidney, con su ópera bien visible, su puerto y sus gaviotas maullantes, todo reflejado en los cristales de un acuario-cárcel para peces muy del gusto de la nueva sensibilidad animalista acorde con los tiempos.

China y “Mulán”.
La apertura de China al mundo como nueva-superpotencia-a-tener-en-cuenta-en-el-concierto-internacional tuvo su plasmación Disney con Mulán, adaptación de una antigua leyenda del país. Las imágenes de la ciudad prohibida bajo los fuegos artificiales siempre serán emocionantes.

Bosque de Sherwood y “Robin Hood”.
Por muchos méritos que hagan Errol Flynn o Kevin Costner, en nuestro corazón Robin Hood siempre será un zorro bípedo. El bosque de Sherwood del legendario personaje existe realmente, y puede visitarse en el condado de Nottingham. Saber si todo es una leyenda o hubo un personaje real gracias al que los periodistas de hoy en día pueden utilizar la analogía “un moderno Robin Hood”, nos importará bien poco cuando estemos entre sus árboles centenarios.

Nueva Orleáns y “Tiana y el sapo”.
“Tiana y el Sapo” recoge lo que todos tenemos en mente cuando pensamos en Nueva Orleans (jazz, vudú, influencia cajún y el Mardi Gras) y lo convierte en un festín para los ojos y los oídos. Querríamos creer que el barrio francés ha permanecido así, anclado en los años veinte, que el medio de transporte habitual es un barco de vapor y que los pantanos están llenos de cocodrilos pero también de magia.

Saturday, September 01, 2012

Destinos de serie

Inaugurando el mes cuelgo aquí un textito que me publicaron hace poco en un sitio (más) serio; me da un poco de vergüencita por obvio y facilón pero aquí está, y ustedes son lo primero:

Algunas se ruedan en plató y otras en ciudades a mucha distancia de las que se ambientan pero estas series consiguen transmitir  eso tan intangible y difícil de definir que es la atmósfera de un lugar. De las infinitas caras de cada destino, las series sólo nos muestran una, pero el poder catódico hará que permanezca en nuestra memoria como más real que cualquiera de las otras.
Dubrovnik de Juego de tronos  ¿Por qué empeñarse en diseñar con cgi o recrear en cartón piedra algo que existe en realidad? Afortunadamente alguien se dio cuenta de que la Desembarco del Rey imaginada por R. R. Martin tenía mucho que ver con Dubrovnik. Un paseo por las murallas hará que las calles atestadas de turistas parezcan muy lejanas y los dragones, posibles.
Brooklyn de Girls Esquivar (o saludar de tú a tú) hipsters en Williamsburg es sólo una de las posibilidades de este barrio que supera a Manhattan en tamaño y –casi- en diversidad. Bien lo sabe Lena Durham: no es lo mismo ir a cenar a un restaurante del aburguesado Prospect Heights que asistir a una fiesta clandestina en un almacén abandonado de Bushwick.
Nueva Orleáns de Treme. Ciudad y serie imprescindibles para los melómanos, la música jazz –y no sólo jazz- es hilo conductor, parte de la trama y ambientación perfecta. Más allá del carnaval, del cliché y del Katrina, Treme es una radiografía precisa del espíritu de Nueva Orleáns, además de una de reflexiones más lúcidas sobre el turismo de nuestros días.
Seattle de The Killing Lo más probable es que el tiempo acompañe y no haga falta abstraerse mucho para adentrarse en la brumosa, lluviosa, esquinada y perversa atmósfera de The Killing. Pero no hay que dejarse engañar por su hipnótica escala de grises: Seattle es una ciudad culturalmente vibrante y rodeada de una naturaleza que le da sentido a la expresión “el nuevo mundo”. Sin adolescentes muertas en maleteros de coches, la mayor parte del tiempo.
Londres de Sherlock La inmersión del icónico investigador en el siglo XXI ha sido recibida con aplausos y ovación cerrada. Se mantiene su casa-museo, compartida con Watson, en el 221 B de Baker Street, pero la localización real del  portal del nuevo Sherlock está en el 187 de North Gower Street, en Camden. Se puede jugar a encontrar las diferencias entre el Holmes literario y el televisivo por toda la ciudad. Quién no juega a detectives es porque no quiere.
Los Hamptons de Revenge Las ventosas playas y lujosas mansiones de los Hamptons duplican el disfrute de este placer culpable compuesto de traiciones, mentiras y puñaladas por la espalda a la luz de la luna. Si se quiere descansar de tanta mirada pérfida, no hay problema: todos los porches dan al mar.
Washington de Homeland Desde los verdes parques a los despachos de la CIA, Homeland recrea el clima de paranoia y sospecha presente en las calles de la ciudad. Un monumento famoso está presente: la cúpula del congreso de los Estados Unidos preside los créditos de esta historia de terrorismo, corrupción política y locura.
Donwnton Abbey El escenario real de esta serie ambientada en la Inglaterra eduardiana es el Highclere Castle y ¡albricias! está disponible para celebrar bodas y fiestas, o, siendo más realistas, puede visitarse reservando la entrada. No hará falta un exceso de imaginación para trasladarse nada más poner el pie en sus magníficos jardines a la época de la familia Crawley, en la que la hora del té es una religión y hay quién no sabe qué es un fin de semana. Lovely.

