Estas navidades
Pero es en los concursos donde ya se desata la locura: hay uno, “Parental Control”, que hay que verlo para creérselo. Un matrimonio maduro ve con horror cómo su hijito o hijita se lía con un individuo, generalmente de inferior clase social, al que ellos detestan porque:
a) dice tacos
b) no se depila las axilas
c) no trabaja ni tiene intención de hacerlo
d) es un gilipollas integral.
Así que la mejor solución es realizar un casting de posibles parejas para sus hijos.
Ven a unos cuantos (lo mejor de cada casa, la persona que se dio cuenta de que los castings eran mejores que cualquier programa debería recibir un Nobel), el padre elige a uno (o una) y la madre a otro. El vástago en conflicto deberá tener dos citas con ambos novios alternativos, -que sus padres visionarán en compañía del rabioso novio verdadero- y al final deberá elegir entre quedarse con su pareja oficial o cambiar por una de las elecciones paternas. Bien. Independientemente de que los padres suelan tener razón y los novios de sus hijos sean, efectivamente, unos gilipollas integrales, ¿en qué cabeza cabe que un adolescente deje al novio que él ha elegido y sus padres detestan para quedarse con uno que goza del visto bueno paterno? Pues a veces ocurre, increíblemente. (Obviemos el hecho de que probablemente todos sean actores y tal, ¿a quién le importa ese detallito?)
“Next” es otro programa que también me gusta mucho. Un chico o chica tiene a su disposición una furgoneta llena de candidatos deseosos de salir con él (o ella). Va teniendo una cita con cada uno que, en vez de desarrollarse dentro de la furgoneta (como sin duda los participantes preferirían), tiene lugar en panaderías, cabinas de bronceado, sitios así de guays para tener una cita. Con cada minuto que el candidato pasa con el elector, gana un dólar. Esto, hasta llegar a 45 minutos y 45 dólares, momento en el que el elector le dice que puede quedarse con el dinero y punto o aceptar tener otra cita con él y perderlo. Eso, si antes no se aburre y dice “next”, con lo que la siguiente cita sale de la furgoneta. El otro día vi uno en el que un tío absolutamente retrasado iba rechazando a unas chicas muy monas hasta que aparecía una moza absolutamente despampanante ataviada con una escueta camiseta con la que lucía escotazo. El chico fue verla, gritar “guauuu”, tener una erección y decirle: “muy bien, acabas de llegar: puedes elegir entre quedarte con un dólar o perderlo y aceptar tener una segunda cita conmigo.” La chica se lo pensó una fracción de segundo y aceptó, marchándose los dos suponemos que a fornicar en la furgoneta, ya libre del resto de candidatas.
Pero la palma, mi absoluta favorita, un programa que me obsesiona hasta límites indecibles, es “Super Sweet
Y aquí sí que no hay vuelta de hoja, es del todo real.
5 comments:
¿Y qué hago yo sin ver la MTV? Por cierto, ¿has visto Simple Life, con Paris Hilton y Nicole Ritchie viviendo como granjeras en la America profunda? Los realities americanos sí que son la bomba.
¿Y qué pasó con Me gustas tú, aquel programa de sobremesa narrado por Teté Delgado en el que el pez Bob era testigo de los amores y desamores de la juventud española?
Aquellas navidades me regalaron una pecera con un pez igualito a Bob.
Por suerte no me regalaron a Teté Delgado.
Cuanta felicidad reporta la MTV. "Parental control" es lo más...¿todavía ponen "MotorMouth" y "Score"?
"Sweet 16" se merece todos los Emmys del mundo. Incluso hasta un TP. Lo que todavía no he podido hacer es ver el programa en compañía de amistades frívolas. A ver si lo organizo...
Sin olvidar aquel Dismissed. Jo si lo que menos veia era la música!
¡¡¡"Dissmised"!!!, nunca hubo nada mejor.
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