Wednesday, July 25, 2012

Inspiración Ferrero Rocher

El ¡Hola! nos deleitó la semana pasada con este entrecomillado que se comenta solo:


La cama, la inspiración y la ibicenca "Sa Caleta" pertenecen a una decoradora cuyo nombre ahora no recuerdo pero que encabeza ya mi lista de profesionales de referencia en los que NO confiar a la hora de crear un hogar. La otra es, naturalmente, Joaquín Torres, el arquitecto de "las estrellas", del que ya se habla sobradamente en medios de referencia y si no se habla ya se encarga él mismo de publicitarse, sea de la mano de otra grandísima profesional como Cristina Tárrega o él solito en estos programas de casas en venta de La Sexta, donde queda retratado no solamente su estilo de diseño sino él mismo como personaje . 
Sobre el trabajo de Torres y su estudio Acero no hay nada que ilustre mejor mi opinión que la siguiente anécdota que paso a relatar: cuentan que cuando el preboste de Eurovegas visitaba Barcelona para evaluar los terrenos y la calidad de las suripantas de la región, pasó con su cohorte de limusinas antes la casa que el estudio Acero de Torres le está construyendo a Vïctor Valdés, portero del Barça. Deslumbrado por el edificio, de inmediato preguntó quién estaba diseñando ese lugar porque quería contactarle inmediatamente. Joaquín Torres, Eurovegas, futbolistas... no me digan que esto no es armónico y sintomático. No me digan que esto no es poesía.

Monday, July 09, 2012

Verano mix

 Este articulito del Jáfington sólo se refiere a los políticos, pero afecta a toda la población: en algún momento entre el último año y medio y el ahora el mundo se ha obsesionado con correr. ¿Será culpa de Murakami y de su "De qué hablo cuando hablo de correr"? No tengo ni idea pero, como todos los fenómenos sociales sin aparente explicación, me fascina, intriga y hace alzar la ceja con escepticismo a partes iguales.
- También parece que todo el mundo (femenino en este caso) ha enloquecido con el tema manicura. No sólo porque sea obligatorio dedicar parte del aseo semanal a la manipedi, sino porque el concepto guetto nailz ha pasado a ser una extravagancia de las negras a ser el epítome de lo cool. Supongo que es fácil buscar explicaciones socioeconómicas a esto, tipo el aumento de la venta de los pintalabios en los tiempos de crisis y las variaciones en el largo de las faldas, pero aún sigue sorprendiéndome lo extendido y aceptado que está el fenómeno, que relaciono directamente con aquel momento en el que las palestinas aparecieron en una pasarela y yo pensé "bah, esto no llega a la calle ni en broma" y de repente todo quisqui, de -casi- cualquier edad y condición, apareció con una palestina al cuello (quince años después de que irrumpieran con fuerza en mi adolescencia y en los ambientes borrokas; estamos hablando, que quede claro, de lo que se conoce en mi hogar como La Segunda Venida de la Palestina).
- He visto Homeland y muy bien, aunque ella siempre será Angela Chase y él siempre será el Sargento Winters. Y aunque el personaje de chiflada armonizaba a la perfección con la personalidad adolescente de Claire Danes con el pelo rojo, a veces me desconcertaba sorprendiéndome por lo mal que le había ido al honrado-todo-un-hombre-Winters tras la segunda Guerra Mundial. Al parecer han elegido al personaje de su esposa en una de esas encuestas un poco absurdas como el personaje más antipático de la televisión, y no puedo estar más en desacuerdo. ¿Qué pasa con la gente, que no tiene empatía? La cuellilarga de Morena Baccarin no termina de hacerme tilín, pero entre tanta sabandija que campa a sus anchas por la infinidad de series que hay que ver para poder tener conversación, no comprendo que la gente elija a una atribulada esposa que ya bastante tiene con lo que tiene. No sé si les enfada que se haya estando follando a otro tras dar por muerto a su marido o que esté un poco perpleja porque él viene hecho un raro tras sus años de cautiverio. A esos votantes me gustaría verlos en la situación de la Baccarin, a ver cuánto tardaban en plantar al pelirrojo y-obviamente-o-a-pesar-de-ello atractivísimo soldado.
- Los tiempos de sequía de TVE (lágrimas por sus informativos, minuto de silencio) traen chiripitifláuticas estrategias, como reponer Ana y los siete, Celia y Curro Jiménez. Durante un tiempo en 8tv, después de mi sacrosanto Arús, han estado emitiendo La Nanny, y la verdad es que tiene mérito que Ana Obregón, copiando como copiaba una serie tan sencilla y perfecta como la Nanny, fuese capaz de hacer ese engendro que ni con consumo irónico podía disfrutarse que era Ana y los siete. Y lo curioso es que tenga un 5% de share a estas alturas.


Friday, May 18, 2012

La crisis económica es el pánico nuclear de nuestra generación

Hace unos meses vi un reportaje sobre la vida de Stephen Hawking en el que hablaba de sus años mozos en Oxford y Cambridge y cómo había decidido casarse con su mujer al poco tiempo de conocerla: "Tenga en cuenta que vivíamos en los años 60. Realmente creíamos que el fin del mundo podía llegar en cualquier momento, y no queríamos perder el tiempo". Me estoy acordando mucho estos días de esa frase, de esa frase y del capítulo de Mad Men en el que la boda de la hija de Roger Sterling coincide con la crisis de los misiles de Cuba y falta muchísima gente a la boda porque todos han salido del trabajo el viernes pensando que tal vez ese sea el último fin de semana de su vida. 
Puede que la comparación esté un poco cogida por los pelos, sí, pero estos días que estamos viviendo con rescates de la unión europea, revoluciones en bancos, predicciones de Krugman que incluyen amenazas de corralito o incluso ¡horror! el regreso de la peseta con una terrible devaluación de consecuencias arruinantes  (todos los que leímos aquel artículo de El País en el que se hablaba de lo que ocurriría si saliésemos del euro no pudimos hablar de otra cosa durante los días siguientes) haga que todos, durante algún momento, pensemos que estamos cerca de pasar a vivir en algo parecido a Las uvas de la ira, y esto, para alguien crecido como yo en una época de cierto bienestar y optimismos en el futuro, en el que lo más cercano que recordábamos a una crisis era la del 93, con su pintoresca promoción del Pelotazo detrás, es bastante curioso, por llamarlo algo. Estoy deseando ver los fenómenos culturales que saldrán de este clima de crisis, deseando ver el equivalente a Godzilla del apocalipsis económico, ver si saldrá un Watchmen que, igual que el original recogía los azarosos temores del final de la Guerra Fría, le toma el pulso a estos días extraños en los que nos ronda por la cabeza que tal vez estemos más cerca de lo que pensamos de terminar viviendo en una película mezcla de neorrealismo italiano y Mad Max.
Ojalá dentro de unos años podamos reírnos de lo ingenuos que éramos pensando que íbamos a perder el euro, nuestros ahorros, nuestras pensiones y que terminaríamos practicando el trueque para poder comer. Yo desde luego no tengo pajolera idea de lo que va a pasar, si es es que va a pasar algo. Hay una maldición de los libros del Mundodisco que dice algo así como "Ojalá te toque vivir en tiempos interesantes".



Saturday, April 07, 2012

Algunas de las cosas que me han enseñado los Don Miki

En una maravillosa historia sobre viajes en el tiempo en la que El Tío Gilito inventaba el cronoturismo, aprendí quién fue el inventor de la imprenta (y desde entonces uno de mis sueños es poder pronunciar alguna vez en la vida la frase "Torpe aprendiz, has estropeado otra xilografía").



Supe de la existencia del Machu Picchu y del templo de las tres ventanas por una aventura de conquista del tesoro perdido de los incas también protagonizada por la inefable familia pato:



Protagonizada por Miki (así, como los Don Miki), la historieta "Los botones imperiales" introdujo en mi vida la presencia con significado de Napoleón Bonaparte y también hizo que tuviera contacto con el coleccionismo, esa enfermedad contemporánea:


Las historietas de los Don Miki estaban llenas de sabiduría, inteligencia y cultura; así, en una adaptación de El fantasma de la Ópera en la que la diva era nada más y nada menos que Clarabella, en la escena final la diva deleitaba al público con unos versos reales de una ópera real. Reconozcan La Boheme:



Para terminar, porque esto podría alargarse hasta el infinito, la leyenda de la invención del ajedrez, que muchísima gente conoce ya, aunque yo la descubrí en una historia de langostas y matemáticas de Donald, los sobrinos y Don Gil Pato. Por si acaso, la historia completa: érase un rey de la India que se aburría siempre, caprichoso y despótico. Un día se le presentó en palacio un brahmán llamado Sissa, un sacerdote filósofo, con su nuevo y maravilloso invento: el ajedrez. Con él pretendía hacer reflexionar al soberano sobre los problemas de la nación y la importancia de la acción común para llegar a la justicia, bla bla bla. Al rey le gustó el juego y quiso premiar el ingenio de Sissa con lo que él quisiera. ¿Qué dijo Sissa?: "Hemos jugado sobre aquel tablero. Estaré satisfecho si me das un grano de trigo por la primera casilla, dos por la segunda, cuatro por la tercerta, etc... hasta la casilla 64". ¿Y cuál era la cantidad de granos de trigo al llegar a la última casilla del tablero?:

Tuesday, April 03, 2012

De morros

Todo el mundo les ama pero a mí me caen mal:
-Bill Murray
- El Comidista

Y ya está, esa es la noticia.

Wednesday, March 28, 2012

Reina por un día

Me temo que esta preciosa noticia de la semana pasada no ha tenido la repercusión que merecía. El Rey se reúne con los prohombres de Ejpaña (lo que en un pueblo serían el alcalde, el médico, el maestro y el farmacéutico) para pedirles, con su llaneza habitual, "que arrimen el hombro y ayuden a crear empleo". Es oportunísima esta preocupación del monarca por la terrible situación del país y me tranquiliza mucho saber que, especialmente, la situación de los jóvenes le quita el sueño. Lamento que su gesto no haya generado la ola de simpatía popular que han tenido otras salidas suyas como el "¿por qué no te callas?", que consiguió de un plumazo llevarse de calle a la opinión pública que a un tris estuvo de gritarle "Este Rey cómo mola se merece una ola". Todos esperamos que estas fuerzas vivas del mundo empresarial (qué bonito es verlos a todos: Botín, Zara, Telefónica, Planeta, ¡Mercadona! -todos amamos Mercadona y nos encanta que esté ahí su director general, con el pertinente uniforme gris-), ahora que se lo pide Él, hagan de verdad un esfuerzo por ayudar que la cosa está muy achuchada. No por responsabilidad ni por adultez ni por sentido común, no, sino porque el Rey ha hecho este esfuerzo de reunirles a todos, como cuando Atenea en Los caballeros del Zodíaco se reconcentraba en evitar que los casquetes polares se fundieran y todos los caballeros se partían el pecho a hostia limpia por ella. Claro que sí, claro que sí.

Saturday, March 24, 2012

Don Draper y la contracultura

Estamos todos con el chichi hecho agüita de limón porque mañana vuelve Mad Men y, después de todo el culebrón de la renovación de la quinta temporada, su regreso es uno de esos milagros cotidianos que te alegran la vida.
Por todas partes leemos cosas molonas tipo "lo que no sabías de Mad Men", "las claves de Mad Men", vemos gráficos muy útiles de quién se ha liado con quién, encontramos ridículas especulaciones sobre el significado de la imagen de Don delante de los maniquíes... y voy a contribuir a la ensalada informativa con algo que no he visto en ningún sitio (entiéndase por "sitio", siempre, el vasto mundo de los que vivimos en Internet). Al tema: estoy leyendo "La conquista de lo cool", de Thomas Frank, un ensayo sobre la "el negocio de la cultura y la contracultura y el nacimiento del consumismo moderno y bla bla bla" y estoy a cuadros, porque me parece la inspiración más directa que ha podido tener la serie. Fue publicado en el año 97, y habla precisamente del mundo de la publicidad y de cómo la modernidad y la cultura y el jipismo irrumpieron en su terreno de juego para que ambos mundos se retroalimentasen creando algo completamente nuevo y una visión de la sociedad distinta. Todo me recuerda tremendamente sobre todo a la primera temporada, con aquella amante beatnik de Don Draper que vivía en el Village y que terminaba yonki, la pobre, y a esa escena en la que Don se fuma un porro con todos sus amigos y está allí trajeado en medio de ellos como un elefante en una cacharrería pero termina encajando de maravilla. Su retrato del mundo de la publicidad en los últimos 50 y primeros sesenta es idéntico al devenir de la agencia Sterling Cooper y Pryce de la serie, conflictos intergeneracionales y escisiones empresariales incluidas. Hasta hay un párrafo del libro en el que se dice, citando a un tal Michael Harrington, atención:
"El amor libre, las largas noches deambulando de bar en bar y el arte por el arte eran fruto de un estricto mandamiento: "No serás burgués". Pero desde el momento en el que la burguesía entró en un período de decrepitud -y los empresarios empezaron a colgar cuadros abstractos en la sala de juntas- la bohemia se vio privada del ambiente sofocante sin el cual no podía respirar".
¡O sea, tal cualito cuando el señor Cooper cuelga un cuadro de Rothko en su despacho! No quiero decir, obviamente, que la serie sea un calco de un ensayo porque eso sería imposible; de hecho no tengo ni pajolera idea ni de si Matthew Weiner ha oído hablar siquiera de Thomas Frank y de su libro, pero a la hora de mencionar las infinitas referencias de Mad Men, echo en falta este libro, porque su espíritu, su propósito, la época y el objeto de estudio en el que se centra son la destilación de todo -o gran parte- de lo que se habla en la serie, o, si esta obra fuese ficción televisiva, sería la oficina de Madison Avenue con sus ejecutivos trajeados (el hombre organización) y sus nuevos creativos en pantalón vaquero.
Nota: pues sí que se ha hablado un montón de la relación entre Mad Men y La conquista de lo cool; era yo que estaba en la inopia y me sentía como si hubiese descubierto la sopa de ajo.

Friday, March 16, 2012

Noche de estreno

Queridos lectores, tengo que compartir esto. Sí, son, en forma de podcast (oh, podcasts, gracias por existir), los audios de los programas (no son todos ni mucho menos, pero en mis sueños húmedos logran colgar la lista completa) de "¡Qué grande es el cine!". Prácticamente todo el mundo odia a Garci por razones que no tienen que ver estrictamente con su trabajo de director, pero hay que reconocer que en un tiempo en el que no existía la imdb y éramos púberes e impresionables, ahí estaba su programa en la 2 haciéndonos construir filias y fobias en torno a sus colaboradores, a la crítica de cine, al cine en general y a Garci en particular. Todo lo bueno y lo malo del programa sigue estando ahí y se mantiene bastante fresco: el debate ágil y con esos finales abiertos que te daban la sensación de que las cámaras se apagaban pero ellos seguían allí hasta la madrugada*, la indescriptible voz de Juan Cruz, esa condescendencia hacia las mujeres propia de señores nacidos en los años cuarenta, cero modernidad (entendiendo por modernidad, ¡a aquellas alturas! la nouvelle vague), mucha erudición, una selección de películas que sería el equivalente en criterio cinematográfico a ser wasp... en resumen, algo muy carca (tanto como la propia palabra "carca"), pero muy entretenido y gozoso, gozo al que hay que añadir el comprobar, por ejemplo, que la noche del 7 de septiembre de 1998, ahí estaba yo, pegada a la pantalla, viendo la bastante coñazo "Música y lágrimas" en compañía de Garci y sus mariachis.
* siempre recordaré una noche en Madrid en la que fuimos a desayunar, a eso de las siete de la mañana, a una de aquellas cafeterías de la Gran Vía que ahora son cadenas de ropa, el Zahara o el Nebraska, y allí estaban Garci and company fumando, bebiendo y hablando de cine exactamente como hacían cada semana en su programa.

Thursday, March 01, 2012

Con mis encantos me ligo a unos cuantos

Creo que todo tiene su origen en el dichoso asunto del boicot publicitario a “La Noria” (tema harto interesante porque me recuerda a esas cosas que les pasan a los guionistas americanos que tienen que tener mucho cuidado con no ofender ninguna sensibilidad o los anunciantes huirán en masa, algo que hasta este momento no ocurría aquí y abre nuevas y emocionantes posibilidades). A partir de ahí hubo un amago de limpieza de imagen en Telecinco (limpieza de imagen, ¿ante quién? ¿ante Pato WC?) en el que se deshicieron de sus programas menos rentables y alternaron el orden –pero no el producto- de las secciones de la Noria. Para mi desgracia, todo esto coincidió con el proceso de preparación del Gran Hermano de este año, y estoy convencida –aunque quién sabe, igual no es así- de que afectó al casting final, en el que metieron a una serie de individuos para conseguir que le resultado fuese “más basado en el humor y el amor”. Ya sabemos –que estamos siguiendo el recorrido de entrevistas de la señora cubana tan simpática que ha sido guionista del programa durante diez años, y hemos pedido su libro en la lista de los Reyes- que el crear un casting maravilloso y frotarte las manos pensando que se van a interrelacionar de la forma en la que tú piensas no garantiza que finalmente lo hagan dentro de la casa, pero vamos, que parece obvio que han intentado huir de posibles agrias polémicas.

Y así estamos, que este año no hay ningún tipo de interés y es todo aburrido y plano y soseras como un café sin espuma. ¿Dónde se ha visto unos concursantes de GH que en vez de pelearse a gritos, hablan en un tono normal? ¿Dónde están las alucinantes salidas de tono, los insultos y las amenazas? ¿Dónde están los polvos desaforados llenos de gemidos? Para mí, que consumo 16 horas diarias de televisión y adoro/necesito estar enganchada a algún reality, está siendo una dura decepción, porque ya el año pasado fue bastante rollo, y este año tocaba bueno. Ahora me encuentro viendo imágenes de Jhota (y de su amigo Moha, siempre en mi memoria) mientras una lágrima de nostalgia rueda por mi mejilla. Por no hablar ya del pograma de hace dos años, Gran Hermano 11, que fue instantáneamente la mejor de todas las ediciones habidas y por haber. No sólo contaba con un plantel de personajes magníficos (la efímera Lis, la maravillosa Pilarita y su hija Saray, Arturo e Indhira, el malvado y discapacitado Toscano, la maripituca Carolina, la bellísima y minúscula Tatiana, el desquiciante Gerardo Prager…) sino que estos se relacionaron de tal forma que mantuvieron el interés hasta el final (y eso que duró algo así como dos años, la edición).

La primera semana empezó alto con Lis convertida en villana por destapar la relación –que muy malamente mantenían oculta- las pareja de lesbianas; enseguida empezó el culebrón Arturo e Indhira, que galvanizó al país, nos dejó una escena –la del vaso de agua- para la historia, con sus polvos retransmitidos que sonrojaban al más pintado, con un descensos a los infiernos de la locura que todos pudimos ver y disfrutar y fue capaz de generar un verdadero debate social (recuerdo ir al súper y encontrarme a las cajeras comentando “pues yo creo que Carolina sí que es una calienta…” y tener que morderme la lengua para decir que ser una calientapollas es una virtud). Cuando parecía que la cosa no podía ir a mejor, Tatiana se salió por la tangente follándose a Arturo en una noche de fin de año –algo que le costó el puesto de ganadora, Ejpaña no perdona- y apareciendo posteriormente en el confesionario con la cara que mejor ilustra la –feísima, por cierto- expresión de “estar bien follada”: el cutis brillante, los ojos hinchados, el pelo revuelto, los labios exfoliadísimos y una sonrisa bovina que se tornó en maliciosa cuando, antes de dejar la sala, dijo picaruela: “por cierto, ¡un besito Indhira!”. Ah, cómo no amar la televisión. Por tener, aquella edición tuvo interés hasta en la recta final, cuando sólo quedan cuatro en la casa y normalmente la cosa está muertísima; ellos consiguieron, con la sospechosísima relación entre Gerardo y Saray, que las escenas de Ángel desquiciado en el confesionario mientras la familia hacía karaoke sin micrófono en el dormitorio fuesen algo apasionante de ver. Ay, qué nostalgia. Además nos dejó lo que son ya hitos de la cultura pop (al menos en mi casa): una canción para el recuerdo (“con mis encantos me ligo a unos cuantos”), y un poema que me vuelve absolutamente loca. Es que es recordarlo y llorar por el estado de sequía realitística que estamos viviendo.

En fin, menos mal que está “Quién quiere casarse con mi hijo” (ese programa en el que dos de los concursantes, los que parecen sacados de Mujeres y hombres y viceversa –otro hit absoluto en el salón de mi casa-, no tendrían reparos uno en follarse a su madre y la madre del otro en follarse a su hijo), una cosa en la que hay mucho montaje, mucho personaje de agencia y mucho guión, pero bienvenido sea porque todos sabemos que hablar de realidad en un reality es una entelequia.

Sunday, February 19, 2012

La mandíbula

Michael Fassbender y Ryan Gosling son los actores/maromos/objetos de deseo del momento pero a mí no me convencen. Michael Fassbender me tiene cara de violador y encuentro a Ryan Gosling, directamente, un guapofeo. Sin embargo, adoro hasta el paroxismo que salga con Eva Mendes. Es la endogamia famosil lo único que puede salvar el star-system. Por separado, Ryan y Eva son un talentoso desconocido feuchillo y una choni de Calvin Klein, pero juntos son la belleza, el encanto y los representantes de la auténtica raza superior capaz de hacer sombra a (sí, hay que decirlo) Brangelina, ese ente indescriptible cuya descendencia acabará destruyendo el mundo tal y como lo conocemos.
Hoy es la noche de los Goya, y la verdad es que apetece mirar hacia otro lado.

Thursday, February 16, 2012

La película en la que todos querríamos vivir

Ponen "Misterioso Asesinato en Manhattan" right here right now en la Sexta 3 (imagino que en el momento en el que usted, anónimo lector, llegue aquí ya no tendrá esa suerte) y me quedo abducida en su contemplación. ¿Por qué Misterioso asesinato en Manhattan es la película en la que todos querríamos vivir (con tal de no ser la víctima, claro)?
- Porque suena el teléfono a la una de la madrugada y Woody Allen no responde "¿quién será a estas horas?".
- Por esa maravilloso piso de ricos neoyorkinos en el que viven Diane y Woody, con un cabecero de cama que es un cartel gigante de Canal Street escrito en ideogramas chinos.
- Porque sale Anjelica Houston vestida de arriba a abajo con cuero negro en un serio precedente estético de Matrix.
- Porque la cámara en mano nunca ha sido más necesaria y menos mareante.
- Porque Woody Allen recuperó a su anterior musa, amante y siempre amiga Diane Keaton después de uno de esos escándalos capaces de volver del revés al más cuerdo y del que parece imposible que su imagen pública haya llegado a recuperarse. Como a mí Mia Farrow siempre me ha caído fatal y creo que eso de adoptar tantos niños tiene que ser un síndrome con un nombre bien largo en latín, celebro que esta película sea el comienzo de una larga -y perenne- etapa de "películas de Woody Allen en las que no sale Mia Farrow".
- Porque el asesino es el contable judío de Tony Soprano.
- Porque la trama es bastante enrevesada y a la vez se disfruta, es ligera y refresca como un té helado en una tarde de verano.
- Porque Diane Keaton es siempre maravillosa, aunque vaya vestida como un fistro.
- Porque hay un homenaje a Orson Welles.
- Porque los personajes han resuelto en el pasado "el misterio de los ruidos del ático", en el que el culpable resultaba ser un búho.
- Porque habla de lo de siempre, pero con asesinatos.
- Porque van de Central Park a la Alphabet City, sale un patio maravilloso, unos restaurantes chupis y todo es dinámico, rápido, nada impostado, de verdad de la buena.
- Porque hay guiños al vestuario de Annie Hall.
- Porque tiene un final feliz realmente optimista y hermoso.

Tuesday, February 07, 2012

American family y modern primetime

Me pongo a ver “America in Primetime” -esa serie de cuatro documentales en los que tratan los cambios de la sociedad americana reflejados en las series de televisión de los últimos cincuenta años- y en el segundo capítulo, dedicado a “El hombre de la casa”, me empieza a gotear el colmillo.

La cosa va así: están hablando de Modern Family y de lo presuntamente revolucionario que es que salga una pareja de gays que son padres de una niña, y se ponen a decir (lo dice el propio actor que interpreta a Cam), que podría decirse que uno es el padre porque sale a trabajar fuera y el otro es la madre porque se queda en casa cuidando de la niña. Para empezar es asqueroso que se identifique con un rol masculino el salir fuera de casa a ganarse el jornal y con un rol femenino quedarse en casa criando a los niños, o sea, asociar con lo masculino el mantener económicamente a una familia y ser duro con los hijos y asociar con lo femenino el dar cariño a los hijos y consentirlos sin ton ni son. Y el hecho es que así es como funciona realmente en la serie, pero ¿no es esto algo que debería producirnos rechazo por lo perverso y lo doblemente tramposo que es?

Mi teoría es que en realidad Modern Family es una serie muy conservadora: puede que a una familia de la Kentucky profunda encuentre muy revolucionario el que salga una pareja homosexual con una hija adoptada sin cuernos en la cabeza, pero no deja de ser casualidad que ninguna de tres mujeres de la serie (Claire, Gloria y Cam –ya que el mismo actor para mi pasmo ha definido así el papel de su personaje) trabajen fuera de casa y hayan renunciado a sus carreras profesionales para dedicarse a la crianza. No es este el momento de debatir sobre el tema de conciliar vida laboral con criar de los hijos, pero se supone que son tres ejemplos de familia y resulta que todas hacen lo mismo. Las tres. El concepto de familia que hay en Modern Family, aunque no sea el clásico (hay maricas y divorciados casados con latinas), en realidad es tan idílico y falso como el de una comedia de situación de los años 50, porque al final lo importante es lo unidos que estamos y lo felices que podemos ser todos aún dentro de esta disfuncionalidad, signifique ya lo que signifique esa palabra. Para entendernos, "Padres Forzosos" tampoco trabajaba con el concepto de familia tradicional, pero en realidad sí lo hacía. Si hasta en "Modern Family" los episodios terminan con una moraleja. Y aunque a mí la serie me guste –sin tirar cohetes- y sé que su propósito no es otro que divertir, que no pretende subvertir (qué bien traída esta rima) ninguna normal social, el hecho de que muchos críticos la hayan señalado así y el propio nombre de la serie (Modern family) tiene que hacernos pensar que en realidad hay ahí mucho conservadurismo y que Roseanne, pese a sí ser una serie con esa familia canónica de padre+madre+hijos, era mucho más crítica y tenía más enjundia.

A mí Downton Abbey me encanta aunque creo que es una serie profundamente reaccionaria: pero no reaccionaria porque así lo fuera –que lo era- el momento histórico que retrata, sino porque ratifica un sistema social injusto, defiende el equilibrio de una situación profundamente desequilibrada y castiga a aquellos que intentan rebelarse y salir de “su lugar”, como el criado Thomas cuyos intentos de medrar socialmente fracasan porque él es malísimo y comete uno de los mayores pecados posibles, que es no estar contento con su posición en el mundo; o la doncella que se acuesta con un hombre de una clase social superior sin estar casada, que recibe su castigo en forma de despido y embarazo. Sólo el personaje de la doncella pelirroja de la primera temporada logra su propósito de cambiar de situación (para convertirse en secretaria), y es gracias a la aprobación y el apoyo de una de sus señoras, la hija menor del Conde de Grantham. Y creo que no es tan distinto este caso del de "Modern Family" en cuanto a desafío de las normas sociales. "Up all night" es una comedia sobre una pareja de padres primerizos en la que es ella la que va a trabajar fuera y él el que se queda en casa cuidando de la niña. ¿Lo convierte esto en una buena serie de televisión? No, pero sí la hace más interesante desde este punto de vista. Este: .

Lo que viene a decir "America in Primetime" es que las series de televisión –los productos culturales, in yeneral- se hacen eco de la sociedad de su momento aunque no lo pretendan, aunque no tengan en mente ser reflejo de nada, ni para criticar ni para ratificar, pero de hecho, lo hacen. Y así, no debería pasársenos inadvertido que se vea como algo muy revolucionario y moderno algo que en realidad tiene una visión del mundo bastante perversa en la que una pareja gay (ay, ese debate sobre si el moviendo gay debería poner el mundo del revés o si todo consiste en conquistar el derecho a aburguesarse) asume los roles más chungos del patriarcado.

Sunday, February 05, 2012

Un animal enorme, herido e iracundo

Desde que supe de la existencia y avatares de Sergéi Diágilev (gracias a la exposición sobre ballets rusos del Caixaforum que viene directamente del-suspiro- Victoria y Alberto de Londres) no dejo de encontrar referencias a él, a su atormentada historia con Nijinsky, a la Consagración de la Primavera y a Stravinsky por todas partes. Y uno se pregunta cómo es posible compartir -ejem, ustedes comprenden aquí el significado de "compartir"- existencia con una presencia que está tan en todas partes (no al nivel del "Ai si eu te pego", pero poco menos) sin reparar jamás en su presencia, como me pasó con Nikola Tesla al que yo, confieso, desconocía complemente hasta que en un viaje a Croacia supimos de él y de su magiaciencia y desde entonces aparece con muchísima frecuencia en mi vida, asomando la cabeza ya sea encarnado en David Bowie o en un reportaje del canal 24 horas sobre Edison y sus maldades.

Además hay algo muy emocionante en encontrarte en vivo y en directo con los mismos trajes que llevaron los bailarines de La consagración de la Primavera la noche de su estreno, trajes que tú has visto ilustrados en Lost Girls, una de esas maravillas de una de la personas vivas que más admiras –Alan Moore-, en la escena final del primer tomo, en la que las protagonistas asisten alucinadas a la accidentada representación en la que el público se vuelve loco, se indigna, se monta un pifostio, el teatro de cae a cachos, ellas se ponen a follar y terminan desalojando el lugar mientras al fondo Nijinsky insulta al público gritándoles que son unos paletos. Y las protagonistas de Lost Girls sellan su amistad a la salida y es todo como un anticipo de la destrucción que se le avecina a Europa. Así que ves esos vestidos expuestos delante de tu cara que son así como de campesino ruso huyendo de la vacuna, y luego vas a comprobar los dibujos que hizo Melinda Gebbie de los mismos, que están tal cualitos plasmados, y piensas en si ella o el propio Alan Moore habrán visitado algún archivo del Museo Victoria y Alberto para documentarse, o si es posible que incluso hayan estado delante de esos mismo vestidos que tú tienes ante tus narices, y te sientes más cerca del genio y notas lo pequeñísimo que es el mundo. ¿Conclusión? Que hay que ir mucho a exposiciones, que da mucho gustirrinín.